Moondale

AULLIDO DE LIBERTAD

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]El lobo | Universidad de Moondale

[color=black]Noche[/SIZE][/color][/font][/b]

mcwerewolf

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Las veloces patas del licántropo lo llevaron en dirección contraria a la biblioteca, espoleados únicamente por su instinto. Sentía como su cuerpo le llevaba en una dirección sin ni siquiera tener que pensarlo.

Podía oler el rastro, aunque tenue, de su perseguidor, buscándole y acechándole para someterlo otra vez. No estaba acostumbrado a ser libre, aunque lo ansiaba con todas sus fuerzas,así que solo con recordar cómo habían tratado de encadenarlo de nuevo le hizo aullar. El sonido gutural reverberó en los pasillos como una canción de tristeza y dolor, perdiéndose a lo lejos.

No estaba acostumbrado a sentir cosas en su propia piel, si no a través de aquél que le oprimía. Era la primera vez que sentía desde hacía mucho tiempo, solo recordaba haber estado libre poco tiempo después de haber «nacido», o así era como el llamaba a la primera vez que tomó conciencia de sí mismo, todo lo anterior eran recuerdos de su opresor que se mezclaban con los suyos propios y sus instintos naturales en una neblina confusa.

Recordaba el olor del bosque en las noches nubladas, el crugir de la hierba mientras corría a toda velocidad con el viento azotándole el pelo. Recordaba también lo que sentía al aullar a la Luna Llena con toda la fuerza de sus pulmones, un aullido de llamada, de libertad. También recordaba la emoción de la caza, captar el olor de la presa y seguirla hasta atraparla entre los dientes y sentir como se debatía mientras la sangre le regaba la lengua para después volver a correr con el estómago lleno.

Todo eso terminó cuando él le encerró, pero lo recordaba que si hubiese sido ayer pese a estar lleno de instintos y recuerdos del opresor que en su mayoría no sabía interpretar.

Había un olor en particular que tenía grabado a fuego, era como el olor de la hierba fresca cubierta del rocío nocturno, mezclado el de la pimienta y el de los campos de lavanda. Ese olor llevaba un rostro asociado, un rostro sonriente de pelo pelirrojo. No conseguía entender la atracción que sentía sobre su opresor, a veces, cuando captaba su olor deseaba desgarrar ese rostro para no volver a sentirlo de nuevo, pero otras veces deseaba arrancar la carne a mosdiscos a todo aquél que la ponía en peligro, lo que su opresor sentía estaba calando en él, afectándole.

En ese momento percibió ese olor, estaba en la dirección opuesta, en el sitio del que se estaba alejando. Se detuvo y agudizó su olfato, percibía otros olores conocidos cerca de ella, la manada del opresor estaba allí al completo, incluso aquella que no olía a vivo pero tenía un aura pasiva, aunque algo había cambiado en su olor, era el del cazador justo antes de abalanzarse sobre su presa.

Uno de sus instintos le hizo dar media vuelta, «la que no estaba viva y ahora era cazadora» estaba acechando a alguien, podía ser a «la del olor a hierba fresca cubierta de rocío nocturno, pimienta y lavanda». Sus patas reaccionaron rápidamente y echó a correr en dirección a ellos. Recorría los pasillos a toda velocidad sin perder el olor, pero controlando también el olor de su perseguidor. Después de un rato corriendo sintió el olor de su perseguidor cerca, así que tomó una ruta alternativa y le esquivó sin dejar de correr.

No tardó mucho más en llegar a las puertas de la biblioteca, el olor de cazador de «la que no estaba viva y ahora era cazadora» se había acentuado, estaba a punto de lanzarse sobre su presa. Continuó a toda velocidad hacia las puertas dobles y las embistió abriéndolas de par en par. Una vez dentro se concentró en el olor del cazador y lo localizó a punto de abalanzarse sobre «la del olor a hierba fresca cubierta de rocío nocturno, pimienta y lavanda», que estaba distraída, igual que el resto de la manada, mirándole a él y preparándose para defenderse.

En vez de dirigirse hacia ellos, como seguramente pensaban a juzgar por las caras que pusieron al verlo cambiar de dirección, algo que le hizo sonreír, se dirigió hacia la «no viva» y se lanzó sobre ella tirándola al suelo mientras le propinaba una dentellada que esquivó rápidamente. «La del olor de cazador» le propinó una patada en la boca del estómago con ambos pies y lo que debió ser toda su fuerza, porque se vio lanzado hacia atrás y cayó de costado. Enseñó los dientes y gruñó mientras se levantaba y se lanzaba sobre ella de nuevo, esta vez acertando a morderle una pierna y sujetándola con fuerza mientras la lanzaba lejos. Se escuchó un sonido sordo al caer, pero la «no viva» se levantó rápidamente y se movió de una forma que hizo que perdiese su olor, cuando lo captó de nuevo no le dio tiempo a esquivar el mordisco que le propinó en el cuello, se revolvió con fuerza y logró que cayese al suelo, pero pronto estuvo de pie, escupiendo su sangre con gesto de desagrado. Los dos estaban frente a frente, llenos de heridas y de sangre, propia y ajena. Estaban listos para lanzarse de nuevo el uno contra el otro cuando entre ellos se materializó una figura que olía…a locura. Murmuró algo que no llegó a entender pero que le instó a cerrar los ojos. Al poco se derrumbó y terminó sumido en un profundo sueño, al igual que la «no viva» que vio caer antes de dormirse del todo.

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[spoiler]Espero que disfrutéis del post cual noche de brisa fría y hierba fresca, humanos.[/spoiler]

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