Moondale

BAJO LA PIEL

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Christopher McLeod | Pasillos de la Universidad

[color=black]Noche[/color] [/font][/b]

mcwerewolf

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Seguí corriendo sin mirar atrás, no podía, no había tiempo, tenía que alejarme lo máximo posible de ellos antes de que llegase el momento, y sentía en mi interior que ese momento estaba a punto de llegar.

Pasé de largo por la cafetería y apuré el paso, no sentía el movimiento de las piernas, corría de forma automática sin poder detenerme a pensar. Si cerraba los ojos solo sabía que estaba corriendo por las gotas de sudor que caían de vez en cuando de mi frente.

Quizá era el dolor de la transformación inminente o quizá que tenía la mente en otro lugar, en un lugar idílico donde había podido decirle a Diana lo que me había pasado, lo que era, y por qué no se lo había dicho hasta ese momento.

Tuve miedo de perderla y por culpa de ese miedo solo habré conseguido alejarla más de mí. Y lo peor de todo es que no estaría enfadada conmigo, sino decepcionada. Y peor aún era pensar que me quería y me perdonaría, pero yo siempre recordaría como le fallé.

No podía dejar de darle vueltas en la cabeza, tenía que haberselo contado antes, tenía que haber hecho algo, pero algo se encargó de que me detuviese, el dolor empezó esta vez más fuerte, llevaba tanto tiempo conteniéndolo que el dolor era inimaginable, o quizá era así de doloroso de por sí. Tuve que detenerme para apoyarme en la pared y respirar pausadamente para paliar un poco el dolor, pero era imposible.

Incluso con el dolor recorriendo cada nervio de mi cuerpo volví a pensar en lo que estaría pensando Diana, y de pronto me di cuenta de que al menos sí podía hacer algo.

Saqué el papel que llevaba en el bolsillo, donde había apuntado las asignaciones de libros para ordenar, y le di la vuelta. Luego saqué un bolígrafo que solía llevar en el bolsillo trasero cuando venía a trabajar y comencé a escribir mientras sentía como mis huesos se quebraban y se reajustaban.
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[QUOTE]Diana, siento no haber podido contarte esto de otra forma, esta misma noche había decidido hablar contigo de todo ello y si no te lo había dicho antes es porque tenía miedo de perderte, pero al final eso es lo único que he conseguido.

Quiero que sepas que pase lo que pasE, siempre Te querré mÁs que a naDa en el mundo

Siento T0do esto, te quIero y espeRo que alguNa vez me perDones…[/QUOTE]
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El último tramo había sido muy difícil de escribir por culpa de las uñas que ya habían salido, pero al menos resultaba legible. Doblé el papel con cuidado, escribí encima «Para Diana» con letra casi ilegible y lo dejé en el suelo esperando que quien viniese a detenerme lo viese y se lo entregase a ella.

Cuando dejé la carta me alejé unos metros para asegurarme de que no la destrozaba al convertirme, pero tampoco demasiado para que el licántropo no llegase a la residencia antes de que lo detuviesen.

Aguanté unos segundos más consciente, sintiendo como la cara se me deformaba cada vez más, el tejido de la piel se abría y se cerraba dejando paso al pelo y los huesos de las piernas terminaban de colocarse. Una de las desventajas de ser Vigilante y de entusiasmarse por lo sobrenatural es que ahora sabía perfectamente lo que me estaba pasando, y eso lo hacía aún peor. Al final vino la inconsciencia, que para algunos sería un regalo tras el dolor de la transformación pero para mí era aún más doloroso. Solo esperaba no hacer daño a nadie.
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El licántropo se irguió y lanzó un gruñido que reverberó por los pasillos. Acto seguido olisqueó el aire y avanzó hacia delante, pero tras avanzar un poco se detuvo y se dirigió hacia el lado contrario.

Allí, frente a la carta que había escrito, había un hombre con traje al que el licántropo recordaba. El lobo se acercó más y gruñó enseñando los dientes de forma amenazadora pero el hombre, si es que era un hombre, no se inmutó, simplemente se agachó para coger la carta. Leyó el nombre escrito en ella y sonrió mientras la mano con la que la sostenía estallaba en llamas consumiendo el papel hasta convertirlo en cenizas.

En ese momento, el licántropo embistió hacia él, pero cuando ya estaba cerca una ráfaga de viento lo empujó hacia atrás con fuerza mientras el Doctor seguía en pie sin inmutarse. Cuando el licántropo se incorporó, el hombre ya había desaparecido, solo quedaban las cenizas en el suelo.[/SIZE]

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