Moondale

EL DEMONIO DEL PELO ROJO

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=5]Cara Arkkan | El vacio

[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/font][/b][/align]

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Ojalá supiera expresarme como los demás y explicar con palabras complicadas lo que era estar en el vacío, lo que sentí estando allí caminando como si flotara o quizás flotando como si caminara, quién sabe. En el vacío no hay reglas y si las hay, yo no las entiendo. Es un lugar extraño e infinito en el que no hay ruido, ni miedo, ni dolor. No hay nada, ni siquiera estás tú, porque no existe. O a lo mejor la que no existe soy yo, quizás era era verdad lo que decía el viejo de que me escapé entre las piernas de mi madre con un río de sangre cuando ella estaba embarazada de trece semanas. Una anomalía genética que su cuerpo expulsó [i]porque estaba tan dañado que no podría sobrevivir[/i] y encima con el trece de las narices, el número de la mala suerte. Pues a mí me gusta, porque si es verdad que no soy más que una anomalía genética reconvertida en charco de sangre, soy el primer charco de sangre que camina, habla y come mucho.

Me dediqué a pensar en eso, porque el de la risa de loco se fue pronto y había tanto silencio que podía escuchar los latidos de mi corazón. Podía gritar tanto como quisiera o eructar porque el sonido se perdía y por más que buscase, no había salida. En el vacío no hay un candelabro que te abre la puerta del pasadizo secreto, ni una trampilla pequeña por la que escabullirse, pero hay tanto silencio que la vi venir desde lejos. A lo mejor decir que la vi no es correcto, pero pude sentirla. Sabía que venía, porque cuanto más cerca estaba, más me temblaba todo el cuerpo. Era todo lo contrario a la tranquilidad del vacío, era el mal en estado puro y por más que intento recordarla, no lo consigo. Es el olvido, la muerte, la Nada. El Demonio del Pelo Rojo.

Intenté escapar de ella y con las pocas fuerzas que tenía, eché a correr en la dirección contraria a la que creía que era en la que venía, pero era imposible huir de ella: el vacío era su casa. No sé qué hizo, pero noté cómo entraba en mi cabeza, como si sus dedos hurgasen en mi cerebro, escarbando en cada recuerdo. Me caí de rodillas contra el suelo y me hice un ovillo, retorciéndome de dolor. Le pedí que parase, pero no lo hizo, era la dueña y señora de todo aquello y si quería hurgar en mi cabeza, iba a hacerlo.

Grité para que me dejase en paz, pero no servía de nada, porque ni ella dejaba de torturarme, ni nadie podía oírme. Me tapé los oídos y seguí en posición fetal, porque los recuerdos reprimidos empezaron a salir o como diría Elizabeth, a “aflotar”.

Empezó con un charco de sangre. Y luego, todo oscuro. Vi al viejo entrando en la cabaña en la que me tenía encerrada con una tarta de cumpleaños medio desecha. Me vi pequeña, aunque parecía que había pasado mucho y poco tiempo a la vez, como si hubiera crecido a toda velocidad, como si cada cumpleaños hubiera valido por cinco. Me vi sola jugando, preguntándome por qué nunca veía a otros niños o por qué no podía ir al colegio, pero el viejo no quería responderme. Vi también a una chica que se parecía a mí desnuda en la nieve y al viejo con el cinturón en la mano amenazando con pegarme. No quería ver más, los recuerdos me quemaban como el fuego. A lo mejor ser un charco de sangre no estaba tan mal, si lo deseaba con fuerza a lo mejor desaparecía.

– [b] [i] [color=#4F5360]Cara…[/SIZE] [/i] [/b] – Me pareció escuchar una voz conocida, pero no quería pensar en eso, porque los pensamientos me dolían (¿tiene sentido?).

– [b] [i] [color=#7E6368]Cara no escucha, porque se ha tapado los oídos[/color] [/i] [/b].- Le respondí y el dolor se hizo un poco más soportable. Si hablaba, no pensaba, porque según Elizabeth tenía la lengua desconectada del cerebro y eso a veces, era bueno, menos cuando la cagaba.

– [b] [i] [color=#4F5360]Cara…soy yo…soy Daniel…[/color] [/i] [/b] – La voz resonó en el vacío. Al saber que podía ser Daniel, me alegré un poco, pero los pensamientos volvieron a hacerme daño. Vi todas las veces que había llorado por no tener familia y dolía mucho.

– [b] [i] [color=#7E6368]Daniel no existe, Cara está sola en el vacío y el viejo la vigila[/color] [/i] [/b].- Lo dije a toda prisa, pero la Nada no me dejaba. Su pelo rojo se enredó en mi cabeza y me hizo dar otro grito de dolor. Si hubiera estado pariendo al Demonio me habría dolido menos.

– [b] [i] [color=#4F5360]No…estoy aquí, contigo…no te abandonaré.[/color] [/i] [/b] – [i]“Qué fácil es decir eso cuando no se ha preocupado nunca por ti.”[/i]- Susurró algo en mi cabeza y volví a ver muchas cosas que no me apetece contar. Cosas feas y desagradables.

– [b] [i] [color=#7E6368]Nadie está nunca con Cara, sólo viene el viejo a veces. El otro día se enfadó porque intentó salir de casa…[/color] [/i] [/b]- Sollocé de dolor y de rabia.

– [b] [i] [color=#4F5360]No te hará daño nunca más…no le dejaremos…[/color] [/i] [/b] – La voz se alejaba y se acercaba dependiendo de lo desagradables que fueran los pensamientos.

– [b] [i] [color=#7E6368]Le dice a Cara que es mala porque mató a su madre antes de nacer y que por eso tiene que tenerla encerrada[/color] [/i] [/b].- Me hubiese gustado desmayarme para no seguir sintiendo, pero no me dejaba rendirme, sólo quería que sufriera.

– [b] [i] [color=#4F5360]Nadie piensa eso, ni siquiera él.[/color] [/i] [/b] – Parecía molesto teniendo que decir eso. – [b] [i] [color=#4F5360]Él te salvó cuando mamá iba a morir.[/color] [/i] [/b] – Se quedó callado nuevamente.

– [b] [i] [color=#7E6368]Pero no ha venido a buscar a Cara…ni nadie.[/color] [/i] [/b]- No sabía cuánto tiempo llevaba allí, a lo mejor todo era mentira. A lo mejor no existía nadie, [i]sólo yo y la del pelo rojo.[/i]

– [b] [i] [color=#4F5360]Lo hicimos, te encontramos…siento haber tardado tanto, hermanita.[/color] [/i] [/b]- Parecía sentirlo de verdad.

– [b] [i] [color=#7E6368]Cara no tiene hermanos, ni padre, ni madre, sólo al viejo[/color] [/i] [/b].- Me quedé callada, frotándome con rabia los ojos.- [b] [i] [color=#7E6368]Porque es mala, por eso le pegan, para que aprenda[/color] [/i] [/b].- Repetí como una autómata una frase que había aprendido.

Miré a Daniel a los ojos y le vi fruncir el ceño – [b] [i] [color=#4F5360]Tienes un hermano, y pase lo que pase siempre me tendrás.[/color] [/i] [/b] – Me explicó con paciencia. – [b] [i] [color=#4F5360]Y tienes más personas que se preocupan por ti: Sarah, Diana, Daakka, Christopher, Elizabeth, los McLeod, Ed, Dom…todos nos preocupamos por ti.[/color] [/i] [/b]

– [b] [i] [color=#7E6368]No están con Cara, sólo hay negro alrededor[/color] [/i] [/b].- Su cara volvió a perderse entre el pelo que se enredaba entre mis pensamientos.- [b] [i] [color=#7E6368]Negro y rojo[/color] [/i] [/b].

– [b] [i] [color=#4F5360]Estamos contigo, incluso aquí.[/color] [/i] [/b] – Cogió mi cara entre sus manos y me obligó a mirarle. Si le miraba, el Demonio parecía más lejano. – [b] [i] [color=#4F5360]¿Aquí estaba la mujer del pelo rojo? ¿Era él el de la sonrisa de loco?[/color] [/i] [/b]

Intenté decírselo, pero se me olvidaba. Los recuerdos se escapaban de mi cerebro como el agua se escurre por el sumidero una vez que quitas el tapón de la bañera.- [b] [i] [color=#7E6368]No dejan a Cara decirlo…[/color] [/i] [/b]- Dolía intentar recordar y encontrarse sólo con rojo y negro, pero los recuerdos también dolían.

Volví a notar sus manos en mi cara, que pasó por mi frente para secarme el sudor y ni siquiera hizo una mueca de asco.- [b] [i] [color=#4F5360]Resiste, puedes hacerlo, puedes con ella, y pase lo que pase, estoy contigo…todos lo estamos[/color] [/i] [/b].

Al escucharle decir eso, el pelo se fue desenredando de mi cerebro, haciendo que el miedo empezase a ser cada vez más pequeño y noté cómo mi cuerpo iba creciendo gracias a lo que me había dicho hasta convertirme en un gigante, un bebé gigante que sostenía un muñeco de Lego que parecía mi hermano. Me sentía poderosa, así que agarré la Nada que no era más que un trozo de tela negra con la mano libre y la arranqué sin dificultad. Cuando la tiré a lo lejos, dejé escapar una carcajada que hizo que se me cayera el chupete, pero no me importó, era un bebé que podía con todo, hasta con un mosquito que aplasté contra el suelo y que dejó un charco de sangre que destacaba mucho en una sala tan blanca, por lo que acerqué mi dedo regordete hasta la sangre y entonces, pude verlo todo. Lo malo es que esto no es como en las películas y no recuerdo nada, salvo lo que pasó a continuación.

Recogí mi chupete y cuando volví a mirar a mi alrededor, noté cómo la sala blanca se iba cerrando a mi alrededor hasta formar cápsula, una especie de burbuja que salió disparada rompiendo el blanco, que no era más que otra tela. Agarré a Daniel con fuerza, no fuera a perderse y salimos despedidos hacia más negro, pero éste era diferente, porque tenía estrellas. Mientras surcábamos el espacio, vi a un astronauta perdido e intenté decirle que no fuera hacia el sitio del que venía, pero sólo me salió un balbuceo, porque era un bebé.

Mi cápsula siguió surcando el cielo hasta que chocó contra el borde del espacio, en el que había una puerta. Noté que mi viaje había llegado a su fin cuando la burbuja se abrió, como si estuviese diciéndome que me bajara, así que no me quedó más remedio que hacerlo. La puerta se abrió sola y me acerqué hasta ella gateando, intentando no aplastar a Daniel.

Según me iba acercando a esa puerta, tanto Daniel como yo fuimos recobrando nuestro aspecto habitual.- [b] [i] [color=#4F5360]¿Esto no ha pasado antes?[/color] [/i] [/b].- Se refería a una Cara en forma de bebé gigante [i]aplastador de cosas[/i].

Le respondí encogiéndome de hombros. Algo me decía que íbamos por buen camino. A lo mejor ese “algo” era Daakka sonriéndome desde el otro extremo de una sala tan blanca como enorme.
Ah, y también estaba Vincent.

[spoiler]El post lleva esperando un tiempo, pero no era capaz de rematarlo. Espero que me perdonéis, no son mis mejores semanas. Ojalá os guste[/spoiler]

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