[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=5]Interludio | Un regalo
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/font][/b][/align]
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Hay muchos tipos de regalos: regalos envueltos en papeles de colores en cuyo interior hay algo material, eso que a los mortales os gusta tanto y que pronto se os olvida. Otros, pueden ser un abrazo cuando lo necesitas, una caricia, una sonrisa e incluso, una mirada, real o virtual, porque en ese mundo extraño en el que vivís, se puede ser amigo de alguien que no has visto nunca e incluso, quién lo diría, enamorarte de esa persona. Hay regalos con forma humana, que pueden ser la hermana que nunca quisiste o la novia que no sabías que anhelabas, pero hay regalos distintos, que llegan en forma de sueño, de lo que pudo haber sido y nunca fue o de lo que es en una realidad muy diferente, quién sabe, estáis tan ciegos que nunca os paráis a pensar en vuestros sueños, los que esconden los deseos más profundos de vuestro alma.
Ah, el alma, curioso regalo…[/SIZE]
[QUOTE=*** 25 de Diciembre**]
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La mañana amaneció nevada, como si de una postal se tratase. El blanco manto cubría los verdes prados de los alrededores de aquella pequeña casa, cuyas luces navideñas parecían un faro en mitad de aquel despoblado bosque.
El hijo mayor de la casa, un niño rubio y regordete, de enormes ojos azules, daba vueltas en su cama deseando levantarse. Las tripas le rugían por culpa del olor a caliente que su madre preparaba en la cocina, señal inequívoca de que Santa Claus había hecho su aparición dejándoles unos cuantos juguetes y por supuesto, el jersey de rigor hecho a mano por Charisma, la tía de los McLeod, una familia amiga de sus padres. Su hermana pequeña dormía en la cama de al lado, tenía tres años y todavía usaba chupete, porque se negaba a dejarlo y era tan cabezota que nadie se atrevía a llevarle la contraria.
Él ya sabía la verdad sobre Santa Claus, pero le gustaba fingir que no sabía nada para no fastidiar a su hermana. No era de esos hermanos crueles que se dedicaban a hacer llorar a sus hermanos pequeños con historias extrañas.
– [b] [color=#7411AD]¡Hay muchos regalos en el salón! ¡Creo que ha venido Santa Claus![/SIZE] [/b]- Exclamó su madre, ataviada con un pijama rojo como su cabello y un delantal navideño, atravesando la puerta con una sonrisa capaz de iluminar el bosque más oscuro.
Su hermana pequeña, al oír a su madre, dijo algo ininteligible por culpa del chupete, que seguro que era un taco y echó a correr escaleras abajo, golpeándose con todo lo que encontraba.- [b] [color=#7411AD]No puede ser más bruta…[/color] [/b]- Murmuró Lily con un suspiro.- [b] [color=#7411AD]¿Tú no bajas, ya eres demasiado mayor?[/color] [/b]- Le preguntó aguantándose una sonrisa.
El niño negó con la cabeza y se levantó de la cama para bajar junto a su madre al salón, en el que estaba el enorme árbol. Lo que no esperaban era encontrarse con que la pequeña ya hubiese abierto todos los regalos ante la mirada atónita de su padre, que sujetaba la guitarra que había ido a buscar para tocar un villancico.- [b] [color=#74651D]Cariño, eso…no se hace[/color] [/b].- Le riñó como pudo.
La niña, se quitó el chupete y compuso un puchero, dispuesta a llorar lo que hiciese falta para que no le riñeran.- [b] [i] [color=#4F5360]Ha sido culpa mía, papá, le dije que podía abrir todos los regalos[/color] [/i] [/b].- Soltó el hermano mayor sin saber por qué. No le había dicho nada parecido, pero no quería que la niña llorase.
Su hermana, al oírle, se colocó el chupete y sonrió mirando a su padre, que no tuvo más remedio que perdonar a su pequeña diablilla rubia. El niño fue hasta los regalos y encontró una caja de Lego que abrió y se puso a montar entusiasmado, eran, sin duda, los mejores juguetes del mundo. La niña, por su parte, cogió una muñeca bebé y empezó a jugar con ella a destruir todo lo que construía su hermano riéndose con una maníaca.
Mientras tanto, la madre fue a la cocina a por unas tazas de chocolate caliente, que dejó encima de la mesa pequeña para que se fueran sirviendo, pero no contó con la astucia del Samoyedo de la familia, que se bajó del sofá y empezó a lamer el chocolate cuando nadie le miraba.
El padre, sin poder contener una sonrisa de alegría, rasgó las cuerdas de la guitarra y empezó a tocar una melodía que quizás no era navideña, pero que para ellos, era mejor que cualquier villancico y la madre, le acompañó cantando con su melodiosa voz desafinada.
Eran, sin lugar a dudas, las mejores Navidades del mundo.[/color] [/QUOTE]
[SIZE=2]Lástima que sólo fuera un sueño. Un regalo en forma de sueño.
Cuando el aesir se despertó, con su novia al lado hecha un ovillo entre una montaña de mantas, tuvo la sensación de quién fuera que le hubiese hecho ese regalo, había acertado plenamente.
– [i]Para que luego os quejéis de los Grandes Poderes[/i].- Pensó la mujer de cabellos rizados que observaba desde un lugar muy diferente. [/SIZE]
[spoiler]Feliz cumpleaños :heart:[/spoiler]
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