[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Illya Novak | Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba del Caos
[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]
[SIZE=3]
Antes de lanzarme al vacío, mi mirada se había cruzado con la de Ed y también con la de Sarah. Nunca me había dado miedo el agua, si había algo que me gustaba de Velze, era el mar, pero con el tiempo, se habían convertido en lo más parecido que había tenido nunca a unos amigos, a pesar de que tuviese que controlarme para no morderles y a pesar también de los esfuerzos que tenía que hacer para no pensar en lo que eso significaba, ellos podían ahogarse.
Por eso, cuando entré en contacto con el líquido elemento, durante un breve lapso de tiempo, disfruté de esa sensación de libertad que creía olvidada. Era como si estuviera en casa, como si fuera un poco más Mara y un poco menos monstruo, como si la mano de mi padre me sujetase la primera vez que puse los pies en el agua del mar, como si mi madre me observase desde la orilla.
Dejó de ser reconfortante cuando la corriente empezó a arrastrarme, pero en lugar de luchar contra ella, decidí dejarme llevar, porque no tenía posibilidades de morir ahogada. A pesar de que mi instinto de superviviencia estaba tranquilo y de que no podía sentir nada por el resto, estaba un poco intranquila, especialmente por los que no tenían fuerza y resistencia sobrehumanas. A veces, me sorprendía el resquicio de humanidad que sobrevivía al parásito que llevaba dentro.
Por eso, después de llegar a rastras hasta la orilla, secarme un poco, encontrarme con Daniel y colocar las piedras, cuando la oscuridad de la cueva se disipó y estuve frente al imponente ser de más de dos metros, con cuernos largos y retorcidos, similares a los de un carnero y un lado demoníaco y otro, angelical, supe que no era la única que debía sentirse así.-[b][color=#190714]Soy Jaldabaoth, ‘El Caído’, ‘El Dios Negro’, ‘Libertador de los Cruzados’.[/SIZE] [/b] – habló con voz gutural mientras se dejaba caer hasta el suelo.
– [b][i][color=#4F5360]No va a ser fácil.[/color][/i][/b] – Concedió Daniel después de observar al ser y asentí con la cabeza.
Di un paso al frente, evaluando mis posibilidades en aquella cueva escasamente iluminada por unas antorchas, con un ser de más de dos metros y aspecto de reptil demoníaco. La conclusión no tardó en aparecer: tenía más posibilidades de salir viva de clavarme una estaca en el corazón que de darle una paliza a ese engendro- [b][i][color=#EE5159]Yo…soy Mara Novak[/color][/i][/b].- Me presenté con mi verdadero nombre o mejor dicho, con el diminutivo que utilizaban en mi familia.
– [b][i][color=#4F5360]¿Mara?[/color][/i][/b] – Daniel parecía extrañado. Era la primera vez que escuchaba ese nombre en mucho tiempo. Era como si llamasen a otra.
– [b][color=#190714]Veo que la casta de los vampiros no se ha extinguido en estos siglos[/color][/b] – Añadió el legendario demonio sin apartarme la vista de encima, con aquellos ojos que parecían desnudarte el alma para juzgarte.
– [b][i][color=#EE5159]Illya es el nombre de mi padre…y era el nombre de mi hermano mayor, que…murió antes de que yo naciera[/color][/i][/b].- Expliqué con la rapidez que te da la ausencia de emociones. Podía hablar de la muerte de mi hermano mayor, un tema tabú en casa, sin que un escalofrío me recorriese el cuerpo.- [b][i][color=#EE5159]Pero…mi nombre…es Mara[/color][/i][/b].- Me dirigía a ambos.
– [b][color=#190714]Eres…distinta a los de tu clase tal y como los recordaba.[/color][/b] – Admitió “El Caído”, ya con las alas plegadas. – [b][color=#190714]Responde, ¿por qué cruza su camino un demonio con uno de nuestros predadores?[/color][/b] – Señaló a Daniel y su ojo rojo brilló con fuerza.
Me quedé en silencio unos segundos, meditando mi respuesta y tuve una sensación similar a la de mi primer día en el aulario de “Humanidades Médicas: Historia de la Medicina y Antropología Clínica”, cuando mi profesor, un catedrático octogenario, escribió las palabras “Paleopatología” y “Paleomedicina” y me hizo definirlas porque estaba sentada en la última fila, con cara de pánico y completamente sudorosa porque llegaba tarde. Las risitas generalizadas no tardaron en aparecer, porque todavía tenía un deje ucraniano muy marcado y seguía llevando la ropa de segunda mano heredada de mis primas. La cuestión es que las definí relativamente bien teniendo en cuenta que tuve que utilizar mis escasos conocimientos de Griego Clásico (siempre he sido de Ciencias) y dividí la primera palabra en “paleo”, “pathos” y “logos” y la segunda ya salió sola, pero estuve a punto de vomitar de los nervios. – [b][i][color=#EE5159]Porque…el demonio determina lo que soy, no quién[/color][/i][/b].- Respondí, esta vez sin un aulario mirándome fijamente, solo con un engendro ancestral que me daba menos miedo.
– [b][color=#190714]Ya veo.[/color][/b] – Su ojo rojo pareció tranquilizarse.- [b][color=#190714]Un argumento interesante.[/color][/b] – Asintió levemente y miró a Daniel.- [b][color=#190714]¿Y tú, aesir?[/color][/b]
– [b][i][color=#4F5360]Illya es una gran amiga, parte de mi familia.[/color][/i][/b] – Noté una calidez en mi interior, en el lugar en el que mi corazón negro y muerto estaba. – [b][i][color=#4F5360]Y estamos aquí juntos para proteger el mundo.[/color][/i][/b]
Estaba convencida de que Jaldabaoth estaba medianamente de acuerdo con lo que Daniel estaba diciendo, pero extendió las alas y avanzó hasta él con rapidez, para sujetarlo por el cuello.- [b][color=#190714]¿A cuántos de los míos has matado, cazador?[/color][/b]- Daniel intentó zafarse en vano, utilizando también su poder, por lo que tuve que mantenerme a una distancia prudencial para no acabar siendo polvo de vampiro.
– [b][i][color=#EE5159]Suéltalo[/color][/i][/b].- Le pedí al demonio, al ver que Daniel luchaba en vano contra las implacables garras del ser.
– [b][color=#190714]¿Defiendes a un asesino de los tuyos?[/color][/b] – Sin soltar a Daniel, me miró y su ojo rojo parecía que iba a explotar, recibiendo la ira que debía estar sintiendo . – [b][color=#190714]Veo la sangre en su alma.[/color][/b]
Asentí con la cabeza, porque tenía razón. Daniel había sido un asesino, quizás siempre lo fuera, pero yo no era mucho mejor que él. ¿Qué hubiera pasado con Ed si me hubiese dejado llevar? ¿Qué podría pasar con él si un día no encontraba nada a lo que aferrarme y decidía volver a probar su sangre?- [b][i][color=#EE5159]¿Y…quién soy yo para juzgarle?[/color][/i][/b]
Su ojo azul parpadeó y “El Dios Negro” dejó caer a Daniel que golpeó el suelo con un ruido sordo. Seguramente tendría un moratón en el trasero, pero sobreviviría. – [b][color=#190714]Esta concesión no es más que momentánea, aesir. Si queréis pasar, yo soy el obstáculo a batir.[/color][/b]
Miré a Daniel, que se puso en pie, incapaz de rendirse, dispuesto a luchar.- [b][i][color=#EE5159]No creo…que los Grandes Poderes esperasen que le atacásemos[/color][/i][/b].
– [b][i][color=#4F5360]Yo no he conseguido hacerle nada, y era demasiado fuerte[/color][/i][/b].- Parecía contrariado.
– [b][color=#190714]¿Esperáis una señal divina que os indique como proceder? Algo que os libere del combate en el que os debéis embarcar?[/color][/b] – Nos miró con desprecio.
Negué con la cabeza e intenté esbozar una sonrisa, pero no me salió del todo.- [b][i][color=#EE5159]No…simplemente creo que a veces, las…apariencias engañan[/color][/i][/b].- Concluí.
Entrecerró los ojos y abrió las alas, en un acto deliberadamente majestuoso, no en vano era un Guardián. – [b][color=#190714]He librado guerras contra humanos y demonios por igual por la gloria de mis hermanos Cruzados.[/color][/b] – Explicó – [b][color=#190714]He sembrado el caos y derramado un sinfín de sangre. ¿Y dices que esto puede resolverse de otra forma?[/color][/b] – Acercó su cara a la mía, intentando ponerme nerviosa, pero no había corazón que acelerar.
Asentí con la cabeza nuevamente.- [b][i][color=#EE5159]Cada día…lucho conmigo misma para no atacar a mis amigos, para no odiarme…debido a la religión con la que crecí. Si no creyera eso…estaría muerta[/color][/i][/b].- Estar junto a mis amigos era una prueba de fuego. Todos tenían corazones que latían a velocidades distintas y a mis oídos eran como música que deseaba bailar.
– [b][color=#190714]¿Eres tú quien vive, o el Van Tal?[/color][/b] – Se refería al parásito que tenía dentro, a la enfermedad que corroía mi mente y que nublaba mi juicio. Lo más parecido a esto con lo que convivían los vivos era una enfermedad mental, pero tampoco es un símil muy acertado.
– [b][i][color=#EE5159]Yo[/color][/i][/b].- Me sinceré. No podía saber por qué, pero el Van Tal que habitaba mi cuerpo estaba debilitado.
– [b][color=#190714]¿Y crees que después de la sangre derramada, de las guerras, puedes lograr algo de mí distinto al caos?[/color][/b] – La luz volvió a atenuarse y “El Caído” desapareció, susurrando a mi alrededor, como si fuera una sombra en lugar de un demonio legendario.
– [b][i][color=#EE5159]Eso…es algo que solo…tú puedes decirme[/color][/i][/b].- Susurré. No me gustaban las sombras, ni tampoco la oscuridad.
Daniel, al ver mi cara, apuntó con su poder a la pared para que las sombras no nos engullesen. – [b][color=#190714]Iluso, yo soy la Sombra Alada.[/color][/b] – Escuché su voz cerca de Daniel y después, un quejido de éste, que seguidamente provocó que nos quedáramos completamente a oscuras.
Un olor ferroso llegó a mis fosas nasales: Daniel tenía una herida.- [b][i][color=#EE5159]Por favor…para[/color][/i][/b].
– [b][color=#190714]Sientes la oscuridad en tu interior, el caos, todo tu ser te lo pide.[/color][/b]- Mis entrañas clamaban porque me dejara llevar. Quería morder a Daniel. Necesitaba morderle. Había querido morderle desde la primera vez que lo vi, pero a diferencia de Ed y Sarah, a los que quería morder porque su bondad les hacía apetecibles, a Daniel quería morderle a modo de castigo, para que sintiese cómo le dominaba y poco a poco comprendiese que no podía hacer nada contra mí.
Me llevé la mano a la cara y palpé unas hendiduras ya conocidas: el ceño había hecho acto de presencia.- [b][i][color=#EE5159]Daniel…tapona la herida, rápido[/color][/i][/b].- Bramé.
Mi visión de depredador, en condiciones normales, me permitía ver mejor en la oscuridad, pero esto era distinto. Mis vista estaba mermada y mi olfato, agudizado, por lo que sabía que Daniel se estaba curando porque confiaba en él, pero no me hizo falta esperar mucho hasta que Jaldabaoth, con él cogido por el cuello, se plantó delante de mí. – [b][color=#190714]Dime si el caos no se abre paso a través de ti. Si podemos negar nuestra naturaleza.[/color][/b]- Extendí la mano y rocé la camiseta negra de Daniel. Podía dejarme llevar, podía morderle, beber su sangre y salir de ahí diciendo que había muerto a manos de otro.
Pero tenía que ser fuerte, tenía que luchar..- [b][i][color=#EE5159]Nadie…dijo que fuera…fácil[/color][/i][/b].- Haciendo un esfuerzo retiré la mano.- [b][i][color=#EE5159]Cada…día estoy rodeada de…vivos: ¿Crees que no sería fácil…atacar a Ed…mientras está colocando las botellas en el almacén?[/color][/i][/b]- Era el plan perfecto: él se daría la vuelta para colocar las botellas vacías, la puerta se cerraría de golpe, yo le sujetaría por la espalda con firmeza pero sin hacerle daño, liberaría su cuello, lamería y besaría su piel y, finalmente, clavaría mis dientes directamente en su yugular. Seguramente, no opondría resistencia, a lo mejor incluso me lo agradecía.
Negué con la cabeza apartando esos pensamientos de mi mente. Jamás haría eso.- [b][color=#190714]Conozco el canto de la sangre, tú la has probado.[/color][/b] – Aseguró sin soltar a Daniel, que había optado por no luchar, dejándome a mí el poder de decisión. – [b][color=#190714]¿Cómo podemos aspirar a algo más que caos y dolor?[/color][/b]
– [b][i][color=#EE5159]No puedo…convencerte de nada…pero…no voy a atacar a mi amigo…[/color][/i][/b]- Me eché hacia atrás con dificultad.
Soltó a Daniel, que volvió a caer al suelo como un muñeco. Alargué la mano para ayudarle, pero se levantó solo e intentó vengarse de él con su luz, pero no pudo hacer nada porque “El Dios Negro” lo arrastró hacia la oscuridad de la cueva.- [b][color=#190714]Acaba conmigo entonces, o yo acabaré con él.[/color][/b]
– [b][i][color=#4F5360]Illya…Mara no, tú no eres así. Prefiero morir.[/color][/i][/b] – Sabía por su corazón que estaba luchando para liberarse.
Pensé en lo que había querido hacer con él, en mi plan para atacar a Ed y hablé.- [b][i][color=#EE5159]Hay…una tercera opción[/color][/i][/b].- Di un par de pasos al frente.- [b][i][color=#EE5159]Mátame, acaba…con esta existencia miserable que no es ni vampírica ni humana, pero…déjale volver con los demás[/color][/i][/b].- Le pedí al vacío negro.
– [b][color=#190714]¿Estarías dispuesta a morir antes que acabar con su vida o con la mía?[/color][/b] – Se acercó hacia a mí, ya no tenía a Daniel sujeto.
– [b][i][color=#EE5159]Sí[/color][/i][/b].- Dije sin dudarlo. Si quería hacer eso con mis amigos, merecía morir.
– [b][color=#190714]Así sea.[/color][/b] – La cueva se iluminó nuevamente y vi a Jaldabaoth abrir las alas, una blanca y otra negra, como si un ángel y un demonio convivieran en su cuerpo, como si fuera una representación de mi ser.
– [b][i][color=#4F5360]¡Mara, no! ¡NO![/color][/i][/b] – Gritó desesperado, con un brazo herido y varios cortes en el cuello.
Jaldabaoth acercó su enorme cuerpo al mío y cerró sus alas en torno a mí. La cueva quedó nuevamente a oscuras. Si esta era la forma en la que iba a morir, no podía quejarme, era como si me estuviesen abrazando, pero en lugar de estrangularme o iluminarme hasta que despareciera, posó sus labios en los míos. Cerré los ojos, quizás era como el beso de Judas y tras él, llegaría mi muerte, así que me dejé ir y esperé. Pero no pasó nada. Abrí los ojos nuevamente y vi mi colgante brillar con fuerza. Tras eso, “El Caído” extendió las alas y se separó de mí.
La luz volvió a la cueva, las antorchas estaban iluminadas. – [b][color=#190714]Has luchado contra el más profundo caos defendiendo los valores, el orden.[/color][/b] – Su ojo azul brillaba. – [b][color=#190714]Has pasado la prueba.[/color][/b]- Anunció y una de sus plumas blanquecinas cayó encima de Daniel y le curó las heridas.
– [b][i][color=#EE5159]Gracias…[/color][/i][/b]- No sabía qué decir.
– [b][color=#190714]Después de tanta guerra, de tanto caos y oscuridad. Gracias a ti por un rayo de orden y de luz.[/color][/b] – Añadió complacido y se hizo a un lado. Las antorchas empezaron a iluminar un camino al fondo, donde antes no había más que oscuridad había ahora un sendero que debíamos seguir, así que sin perder tiempo lo tomamos dejando al “Dios Negro” mirando fijamente al horizonte.
– [b][i][color=#EE5159]Has…descubierto todos mis secretos[/color][/i][/b].- Le confesé a Daniel cuando Jaldabaoth no era mayor que nosotros debido a la distancia.
– [b][i][color=#4F5360]Es agradable conocerte un poco más, saber tu nombre después de más de un año.[/color][/i][/b] – Esbozó una ligera sonrisa.
– [b][i][color=#EE5159]No…le cuentes a los demás…que a veces…[/color][/i][/b]- No finalicé la frase, me avergonzaba.
– [b][i][color=#4F5360]Quedará entre nosotros.[/color][/i][/b] – Puso una mano en mi hombro y me tensé un poco.
– [b][i][color=#EE5159]¿Te…doy miedo?[/color][/i][/b]- Solté finalmente.
– [b][i][color=#4F5360]No, es que…como sé que no te gusta mucho el contacto.[/color][/i][/b] – Parecía avergonzado.
– [b][i][color=#EE5159]No…lo decía por esto, era…en general[/color][/i][/b].- Le expliqué.
– [b][i][color=#4F5360]Ah, no. Claro que no. Tengo tantas razones para asustarme de ti como tú de mí.[/color][/i][/b] – De nuevo, sonrió.
– [b][i][color=#EE5159]Gracias…[/color][/i][/b]- Añadí con sinceridad.
– [b][i][color=#4F5360]A ti, Campeona del Caos.[/color][/i][/b] – Me miró y asentí agradecida, pero necesitaba estar sola, así que le pedí que se adelantara un poco y me quedé mirando lo que había dejado tras de mí.
“El Caído”, el imponente Guardián de aspecto amenazador y cuernos de carnero me miró con su ojo azul brillante, plegó sus alas entorno a él y quedó arropado por ellas.
Tenía un lado negro y otro blanco.
Era como yo.[/color]
[spoiler]Post difícil, espero que os guste. Illya es una guarrona, los quiere morder a todos xDD[/spoiler]
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