XANDER ARKKAN | REFUGIO
MAÑANA
El resto de los niños se alejaba de mí mientras algo me arrastraba, tirando de mí con una gran fuerza. Traté de alcanzarlos, pero estaban demasiado lejos. Solo conseguí ver a Ellie alzando su mano hacia mí antes de terminar engullida por un monstruo de oscuridad pura.
Aparecí en un mundo extraño, desconocido. Miré a mi alrededor y no había nadie. Entonces apareció ella, Verónica. Me eché hacia atrás al verla, pero me extrañó no sentir miedo. No trató de venir a por mí, ni de hacerme nada, su mirada era completamente diferente. La sangre se arremolinaba a sus pies. Era suya, pero no podía ver la herida.
Me acerqué a ella y una figura se apareció entre nosotros. No tuve tiempo a verla porque clavó sus garras en mi interior y sacó algo resplandeciente. De pronto mi cuerpo se tornó frío, sin vida, sin esperanza. La figura observó el objeto brillante durante un momento y se lo tendió a Verónica que lo sostuvo entre sus manos.
Sentí que me ahogaba y me desperté boqueando. Estaba en un lugar completamente diferente, una especie de enfermería bastante amplia. Un tipo de unos cuarenta años y pelo rubio como el oro se acercó a mí al ver que me despertaba. Llevaba una ajada bata de un blanco grisáceo.
Al otro lado de la cama, un chico que debía tener más o menos mi edad me observó. Recordaba su cara, pero no sabía de qué. Quizá había soñado con él.
– [Henry]¿Que tal te encuentras? Sin duda tienes mejor aspecto.-[/Henry] comentó mientras se acercaba a una cesta y me tendía una manzana de un amarillo verdoso. En otra vida quizá habría pensado que no me gustaban demasiado las manzanas así, pero cuando hay escasez, todo es bueno. La cogí con la izquierda y me llevé la derecha a la herida del ojo, con cuidado.
Podía ver perfectamente y parecía que ya no dolía tanto. Mis dedos notaron la piel más áspera y rugosa al tacto. Me giré buscando un espejo y encontré uno cerca de la cama. Me observé y vi que la cicatriz en forma de omega seguía ahí, siempre lo haría. Marcado como ganado. Por ser diferente. A veces me alegraba de que mis padres y sus amigos no viviesen en ese mundo.
– [Xander]Como si me hubiesen dado una paliza ¿Cuánto llevo inconsciente?[/Xander] – pregunté. Recordaba haber soñado mucho, tanto que la realidad me resultaba extraña, irreal. Di un mordisco a la manzana, estaba demasiado dulce para mis papilas gustativas pero perfecta para mi estómago vacío. Me costaba recordar el sabor de las gominolas de pica pica que nos compraba mi madre a mi padre y a mí cuando todavía había tiendas en esta parte del mundo.
– [Henry]Un par de horas.-[/Henry] aseguró. Me sentía bastante fuerte y no conseguía entender cómo se había curado tan rápido la infección. Ni fiebre, ni dolor de cabeza, ni cansancio. Miré al hombre que me quitaba la vía en ese momento, tenía un brazo de otro color. Debía ser un potenciado.
– [Xander]Creo que ya no tengo fiebre.[/Xander] – pensé en voz alta. Libre de todos los aparatos que me había ido desconectando el médico. Me puse en pie recibiendo una mirada de reprimenda del doctor y me estiré. Volví a observar al chico que tenía frente a mí, con esa bolsa de mensajero de color gris oscuro. – [Xander]Eres el del aerodeslizador…el que se teletransportó.[/Xander] – comenté recordando cómo había aparecido para rescatarnos.
– [Henry]Dejemos que sea Doc el que juzgue eso.-[/Henry] respondió señalando con la cabeza al médico. Observó unas notas que tenía tomadas y asintió con la cabeza antes de despedirse. – [Henry]Soy Henry. Has creado un gran revuelo en el refugio.-[/Henry] se presentó una vez que el otro se fue, cerrando la puerta tras sus pasos.
– [Xander]¿Yo?[/Xander] – pregunté extrañado mientras me abrochaba mis harapos también conocidos como camisa.
– [Henry]Sí. Aquí es difícil guardarse algo, y si alguien es inmune a esa loca puedes estar seguro de que será la comidilla del día.-[/Henry] aseguró. Empecé a recordar el ataque, Verónica tratando de hacerme lo mismo que había hecho a Amy.
– [Xander]Verónica…[/Xander] – nombré en voz alta, pensativo. Recordaba haber soñado con ella, como si me quitasen parte de mí para dárselo a ella. Quizá temí que su poder hubiese funcionado conmigo, o que averiguasen una forma de traspasárselo. Nada de eso era importante ahora, mi prima había muerto y los demás no sabía dónde podían estar. – [Xander]Amy…mi familia. ¿Les habéis rescatado?[/Xander] – pregunté, preocupado, girándome hacia él.
– [Henry]Si, todos los que iban en el deslizador contigo estan aquí a salvo.-[/Henry] aseguró. Había estado consciente solo a ratos, pero me parecía que no les habían subido con los demás. Se habían ido por otro camino y era probable que siguiesen allí.
– [Xander]¿En el deslizador? Creo que no les cogieron…puede que sigan en las cloacas.[/Xander] – respondí caminando de un lado a otro mientras intentaba pensar. Tenía que protegerles como no había podido proteger al resto. Si habían salido de las cloacas podían haber ido a casa, pero el Escuadrón podía volver tras ellos, perseguirles con ese sabueso de la cara tapada. – [Xander]Tengo que irme. Volverán a por ellos.[/Xander] – le avisé. Era urgente, ni siquiera sabía si irían a casa, puede que pensasen que allí les iban a coger.
– [Henry]Espera, espera, solo yo puedo salir de aquí.-[/Henry] dijo sujetándome el brazo mientras me dirigía a ninguna parte. – [Henry]Deja que avise a Idris, veremos que podemos hacer.-[/Henry] añadió. Le miré fijamente y supe que podía confiar en él.
– [Xander]Esperaré, pero no tardes.[/Xander] – respondí sintiendo como la preocupación crecía. Asintió y en un chasquido, como un trueno contenido, se desvaneció dejando un rastro de estática en el aire.
Paseé de un lado a otro de la habitación pensando en que si algo les había pasado a los demás y yo, solo yo sobrevivía, no podría perdonármelo. Habría fallado a todo lo que tenía que hacer, a mi único deber. Ojalá mis padres hubiesen estado aquí, ojalá todo fuese diferente, como en el sueño de la pradera.
El aire chisporroteó de nuevo y me aparté unos segundos antes de que Henry volviese con un tipo alto con rastas y una chica rubia, tan escultural que parecía una actriz.
– [Idris]¿Cuánta gente hay fuera?[/Idris] – preguntó el tipo de las rastas. Lo había visto en el aerodeslizador, con unos ojos que centelleaban en un azul celeste que contrastaba con su oscura piel. Era el que me había cargado. Me habló entonces, pero no recordaba lo que me había dicho.
– [Xander]Como mínimo mis tres primos. Quizá haya sobrevivido alguno más.[/Xander] – respondí sin saber exactamente quién podría haber escapado junto a ellos.
– [SHE]¿Primos en sentido familiar o sarcástico? Porque puede referirse a «primos», hijos de los hermanos de sus progenitores o «primo: persona incauta que se deja engañar o explotar fácilmente»[/SHE].- intervino la chica extendiendo la mano para que la saludase.- [SHE]Soy SHE y estoy aquí para dar lo mejor de mí misma[/SHE]. – aseguró. Me quedé confuso un instante pero le estreché la mano.
– [Xander]Eh…familia. Son la única que me queda.[/Xander] – respondí mirándola a los ojos. Tenía algo que me recordaba a mi madre, algo en la mirada, algo en la cara. Aparté la mirada, solo me hacía recordar lo mucho que la echaba de menos.
– [Idris]Iremos contigo, un equipo pequeño, encontrarlos y volver.[/Idris] – propuso con determinación. – [Idris]¿Puedes ir a por Xandra?[/Idris] – le preguntó a Henry, que asintió y desapareció. Por un instante sentí una chispa de celos, había nacido sin poderes, salvo que lo que hubiese impedido que Verónica me matase fuese un poder, y habría dado lo que fuese por el poder de ese chico. Nos habría ayudado a sobrevivir, habría puesto a salvo a todos, habría recogido a Kaylee yo solo aprovechando un apagón del Obelisco. Nada de esto habría pasado.
Nos quedamos en silencio unos instantes. La chica me observaba y yo trataba de rehuír su mirada sin ser desagradable. El otro tipo sonreía afablemente observando la situación. Parecía una buena persona, en otro mundo podríamos haber sido amigos. Aquí estábamos demasiado jodidos como para añadir más gente a la lista de preocupaciones.
Otro chisporroteo de estática y Henry reapareció junto a una muchacha alta de melena castaña y unos vibrantes labios rojos, y un chico un poco mayor que yo, rubio y con coleta. Delante de mis ojos la chica cambió de apariencia completamente. Ahora era una joven de rasgos asiáticos que sí recordaba, era la que me había soltado.
– [Henry]Nick se apunta.-[/Henry] anunció Henry. Supuse que Nick era el chico de la coleta, porque más de uno lo miraba con sorpresa.
– [Idris]Es peligroso y no estás entrenado, no es buena idea.[/Idris] – le aconsejó el que parecía el cabecilla.
– [Cole]No es tan peligrosa como otras, y necesito algo de ahí fuera.[/Cole] – replicó el aludido desviando la mirada hacia Henry. Se cruzaron durante un instante y pareció entender a qué se refería. El tal Nick parecía algo desesperado, podía entenderle, quizá tenía a alguien que le importaba ahí fuera.
– [SHE]Las posibilidades de supervivencia de un humano sin entrenar como NICK son escasas, inferiores al 50%[/SHE].- comentó enfatizando el nombre del tipo. Miré a los demás que no parecían tan extrañados como yo por su forma de hablar.
– [Xandra]Gracias, Wall-E[/Xandra].- comentó la otra chica, rascándose la cabeza.
– [SHE]De nada, puedo daros los porcentajes de supervivencia de todos basados en un algoritmo bastante exacto[/SHE].- aseguró sonriendo. Prefería no conocer el mío, aunque incluso sabiéndolo, me arriesgaría con tal de ponerles a salvo.
– [Idris]Mejor no Poe.[/Idris] – le respondió bromeando el tipo de piel oscura. – [Idris]Esta operación es voluntaria y sin aprobación. Así que tenemos que salir cuanto antes.[/Idris] – añadió. Me sorprendió que se arriesgasen de esa forma por gente a la que no conocían de nada, pero incluso en el fin del mundo hay esperanza, gente buena.
-[Henry]Última oportunidad de echarse atras.-[/Henry] avisó el teletransportador mientras alzaba las manos para que los más cercanos se sujetasen. El de las rastas cogió una de ellas y la movió hacia delante sonriendo, como si fueran un par de niñas jugando. La chica rubia se agarró del otro lado.
– [Xander]No puedo obligar a nadie. Son mis primos, solo yo tengo la obligación de ir.[/Xander] – les expliqué para que nadie se sintiese obligado. No podía pedirles que arriesgasen sus vidas.
– [Xandra]Te equivocas, los primos somos nosotros[/Xandra].- replicó la chica de pelo oscuro, agarrando la mano del líder. – [Xandra]Pero tenemos que hacerlo[/Xandra]. – aseguró con determinación. Sentí una chispa de emoción y de orgullo en el pecho. Como si hubiese nacido para ser parte de un grupo como ése, como el de mis padres.
– [SHE]Eso sí era sarcástico[/SHE].- intervino la rubia mirando al teletransportador con orgullo. Él le respondió negando con la cabeza como si le indicase que no era el momento.
El de la coleta asintió con algo más de nerviosismo y se agarró a la del pelo oscuro. Yo cogí la mano de la chica rubia porque era la que tenía más cerca y asentí. Noté como ella me apretaba la mano con una fuerza inesperada.
– [Idris]Pues vamos. ‘Los Cinco y la Cloaca Misteriosa’.[/Idris] – vitoreó el líder segundos antes de que empezase a sentir cómo tiraban de mí hacia atrás, como en el sueño, solo que esta vez, una mano me aferraba.
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