Interludio | Mia | Cielo de Moondale
MAÑANA
Nunca en mi vida había volado. Ni siquiera un par de metros, porque Seraph siempre me decía que si volaba, podían verme, así que ni siquiera lo había intentado, más allá de lanzarme desde una montaña de cojines o desde la escalera más alta.
Nadie me comprendía, pero echaba de menos a Seraph. Todavía no era capaz asumir que estaba en el cielo igual que mamá.
Me dolía la mano de cargar con Rebecca, que se había quedado dormida al poco de salir de allí y parecía que estaba muerta, pero respiraba un poquito, lo bastante para que sólo lo pareciera. Ya estaba amaneciendo y los rayos de sol me acariciaban las alas. No muy lejos se veía una ciudad que suponía que debía ser Moondale. Menos mal que el GPS del móvil funcionaba en las alturas y el chico con la carita de bueno me lo había configurado para que no me perdiese. Si me hubieran gustado los buenos, le habría pedido salir, pero a mí me gustaban los malotes como Christian Grey.
También me había tirado por la ventana de la habitación de Sarah.- [Ed]Lo siento, Mia[/Ed].
– [Wing]¿Por qué?[/Wing]- grité subida en el alféizar en pleno ataque de risa histérica, esa que me daba cuando salía Channing Tatum en ‘Magic Mike‘ o cuando decía «pene». Miré a Rebecca, que me daba la mano con fuerza y respiré hondo.
– [Ed]Por esto[/Ed].- y me empujó. Grité todas las palabrotas que conocía, pero empecé a volar. Rebecca me miraba muerta de miedo, pero no decía nada, porque ella era así de sosa (Sarah no tenía buen gusto para las novias). Sonreí y me devolvió la sonrisa.- [Wing]¡Estamos volando! ¡Somos las chicas voladoras![/Wing]- dije entusiasmada.
– [Rebecca]Seremos las chicas estrelladas si no empiezas a controlar el vuelo[/Rebecca].- farfulló y la imité con los dientes por fuera de la boca. – [Wing]Fefemos laf chicaf eftrelladas fi nof emfiezaf a controlaf ef vuefo[/Wing].- Era divertidísimo. Además, la piel del Faquir de Sarah era como un bañador de escamas de color verde menta. Si le ponía cara de pena a lo mejor me lo daba.
Moondale a lo lejos no era más que una ciudad como cualquier otra: con parques, edificios no muy altos y casas, pero Sarah decía que allí estaban sus amigos y que iban a tratarme bien. En el fondo, me daba penita dejar el Palacio, porque no le había dicho nada a mi novio y sabía que iba a echarme de menos. Aunque disimulase, se le notaba en la cara que estaba enamorado de mí. Si nos hubiésemos casado, seguro que habría cambiado.
Me sorprendía darme cuenta de que no estaba para nada cansada. Tenía ganas de parar para hacer pis y desayunar, pero por lo demás, podría haber seguido volando mientras escuchaba ‘Lady Gaga’ y a Katy Perry hasta el fin de los tiempos. Era como si fuera la heroína de una película de esas que le gustaban a Seraph.
Decidí bajar un poco más, porque hacía fresco a esa altura y observé que todavía no había gente por las calles. Lo entendía, porque a mí tampoco me gustaba madrugar. Ahora tenía que encontrar la casa en la que estaban todos los amigos de Sarah, pero seguramente no tuviera un cartel que pusiera «Casa de los amigos de Sarah», así que bufé y me moví entre las calles casi rozando el suelo. Era como un coche con alas.
Desde casi el suelo, Moondale era más bonita: tenía casas de colorines, tiendas de cupcakes, pastelerías normales, restaurantes, unas cuantas tiendas de ropa, cafeterías en las que te ponían cafés caros como un ‘mocha frappe latte chino’ o algo así, parques…bueno, no estaba nada mal. Me preguntaba si también habría chicos guapos con camisetas apretadas que marcasen los abdominales. Mmm…
Saqué el móvil del bolso y cambié la canción por ‘Firework’ de Katy Perry.- [Wing]Do you ever feel like a plastic bag drifting through the wind, wanting to start again?…[/Wing]- empecé cantando.
Me estaba dando un subidón de alegría.- [Wing]’Cause, baby, you’re a firework. Come on, show ‘em what you’re worth…[/Wing]- acerqué la punta de mi zapato de tacón al asfalto, pero no fue muy buena idea, porque frené bruscamente y me caí contra el suelo. La mayor torta me la llevé yo, que rodé como un muñeco, aunque a Rebecca también le dolerían las rodillas, que ahora estaban peladas.
Tiré de ella y me puse de pie intentando volver a alzar el vuelo, pero no fui capaz. Las alas funcionaban, pero por más saltitos que daba, no lo conseguía. Rebecca continuaba en el suelo sin moverse, pero ahora estaba herida.
Katy Perry dejó de cantar, porque el móvil se había quedado sin batería. Busqué en el bolso de Rebecca, pero el suyo también estaba muerto. Una señora mayor salió en bata a sacar a un perro diminuto y se me quedó mirando.- [b]La juventud de hoy en día está perdida. Se ponen alas para ir a una fiesta entre semana y vuelve tan borracha que la amiga no puede ni moverse…[/b]- farfulló.
Me di cuenta de que estaba en una calle desconocida en mitad de una ciudad que no había visitado nunca y no sabía adónde tenía que ir. Nadie me conocía y yo tampoco conocía a nadie. Cogí a Rebecca en brazos como pude y fui hasta la acera en la que me senté a llorar, después de dejarla cuidadosamente durmiendo en ella, porque Sarah me había hecho irme del Palacio pero no se había venido conmigo, Seraph estaba muerto y mis alas no funcionaban cuando yo quería.
Me tapé la cara con las manos y sollocé. Ni siquiera era capaz de volar y había acabado con la batería del móvil por culpa de Spotify. ¿Estarían ya despiertos en el Palacio? ¿Me habría llamado mi novio? ¿Sin dinero podría coger un autobús hasta el Palacio y pagarle cuando llegase?
En todo eso estaba pensando cuando un coche frenó en seco a mi lado. Me quité las manos de la cara y miré a dos mujeres: una era rubia, alta y delgada, como una modelo que no pasa hambre y la otra, debía ser su madre, porque era también muy guapa, con el pelo castaño rojizo y los ojos claros. Seraph siempre decía que yo no podía ser modelo, porque estaba gordita. – [Wing]Hola[/Wing].- saludé limpiándome las lágrimas.
– [Elizabeth]Hola yo soy Elizabeth y ella es Lucy, ¿quién eres tú?[/Elizabeth]- la mujer del pelo castaño rojizo se puso en cuclillas y me apartó el pelo de la cara con cariño.- [Elizabeth]Lucy, Rebecca está inconsciente, así que intenta meterla en el coche[/Elizabeth].- la rubia asintió y tiró de Rebecca, que no se enteraba de nada.
Le costó un poco y le dio unos cuantos golpes por el camino, pero al final consiguió que entrase en el coche y le puso el cinturón. Casi parecía que estaba despierta.
– [Wing]Soy Wi…Mia[/Wing].- me presenté. Si te fijabas bien, también se parecía a Sarah. A lo mejor era su mamá.
– [Elizabeth]Encantada[/Elizabeth].- sonrió.- [Elizabeth]¿Eres amiga de Sarah?[/Elizabeth]- asentí y ella se puso en pie para tenderme una mano.- [Elizabeth]Soy su madre[/Elizabeth].- me aferré a su mano y me puse en pie.
– [Wing]¿Puedes llevarme a la casa de los amigos de Sarah?[/Wing]- le pedí mientras caminaba con las alas lo más escondidas que podía.
– [Elizabeth]Nunca escondas la persona que eres realmente[/Elizabeth].- me dijo al ver las alas plegadas. La mamá de Sarah soltó una carcajada y me miró con ternura.- [Elizabeth]Creo que Sarah se refería a mi casa. Si quieres, te llevo. Puedes quedarte lo que necesites, porque estoy acostumbrada a tener la casa repleta de gente[/Elizabeth].
– [Wing]Gracias, pero…no tengo ropa, ni maleta, ni nada[/Wing].- murmuré mientras me sentaba en el asiento de atrás y me ponía el cinturón.
– [Lucy]De eso me encargo yo[/Lucy].- la rubia me guiñó un ojo a través de las gafas de sol mientras Elizabeth introducía la llave en el contacto.
– [Wing]Sois muy simpáticas[/Wing].- me acomodé en el asiento.- [Wing]¿Es tu mamá también?[/Wing]- le pregunté a Lucy mientras Elizabeth conducía por las calles de Moondale, que empezaban a tener más gente.
– [Lucy]Algo así[/Lucy].- se rió y subió el volumen de la radio, en la que sonaba una canción muy vieja que las dos estaban cantando a la vez, pero la cortaron a la mitad para dar un anuncio.
– [b] [i]Interrumpimos la emisión para informar de que ha sido avistada en Moondale una chica con alas que surcaba el cielo hace unos minutos, que ya ha recibido el nombre de ‘El ángel de Moondale’. Fuentes nos informan de que puede ser parte de la nueva campaña de la firma Victoria’s Secret. Ya es TT mundial y el vídeo está por todas partes, pero la firma no ha confirmado ni desmentido nada. Y nosotros, os preguntamos en Twitter: ¿La publicidad está yendo demasiado lejos? Las mejores respuestas entrarán en el sorteo de un CD firmado de ‘Los mejores éxitos de ayer y de hoy’.[/i] [/b]
– [Wing]¿Dicen que soy «El ángel de Moondale»?[/Wing]- pregunté contentísima. Esa ciudad ya no me parecía tan desconocida ni tenía ganas de llorar. Quería que pusieran ‘Bara bara bere bere’ de Alex Ferrari para darlo todo subida en el techo del coche.
Lucy y Elizabeth se miraron, pero no dijeron nada. Seguramente, estuvieran preocupadas, pero no entendía por qué: era famosa.
A lo mejor debía empezar abriéndome una cuenta de Twitter.
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