XANDER ARKKAN | CELDAS, OBELISCO
TARDE
Estiré el cuerpo sobre el frío suelo de la celda y crucé los brazos sobre el pecho mientras cerraba los ojos. Respiré profundamente y aguanté el aire durante unos segundos mientras escuchaba los ruidos procedentes de toda la planta de celdas.
Solté el aire mientras pensaba en qué podría haber sido de los demás. Kaylee, Noah, SHE y Henry estarían a salvo, el Obelisco había tardado en volver a activarse así que les habría dado tiempo de sobra. Con Idris, Ezra y Nick no sabía qué había pasado, solo tenía vagos recuerdos de verles poco antes de que me tirasen a esa celda, esperaba que estuvieran a salvo, que Verónica no se hubiese «alimentado» ya de ellos. Entonces recordé a Xandra y sentí una punzada de culpa, había muerto de una forma horrible tratando de ayudar a los demás, ese lunático la había asesinado sin compasión.
Noté cómo mi respiración se había vuelto a agitar y traté de controlarla respirando más lentamente. Meditar me ayudaba a centrarme, a controlar los impulsos y las decisiones precipitadas.
Allí dentro era difícil no perder la esperanza. Mi celda era un cubo de dimensiones poco más amplias que mi altura, sin ventanas a excepción del ventanuco situado en la puerta de acero, que ahora mismo estaba cerrado.
No era un lugar en el que resultase fácil conservar la esperanza, ni siquiera la bondad. Esas paredes grises gritaban locura, ira, desesperación y tormento. Tenía que resistir, por mucho que confiase en que los demás consiguiesen llegar a la máquina, no podía rendirme, tenía que intentar ayudarles. Pero no iba a ser fácil.
– [JJ]¿Owen?[/JJ]- escuché decir a una conocida voz femenina. Habría jurado que era Verónica, pero parecía otra persona, había un tono cándido en su voz que nunca habría atribuido a alguien que ha matado a tanta gente.- [JJ]¿Por qué me haces esto?[/JJ] – preguntó a continuación. Owen era el nombre que el tío Dom y la tía Becca le iban a poner al niño. Jane Jessica era la niña, Verónica.
– [Owen]Porque te lo haría incluso aunque fueras la de verdad.[/Owen] – replicó con una carcajada que resonó en las puertas de metal. Estaban cerca, muy cerca.
Escuché el mecanismo de la puerta girar y me eché contra la pared del fondo, preparado para aprovechar cualquier oportunidad.
Pero para eso no estaba preparado. Victor estaba al otro lado de la puerta y nada más abrir lanzó a la celda en la que me encontraba a su hermana, que cayó al suelo golpeándose en un brazo. Tras eso, nos miró, sonrió y cerró la puerta.
Miré a Verónica y me costó reconocerla. Sin el maquillaje, despeinada y vestida con prácticamente harapos parecía una persona completamente diferente. Con ese aspecto la vi…preciosa…
– [Xander]¿Verónica?[/Xander] – pregunté acercándome con cautela. Tenía todas las papeletas para tratarse de una trampa, y aún así no podía soportar verla ahí, con rasguños, heridas y aparentemente aterrorizada, sin hacer nada.
Me miró con recelo y no respondió. Se sentó con dificultad y se alejó hasta una esquina, donde se quedó abrazada a sus rodillas. Tenía la nariz roja y el rostro húmedo por las lágrimas.
No entendía qué pasaba, pero no parecía Verónica. Quizá su personalidad original había superado la impronta y la habían lanzado a este agujero. Quizá era una elaborada trampa. No importaba, tenía que hacer lo mismo de todas formas, lo correcto.
– [Xander]¿Jane…Jessica?[/Xander] – probé suerte con su verdadero nombre, aunque dudaba que el Director Preston les hubiese permitido conocerlo.
Ese nombre despertó algo en ella, que abrió mucho los ojos con el terror reflejado en ellos y asintió con la cabeza lentamente. Controlé totalmente mis gestos, me sentía como si observase a un cervatillo asustado, con su belleza salvaje deslumbrándome mientras intentaba no hacer movimientos bruscos.
– [Xander]¿Eres…quién eres? ¿Qué haces aquí?[/Xander] – le pregunté intentando abrirme paso hacia ella, física y mentalmente. La tía Diana habría metido una broma aquí, estoy seguro.
– [JJ]No lo creerías[/JJ].- replicó casi en un susurro rehuyéndome. No pude evitar comparar sus voces. La de Verónica era fuerte, sin miedo y con una profunda y arraigada ira. La que tenía frente a mí tenía miedo, era insegura. Sus ojos brillaban por las lágrimas que todavía se contenían en ellos. Incluso si era Verónica…esos ojos no podían mentir, tenía que ayudarla.
– [Xander]Inténtalo. Te escucho.[/Xander] – le aseguré mirándola fijamente a los ojos. Como Verónica, no había tenido tiempo a fijarme, pero sus ojos eran una maravilla, de color azul mar con un círculo dorado sobrecogedor. – [Xander]Estoy contigo, no tengas miedo.[/Xander] – le enseñé las manos como si fuésemos animales, apelando a nuestros instintos, igual que se la dejabas olisquear a un perro que no conoces.
– [JJ]Vengo de otra…parte[/JJ].- comentó con dificultad sin soltarse las piernas. Una versión alternativa, como las que ocuparían nuestro lugar si el plan tenía éxito.
– [Xander]¿Otra realidad?[/Xander] – le pregunté intentando dar pie a que diese más detalles. Ella no respondió pero la mirada que me dirigió me hizo pensar que no le sonaba a algo descabellado. – [Xander]Está bien, estoy contigo, te ayudaré.[/Xander] – dije con voz calmada salvando el espacio que nos separaba para poner una mano sobre una de las suyas.
Ella se miró la mano y me miró sorprendida. – [JJ]Puedes tocarme[/JJ].- dijo para sí misma. Asentí. El poder de Verónica no me afectaba en ninguno de sus aspectos. Tenía la piel suave.
– [Xander]Tu poder no me afecta.[/Xander] – le aseguré. Apreté su mano ligeramente tratando de prestarle fuerzas. – [Xander]Saldrás de aquí. Te lo prometo.[/Xander] – afirmé con más certeza de la que tenía sobre mi propia salida de entre esas cuatro paredes.
– [JJ]¿Sabes?[/JJ]- sonrió dirigiéndome una mirada tímida antes de apartar la vista.- [JJ]En mi realidad, siempre…me has gustado, aunque eras un poco tonto[/JJ]. – sentenció. Ese comentario me pilló con la guardia baja y habría jurado que me puse rojo, pero traté de recomponerme.
La sonrisa no desapareció de mis labios mientras la miraba. – [Xander]Seguro que no era un mundo como éste.[/Xander] – maticé. Mirándola a los ojos no podía más que desear un mundo como el que describía, en el que me hubiese permitido el lujo de ser un poco tonto porque podía serlo, porque el mundo no era una basura. Un mundo en el que esa chica no tuviera ganas de devorarme como la de este mundo. Al menos no en el mismo sentido.
Ella negó con la cabeza.- [JJ]He venido a…ayudaros. Hay que arrebatarle el poder a Preston[/JJ]. – me aseguró. Observé todos sus movimientos, si Verónica estaba oculta detrás de ellos, estaba dejando ver cosas que no debía imaginarse.
– [Xander]¿Cómo? Ya has visto su poder. Quizá sería mejor…cambiarlo todo, empezar de cero.[/Xander] – planteé con cautela. Quería confiar en ella, pese a todo lo que podía salir en mi contra, quería hacerlo, porque me parecía lo correcto, pero eso no significaba que no fuese a tomar todas las precauciones.
– [JJ]¿Se te ocurre algo?[/JJ]- preguntó tímidamente, sin apartar la vista de mí hasta que yo lo hice.
– [Xander]Es posible.[/Xander] – respondí rápidamente antes de quedarme en silencio. Estaba evaluándola, viendo si perdía la paciencia y me presionaba para saberlo, pero los minutos pasaron y ella solo me dirigió la vista de vez en cuando, esperando. – [Xander]Viajar en el tiempo. Creo que Preston tiene una máquina que puede hacerlo.[/Xander] – añadí finalmente. Omití a propósito a todos los demás, si me equivocaba la culpa tenía que recaer solo sobre mí.
– [JJ]¿QUÉ?[/JJ]- gritó. Percibí un brillo en sus ojos diferente, pero duró una fracción de segundo.- [JJ]Yo he venido…gracias a Henry, que en mi realidad ha mejorado su poder. No sabía que hubiese una máquina que hiciera lo mismo[/JJ].- explicó titubeando.
– [Xander]¿Henry?[/Xander] – pregunté más para mí mismo que para ella. Sí, era posible que su poder llegase a ese nivel, pero al que conocía todavía le faltaba, aunque quizá con ayuda pudiese mejorar. – [Xander]Quizá el de aquí pueda ayudarte a volver si aprende a hacer eso mismo.[/Xander] – comenté. Si de verdad había venido de otra realidad, tenía que intentar que volviese a ella antes de deshacer este mundo. – [Xander]Creo que la máquina te lleva atrás en el tiempo, pero no sé nada más. Ni siquiera dónde puede estar.[/Xander] – no le mentía, porque no me habría sentido bien sin darle el beneficio de la duda, pero continuaba omitiendo el resto de detalles, las visiones…
Ella frunció el ceño y se quedó en silencio, pensativa. Observé sus nudillos, blancos de apretar los puños con fuerza. Llevé una mano a uno de ellos.
– [Xander]Te ayudaré a volver. Te lo he prometido. No estarás sola.[/Xander] – dije intentando reconfortarla. Moví la mano del puño al hombro y apreté ligeramente.
Giró la cara hacia mí y me miró a los ojos. Esbozó una sonrisa y se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja. – [JJ]Gracias[/JJ]. – dijo finalmente.
– [Xander]No tienes que darme las gracias.[/Xander] – respondí. Teníamos que hacer lo que debíamos hacer. Además, me hacía sentirme bien ayudar a la gente que lo necesitaba. Por desgracia no siempre podía hacerlo. – [Xander]Ojalá pudiese hacer lo mismo por tu versión en este mundo. Por su hermano. Por todos los que hemos perdido.[/Xander] – confesé sintiendo el dolor de haber fallado y haber perdido. Aunque no fuese Verónica, era lo más parecido a confesárselo a ella.
– [JJ]Hay personas que no merecen ser salvadas[/JJ].- sentenció con la mirada perdida en el horizonte.
– [Xander]Todo el mundo merece una oportunidad. No tienen la culpa de lo que les han hecho.[/Xander] – respondí intentando mirarla a los ojos. Había algo en la forma en la que había hablado que parecía sacado de otra persona.
Tal como había hecho antes, se giró hacia mí y nuestras miradas se cruzaron. Pero esta vez parecía que estaba más cerca de mí. Llevó un dedo a mis labios y los acarició. Sentí su piel suave.
Sus ojos parecían más determinados esta vez, más parecidos a Verónica, pero tenían una calidez que nunca había visto en ella. Tan cerca era incluso más preciosa.
– [JJ]Quiero besarte[/JJ].- susurró y sentí su aliento cálido sobre mí. Soltó una risa que no pudo reprimir.
– [Xander]Entonces hazlo.[/Xander] – dije perdido en la visión de su rostro: el color de sus ojos, sus incitadores labios.
Dicen mucho eso de que el tiempo se detiene, pero para mí pareció una eternidad el tiempo que nuestros labios se unieron e incluso entonces algo en mí pedía más. Ella me besaba con ansia, casi podría decir que con un hambre voraz.
Nos separamos y la miré a los ojos, en los que ya no había rastro de la calidez. Después sentí su férreo brazo asiendo mi cuello.
– [Xander]Veronica.[/Xander] – la llamé. Jane Jessica no estaba, era una mera farsa, pero quizá no había sido yo solo el único engañado.
– [Veronica]Buenos días, princesa. He soñado toda la noche contigo[/Veronica].- replicó con furia en su mirada mientras apretaba un poco más. Sentía la presión aumentar pero traté de controlar mi respiración y permanecer calmado.
– [Xander]Adelante, acaba, no cambiará nada.[/Xander] – le aseguré tratando de parecer tranquilo. Cuando decía que no había sido yo el único engañado me refería a que había creado al personaje de Jane Jessica para obtener lo que quería, pero no se daba cuenta de que el personaje era Verónica, y a través de las grietas pude ver que había esperanza en ella. Tenía que ser fuerte por mis padres, por el tío Dom y la tía Becca. – [Xander]Sigo sintiendo pena por ti, por ser una marioneta. Te ayudaría si pudiese.[/Xander] – le confesé de nuevo. Preston era la raíz de todo, desde los tiempos de nuestros padres, una horrorosa constante.
– [Veronica]No necesito tu ayuda[/Veronica].- me espetó con rabia, aunque sabía que es rabia provenía de lo más profundo, de una parte de sí misma que rechazaba.
Aguanté su mirada esperando llegar a ella, pero escuché ruidos en el pasillo y de pronto la puerta se abrió con un estruendo. Victor estaba al otro lado, junto a un hombre de edad avanzada.
– [Veronica]¿Qué haces aquí?[/Veronica]- replicó mirando fijamente a su hermano, como si le retase. Todavía no me había soltado y noté más presión en el cuello cuando entraron.
– [Preston]Lo quiero en investigación. Que hagan lo que sea pero averigüen cómo funciona.[/Preston] – sentenció el de mayor edad. Me fijé bien, una cicatriz en el rostro con forma de garras, esa presencia y esa forma de dirigirse a ellos, era Preston, tenía que serlo, pero había hecho algo para permanecer más joven. – [Preston]No es igual que el de las otras.[/Preston] – añadió. ¿Las otras? Me sacudió una chispa de esperanza, quizá y solo quizá…
Observé a Verónica, su rostro era un amalgama de sentiminentos. – [Xander]Supongo que ya es tarde.[/Xander] – le dije. Un par de soldados vinieron hacia mí. Golpeé a uno en la cara y al otro en el estómago pero otros dos vinieron detrás y entre todos me redujeron. No podía soportar la idea de que experimentasen conmigo, de que me arrebatasen mi habilidad para conseguir más poder. Victor sonrió, fijándose especialmente en su hermana. Preston permaneció inexcrutable. Ahora que lo había visto me costaba pensar que fuese incluso humano, dudaba que fuese capaz de sentir nada.
– [Veronica]Rata[/Veronica].- le espetó Verónica a su hermano poniéndose en pie. Estaba llena de ira, apenas podía imaginar rastro de esos ojos cálidos en la ira que desprendían ahora.
Victor se disponía a responderle pero Preston alzó una mano y le detuvo. – [Preston]Si tienes un problema obedeciendo órdenes quizá tenga que plantearme tu posición y tus concesiones.[/Preston] – lo dijo con calma y frialdad, lo que lo hacía más terrorífico. Incluso yo vi la amenaza, o me obedeces o borraré todo rastro de lo que eres y te convertiré aún más en una marioneta. Comparado con eso, mi destino parecían unas vacaciones.
– [Veronica]Acabas de sellar tu sentencia de muerte[/Veronica].- espetó a su hermano sin escuchar la amenaza.
– [Owen]No juegues con fuego, hermanita.[/Owen] – le aseguró él, frente a frente.
– [Preston]Silencio. Si vuelvo a escuchar una discusión os borraré la mente personalmente, con una bala en la cabeza.[/Preston] – volvió a amenazar dejando ver esta vez un destello de su ira, de su crueldad sinfín.
Esta vez Verónica se quedó callada, apretando los puños hasta que los nudillos blanquearon. Vio que la miraba y sus ojos se cruzaron con los míos. En ellos vi mucha ira, pero también un destello de calidez, y de miedo.
Temí por ella, por lo que podrían hacerle, y por lo que ella podría hacerles. – [Xander]Suerte.[/Xander] – le deseé de corazón. Antes de que me sacasen de allí pude ver cómo me miraba sorprendida.
A los dos nos esperaba un camino difícil, una lucha por sobrevivir. Lo que tenía claro es que no iba a rendirme, por nadie. Había visto lo que escondían sus ojos, la verdad oculta sobre el monstruo que Preston había creado, merecía ser salvada al igual que los demás, merecía un mundo en el que las cosas fuesen mejor para ella. Quizá un mundo en el que pudiésemos estar juntos.
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