Diarios de Destino | Subconsciente de Sarah
INDETERMINADO
La oscuridad fue total cuando el tren color ébano atravesó el largo túnel de salida de la estación. La negrura era tan densa que incluso el sonido parecía volverso opaco por ella, a excepción del traqueteo de las vías y la conversación de los que iban dentro.
Cuando el túnel llegó a su fin, la negrura comenzó a cubrirse de diminutos puntos de luz correspondientes a distantes estrellas, surcando unas vías únicamente sujetas a la estación y su destino.
A medida que el tren avanzaba, el cielo estrellado amanecía, cubriéndose de nubes, hasta que ya podía verse una tierra bañada por una eterna puesta de sol, que parecía sujeta por las propias nubes.
EDWARD MACLAY
Edward charlaba con las Echolls acomodado en los asientos del tren de Mara, extrañado porque, al contrario que en el mundo real, ir sentado en sentido contrario no le marease.
Pero lo verdaderamente extraño estaba a punto de comenzar. Desde su posición vio una figura con una melena de un rubio más oscuro que el de Sarah y Lucy, pasar a un vagón trasero. En otro momento y otro lugar no se habría movido, o lo habría hablado con los demás como una anécdota, pero esa figura se parecía demasiado a Kaylee.
Se levantó sin explicar a dónde iba y siguió a la figura hasta llegar al siguiente vagón. Allí no vio a nadie, salvo el portón lateral abierto. Viendo el peligro que suponía, se acercó para cerrarlo.
No tuvo tiempo a reaccionar cuando la mujer de cabello dorado se acercó por detrás y le empujó, cayendo hacia las vías, donde consiguió aferrarse con un rápido conjuro, viendo como el tren se alejaba a toda velocidad.
– [Ed]Chicos, una mujer me ha tirado del tren. Estoy en las vías.[/Ed] – Ed giró la mirada en la dirección contraria para ver si estaba más cerca de la estación o del subconsciente de Mara. Allí, en mitad de la nada, caminando hacia la estación, volvía a estar la figura de Kaylee, perdiéndose entre las nubes. Decidió seguirla.
DANIEL ARKKAN
Los Moondies se levantaron extrañados detrás de Ed, siguiéndole hasta el siguiente vagón, sospechando de ese portón abierto como por arte de magia. Fue entonces cuando Edward consiguió contactar con todos ellos.
– [Ed]Chicos, una mujer me ha tirado del tren. Estoy en las vías.[/Ed] – resonó la voz del muchacho en sus cabezas.
Intentándolo por primera vez, los Moondies consiguieron responder y la conversación continuó hasta que se dieron cuenta de que Ed seguía a la figura de Kaylee para cerrar un viejo capítulo de su vida que necesitaba ser cerrado.
Daniel miró a Sarah, esperando que ella confirmase la idea que se le acababa de pasar por la cabeza. Con una mirada se contaron todo lo que hacía falta.
– [Daniel]Voy a ayudarle.[/Daniel] – aseguró despidiéndose de Sarah con un beso y del resto con un gesto de la mano, antes de descolgarse del tren en marcha y caer a las vías bajo las que solo había un cielo infinito.
CARA ELLE ARKKAN
– [Cara]Al menos Cara Elle sigue en trama.[/Cara] – comentó la joven al observar a su hermano saltar. – [Cara]Solo chicas.[/Cara] – dijo mirando hacia las otras dos.
Mientras reanudaban las conversaciones mentales con los que estaban separados, el tren continuó su marcha hasta que empezó a aminorar, deteniéndose finalmente entre unas nubes tan espesas que parecían algodón.
Las tres se apearon y observaron la imponente región que se abría ante ellas, un lugar bañado por la luz del ocaso. A excepción de la sombra que creaba el tren, en la que una figura femenina de cabello dorado se escondía, observando a las muchachas.
Cara comenzó a caminar, cerca de Diana y Sarah. En un punto del terreno, una espesa nube creó una columna entre ellas y sus caminos se separaron. Cara quedó en uno de los caminos, junto a Diana, mientras que Sarah se quedó sola en el otro.
DIANA ECHOLLS
– [Diana]Sarah, seguiremos adelante y te encontraremos.[/Diana] – dijo la pelirroja. Sarah asintió en su cabeza y las tres continuaron su camino, ligeramente más preocupadas.
– [Cara]No me gusta por donde nos lleva la trama.[/Cara] – dijo observando que a medida que avanzaban, la oscuridad crecía y la noche parecía tomar lugar.
El mundo amplio de antes parecía haberse reducido a una ciudad oscura, llena de calles con aspecto peligroso y parques en los que los búhos habían dejado de ulular.
Las muchachas sintieron miradas clavadas en ellas, las miradas de cazadores y cazadoras que acechaban en esa oscuridad.
– [Diana]Vampiros.[/Diana] – dijo la hechicera sin necesidad de ver el destello de los largos colmillos.
SARAH ECHOLLS
Sarah pensaba que se había quedado sola, y pese a poder hablar con el resto mentalmente, se sentía insegura. El peso de la vida de su amiga, en un sentido y en otro, dependían de ella, y tenía que conseguir extraer del subconsciente de Mara lo suficiente como para saber qué es lo que ella querría.
Pero en el fondo, aunque ella no lo supiera, no estaba sola. La figura femenina de cabello dorado que tantos problemas les estaba causando la seguía cada vez más de cerca.
Con cautela, acortó la distancia con Sarah y cuando la tuvo a unos pasos, se abalanzó sobre ella cayendo las dos al suelo. Sarah quedó bajo la otra joven, cuyo rostro reconoció al instante, porque no había cambiado desde la última vez que la había visto, en los recuerdos de Z. Era Beatrix.
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