Sarah | Hotel White Candle
TARDE – NOCHE | 19 DE ABRIL
Tomé aire una vez y miré fijamente a los asientos en los que ya estaban los invitados y el altar, que quedaba al fondo, con una funcionaria regordeta y sonriente, que seguramente, estuviera deseando irse cuanto antes. Habíamos decidido que cada persona se sentara donde quisiera olvidando eso de dividir a las personas por bandos. Si hoy se unían dos familias, tenía poco sentido hacerlo.
Hacía un día cálido de primavera y, aunque la tarde estaba cayendo, la temperatura se mantenía agradable. Lucy iba y venía corriendo como una loca con un pinganillo en la oreja izquierda, mientras parloteaba sin cesar con todo bicho viviente que se encontraba. Tres veces estuvo a punto de pisar la cola de su vestido y partirse la crisma, pero lo solventó con una sonrisa – y obligando a Ed a alejarse de ella para que no la distrajera-.
Rebecca, por su parte, llevaba los nervios de otra forma. Se alisó el vestido azul klein por enésima vez , a la par que tamborileaba con los dedos sobre el arco que daba inicio a la zona dedicada a la ceremonia de aquel precioso jardín.- [Rebecca]A este paso va a llegar la novia antes que él[/Rebecca].- se quejó con su habitual falta de paciencia. La diferencia era que estaba vez Dom estaba sentado en su asiento al lado de su hermana, porque Rebecca era la madrina y él no podía ser el objetivo de sus quejas.
– [Diana]A ver si se ha fugado[/Diana].- apuntó Diana abanicándose con aspecto de estar pasando un mal rato.
– [Rebecca]Ha ido a hacer pis, pero voy a asegurarme[/Rebecca].- Rebecca sujetó la falda de su vestido y avanzó hasta el interior del hotel.
– [Diana]Esta niña se muere un día de un infarto[/Diana].- murmuró mi hermana.
– [Stephanie]¿Qué niña?[/Stephanie]- preguntó la pequeña de los MacLeod con una sonrisa desdentada. De su mano derecha colgaba una cesta repleta de pétalos de rosas blancas.
– [Diana]Cariño, ve a asegurarte de que Freya tiene la cesta de los anillos bien atada al cuello, pero sin que le moleste[/Diana].- propuso Diana sin ganas de dar explicaciones.
– [Sarah]Deberíamos sentarnos, porque no creo que pintemos mucho aquí de pie[/Sarah].- le recordé a mi hermana.
– [Diana]Como me siente, no me levanto[/Diana].- me advirtió con cara de preocupación.
– [Lucy]¡Pero bueno, a ver Pili y Mili si hacen el favor de sentarse! ¿Qué hacéis todavía de pie, encantos?[/Lucy]- Lucy se hizo paso hasta nuestra posición.
– [Sarah]Diana no se encuentra muy bien[/Sarah].-sinteticé como pude sin que la alarma cundiera.
Lucy enarcó una ceja.- [Lucy]¿Cada cuánto tiempo tienes las contracciones?[/Lucy]
– [Diana]Cada treinta minutos[/Diana].- siseó mi hermana y la weeding planner en funciones tomó aire.- [Lucy]¡Tenemos tiempo de sobra! Pueden pasar horas hasta que empieces a…[/Lucy]- mi hermana frunció el ceño al escuchar eso.- [Lucy]Voy a buscar a Elizabeth para que la ceremonia empiece cuanto antes. Chop-chop[/Lucy].- y echó a correr mientras que Rebecca volvía del brazo de su tío.
Cuando vi que Rebecca me fulminaba con la mirada, agarré de la mano a Diana y fuimos a sentarnos. Pasé por al lado de Vince y Mara, que parecían más silenciosos de lo habitual y de Amber, que cámara en mano nos estaba grabando, porque queríamos tener recuerdos adicionales a los que hiciera el fotógrafo oficial. Me resultaba extraño que mi madre la hubiera invitado, porque aunque había sido una pieza fundamental en mi infancia y adolescencia, hacía siglos que no hablábamos.
Cuando empezó a sonar el tema elegido para el novio de manos de la pequeña orquesta, nos pusimos en pie. Diana empezó a llorar sin poder evitarlo y yo sonreí mordiéndome el labio para contener la emoción. Era cierto que mi madre y Jaime no habían tenido una relación larga, pero sabía que ella no tomaba decisiones a la ligera y si había decidido casarse, era porque realmente sentía algo especial.
El novio llegó al altar y se separó de su sobrina con un beso en la mejilla. Le guiñé un ojo a Dom, que atento a todo, permitía que aquello fuera posible. Volvimos a sentarnos y vi que Logan parecía cada vez más incómodo. Seguramente estuviera deseando alejarse de todo para fumar o tomarse una cerveza tranquilamente, pero sabía que Mia no se lo permitiría, porque era bastante cabezota.
La orquesta empezó a tocar una melodía conocida. No era lo que se dice una canción nupcial, pero sí una de las canciones favoritas de mi madre. Volvimos a ponernos de pie cuando la cantante de pelo verde aguamarina empezó a entonar las primeras estrofas. Diana seguía llorando como si no hubiera mañana y Daniel y MacLeod la acompañaron hasta el altar. Al principio, mi madre había sugerido que Ed también la acompañase, pero Diana tuvo que poner cartas en el asunto y decir «tampoco hay que pasarse». Oficialmente, el padrino era Daniel, pero quiso que Christopher también estuviera con ella.
Primero pasó Stephanie lanzando los pétalos de rosa y después, iba Freya con los anillos en una cesta colgada de su cuello. El resto de los perros estaban en un cercado contiguo y sus ladridos quedaron amortiguados por la voz de la chica de pelo aguamarina. Recé porque todos estuvieran castrados y no tuviéramos que enfrentarnos a nuestra propia versión de ‘101 dálmatas’.
Mi madre caminaba sonriendo, pero visiblemente emocionada, con un precioso vestido. Hacía pocos meses de la muerte de Kaylee y se sentía culpable por seguir con su vida, pero tenía derecho a ser feliz. Mientras iba hacia al altar, un escalofrío me recorrió la espina dorsal. No se trataba de Beatrix, ni de nada relacionado con las premoniciones habituales de mi raza, sino algo distinto, más oscuro. De pronto, ver a mi madre llegar hasta el altar no me parecía tan agradable y fue convirtiéndose en un profundo desasosiego que se asentó en mi pecho.
– [Diana]¿Qué te pasa?[/Diana]- intervino Diana sacándome de mis pensamientos.
– [Sarah]No me encuentro muy bien[/Sarah].- susurré ante la mirada de mi abuela Hilda, que nos juzgaba desde la distancia por hablar.
– [Diana]¿Tú también lo has notado?[/Diana]- asentí. Nunca había creído en los fantasmas y no iba a empezar a hacerlo en ese momento, pero Luke se había convertido en algo muy oscuro que parecía seguir presente.
Cuando mi madre estuvo en el altar, Jaime le dio un beso cariñoso en la mejilla y le vi articular con los labios «estás muy…g…pr…» o algo así, porque no se veía nada. Christopher dejó a al padrino y a la madrina oficiales y vino a sentarse con nosotras para que la ceremonia pudiera comenzar.
La música cesó y la funcionaria carraspeó.- [b]Antes de comenzar la ceremonia, los novios me han pedido que dediquemos unos minutos de la misma para recordar a Kaylee Echolls, la hija mediana de Elizabeth, que tristemente nos dejó hace unos meses[/b].- al escuchar eso, miré fijamente a mi madre, que no había podido contener las lágrimas. No quise hacer lo mismo con Diana, porque me imaginaba la respuesta.- [b]Esta no es una ceremonia religiosa, ni queremos que se convierta en nada parecido, pero si creéis en la energía, como yo lo hago, me gustaría que empleaseis un minuto en pensar en momentos felices que vivisteis con ella para que, esté donde esté, nos acompañe en este día tan especial[/b].
Decidí hacer lo que me pedía y pensé ella, pero me dolía demasiado y quizás nunca dejara de hacerlo. Perder a un ser querido dejaba una herida abierta que nunca se cerraba del todo. La recordé en Merelia corriendo por la playa seguida de Ed, enseñando sus notas espectaculares en cualquier asignatura que se le presentara o hablando conmigo por Skype mientras cumplía su sueño en Barcelona.
Cuando volví a ser consciente de estar en una boda, noté cómo las lágrimas habían surcado mi rostro y miré a Ed, que permanecía estático, como si no fuera capaz de procesar el aluvión de sentimientos.- [b]Gracias por mantener vivo el recuero de Kaylee Echolls[/b].- dijo escuetamente la funcionaria y sonaron las primeras notas de ‘Girls just wanna have fun’, la canción favorita de mi madre y todos reímos.- [b]Nos hemos reunido en este precioso jardín para celebrar el matrimonio entre Elizabeth y Jaime…[/b]
La ceremonia fue breve, pero preciosa. Los novios intercambiaron los votos y se besaron ante una lluvia de pétalos de rosa. Daniel me miró un par de veces moviendo las cejas y no pude evitar reírme.
Fue extraño, porque mientras mi madre y Jaime dejaban el altar y pasaban entre sus invitados para dirigirse a la zona en la que se celebraría el banquete, noté una ráfaga de aire extraño que venía cargado de electricidad y de…sonidos musicales.
[i]Meet me in the crowd, people, people
Throw your love around, love me, love me
Take it into town, happy, happy
Put it in the ground where the flowers grow
Gold and silver shine
Shiny happy people holding hands
Shiny happy people holding hands
Shiny happy people laughing[/i]
Empezamos a cantar y a bailar jaleando a los novios, ahora marido y mujer, que se empezaban a animar a bailar.
[i]Everyone around, love them, love them
Put it in your hands, take it, take it
There’s no time to cry, happy, happy
Put it in your heart where tomorrow shines
Gold and silver shine
Shiny happy people holding hands
Shiny happy people holding hands
Shiny happy people laughing
Whoa, here we go
Shiny happy people holding hands
Shiny happy people holding hands
Shiny happy people laughing[/i]
A pesar de todas las pérdidas, seguíamos siendo felices y teníamos que decirlo. Era un día para disfrutar y para estar unidos. Hicimos dos hileras por las que fuimos pasando bailando de las formas más ridículas posibles para expresar esa felicidad incontenible.
[i]Shiny happy people holding hands
Shiny happy people holding hands
Shiny happy people laughing
Shiny happy people holding hands
Shiny happy people holding hands
Shiny happy people laughing
Shiny happy people holding hands
People, happy people
People[/i]
Bailamos y cantamos hasta desgañitarnos, cuando la última nota se perdió y todos supimos que tendríamos que atajar este problema lo antes posible, pero de momento, la celebración nos esperaba.
***
Flashforward «original» de 2010.
«El día que todos llevábamos tanto tiempo esperando ha llegado. Desde el altar las vistas son inmejorables. Estamos en un jardín de Merelia. Cerca del altar, que está precioso decorado con flores, está la carpa en la que se celebrará la cena si no me muero antes de que llegue ese momento.
Noto que alguien me aprieta la mano con fuerza, me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa. Estoy convencida de que es la embarazada más guapa del mundo. Le aprieto la mano con fuerza y me doy cuenta de que Amber, cámara en mano, nos está grabando así que sonrío y desvío la mirada rápido para no ponerme colorada encontrándome así con Ed que desde atrás está dándoles las últimas indicaciones a los músicos. Suspiro cuando escucho que suena una canción que poco tiene que ver con una marcha nupcial y que todos cantamos como si estuviéramos poseídos. Ed se sienta y Amber se hace a un lado para grabar bien la llegada de Stephanie que viene con Freya que lleva en su boca un cestito con los anillos.
Amber me saca la lengua desde el fondo, haciendo que me ría justo antes de que mi mirada se cruce con la de Daniel que me guiña un ojo haciendo que mi corazón de un vuelco. Después de todo lo que ha pasado debería odiarme, pero no lo hace. Después de todo lo que le he hecho pasar no debería mirarme a la cara, pero lo hace. Y soy consciente, una vez más, sé que no me lo merezco, pero no puedo dejarlo. Soy una egoísta. Porque le quiero con toda mi alma, más de lo que cualquiera podría imaginar. Le quiero desde que me salvó aquella noche de los vampiros, incluso cuando no sabía lo que era amar a alguien. Y ahora le he hecho daño y necesito arreglarlo, pero no sé cómo.
Inspiro y espiro varias veces para calmarme porque no es el momento de echarme a llorar. Me esfuerzo por sonreírle y miro a mi madre que va entre él y MacLeod. Está preciosa vestida de novia. Cuando nos sonríe Diana rompe a llorar porque según ella está embarazada e hipersensible, pero todos sabemos que es una llorona. Daniel y MacLeod dejan a mi madre en el altar al lado de su caballero inglés y van hasta donde estamos nosotras. Daniel me da un beso y me susurra al oído un “estás preciosa” que me hace volver a tener quince años otra vez. Quiero decirle muchas cosas, pero no puedo hacerlo porque justo al lado tengo a Mcleod que va hasta Diana, la saluda con un “hola futura mamá” y le palpa la barriga con cariño.
(…) Cuando empieza a sonar una de las muchas versiones de ‘The Way you look tonight’ busco con la mirada a Daniel que deja a Amber bailando con Ed para venir hasta mí. Me hace una reverencia muy exagerada y me quito los tacones para subirme a sus zapatos. La gente se ríe de nosotros cuando hacemos esto, pero Daniel es tan exageradamente alto que si no queremos parecer dos patos mareados, es necesario. Me abrazo a él y nos mecemos al ritmo de la música casi como si flotásemos.
– Gracias…-Murmuro y sé que no me oye porque la música está muy alta y hay mucha gente, pero no me importa. Apoyo mi cabeza en su hombro y me mezo al ritmo de la música. Echo en falta alguna lágrima de esas que antes podía derramar con un capítulo de una serie o con una película, de esas que tanto desperdicié con cosas que no valían la pena y que ahora necesito para poder expresar lo que siento, pero ahora ya no puedo llorar.
(…) Me siento orgullosa al ver a … bailando con una chica ignorando los ladridos de Freya que va de un lado a otro reclamando la atención que se merece. Sigo mirando a mi alrededor y veo a Diana dirigiéndose hasta Ed que hasta este momento estaba hablando con Jessica, la hermana de Dominic. Él se despide de la chica mientras es arrastrado a la pista por una Diana que estará embarazada, pero sigue teniendo el mismo carácter de siempre.
Diana se pone la mano en la barriga y hace una mueca de dolor, por lo que MacLeod va hasta ella en menos de un segundo. Le pregunta que si está bien y mi hermana no contesta porque vuelve a ponerse la mano en la barriga, así que decido ir corriendo hasta donde están junto con Daniel. Mi madre pide que paren la música y va a nuestro encuentro.
Sin previo aviso, vemos cómo Diana baja un poco más abajo la mano e intenta bromear diciendo que se ha hecho pis de la emoción de la boda, pero todos sabemos que significa que mi sobrina viene de camino.»
Nota: Diana NO se pone de parto todavía. Esto es el flashforward «original» como recuerdo.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.