Sarah – Casa de los Echolls
Mañana
Cuando empezó todo, a ratos me venía a la cabeza una canción que tarareaba mi madre con escaso éxito que venía a decir algo así como «qué difícil es tener dos amores y no estar loco». Lo curioso, es que al final no resultó tan difícil, aunque tuvimos que sortear muchas piedras en el camino, algunas de ellas puestas por nosotros mismos.
El principio lo conocéis, al menos hasta que acabó «La Guerra de Moondale», pero quién iba a pensar que acabaríamos diciendo que estábamos los tres juntos. Eso no fue fruto de la casualidad, porque llegó un punto en el que Sasha era lo primero que pensaba al levantarme y mi último pensamiento antes de dormir. Lo fácil habría sido que Daniel saliese de la ecuación, pero es que cuando pensaba en ella, también estaba pensando en él.
Y yo, que era la buena de esta historia, la luz en la oscuridad de Daniel y la que tenía que salvar al mundo. La que se suponía que tenía la moral más blanca y la menos moderna de las tres hermanas Echolls – ni viajes a Europa para estudiar, ni pasado amoroso interesante, empecé a buscar información sobre lo que significaba una relación poliamorosa. ¿El problema? Que me tragué basura pseudo porno y rollos muy, muy raros para llegar a la conclusión de que nadie tenía ni puñetera idea de lo que era que tres personas se quisieran.
Como os lo estaréis preguntando y ya que en la vida me ha gustado mentir, confesaré que al principio lo que nos unía era lo bien que nos iba en la cama, pero la barriga en la que estaba mi hijo mayor tardó poco en hacer acto de presencia y el sexo se acabó, al menos, las acrobacias que estarán pasando por vuestras cabezas. ¿Y qué pasó? Pues que fuimos descubriendo que no solo encajábamos en la cama, sino también en la vida.
Pero para eso, antes tuvimos que tener dos conversaciones. La primera llegó un día por casualidad. Todavía estábamos en la vieja casa de Christopher porque no encontrábamos nada que nos convenciese como para invertir todo nuestro dinero y además, hipotercarnos. La Escuela Legado estaba aún muy lejos de ser el centro que hoy en día es y Daniel y yo estábamos disfrutando de uno de nuestros últimos momentos de ser los dos solos viendo unos capítulos de ‘Unbreakable Kimmy Schmidt’ acurrucados en el sofá.- [Daniel]¿Te pasa algo, vida? Estás muy pensativa.[/Daniel] – me preguntó. Era un día lluvioso de noviembre. La Guerra de Moondale había quedado atrás y disfrutábamos de cómo mi embarazo avanzaba sin molestias.- [Sarah]Estaba pensando[/Sarah].- suspiré y le miré. Llevaba una camiseta de estar por casa y unos pantalones grises, pero aún así, seguía pareciendo el hombre más guapo del mundo.
– [Daniel]Si quieres contármelo…[/Daniel] – comentó pasándome una mano por la tripa. En aquel embarazo de ciencia ficción, en el que ni la barriga ni las molestias hacían acto de presencia, podía disfrutar de llevar mi ropa de casa habitual (un pantalón rosa y un camiseta de unicornios, en este caso).
– [Sarah]Es que…es una cosa un poco rara[/Sarah].- suspiré y pausé el capítulo, porque venía una escena de Titus y las escenas de Titus eran sagradas.
– [Daniel]Sasha.[/Daniel] – sus ojos se cruzaron con los míos y, durante una fracción de segundo, temí que se enfadara conmigo, pero asentí.- [Sarah]Sasha y tú[/Sarah].- me tapé la cara con un cojín.- [Sarah]Y yo[/Sarah].
Se hizo el silencio entre nosotros e hice ademán de volver a poner el capítulo.- [Daniel]Yo también lo había estado pensando. Sé lo que sientes por ella.[/Daniel] – por la forma en la que lo dije, no fui capaz de adivinar qué estaba pensando.
– [Sarah]Por los dos[/Sarah].- puntualicé.- [Sarah]¿Y tú…qué sientes por ella?[/Sarah]
La lluvia impactaba en los cristales y una bola de ansiedad se instaló en mi garganta.- [Daniel]Estoy dispuesto a intentarlo…por ti.[/Daniel]
– [Sarah]Eso no suena bien[/Sarah].- suspiré y él, me tendió su mano.- [Daniel]Sarah, te quiero y estoy dispuesto a salir de lo que…uno considera normal por verte feliz.[/Daniel] – sonreí. – [Daniel]Pero para eso tenemos que estar los tres de acuerdo. Y dejar claro que lo nuestro no cambiará.[/Daniel] – le besé en los labios para demostrarle lo poco que quería que lo nuestro cambiara y sentí lo mismo de siempre: un montón de mariposas en el estómago.
Al día siguiente, fui hasta el destartalado apartamento a las afueras de Moondale en el que malvivía Sasha. Daniel me acompañó y se quedó dando una vuelta con Xena, aunque no era el mejor barrio para pasear.- [Sasha]¿Qué haces tan lejos del pelirrojo S ?[/Sasha] – me preguntó cando abrió la puerta, vestida con un short vaquero y una camiseta blanca anudada. Seguía estando tan buena como siempre.
– [Sarah]He venido a ver cómo estabas. No te vi después de la batalla[/Sarah].- le mentí. Me fijé en sus ojos claros, en sus labios, que sabía de primera mano lo suaves que eran y en su montón de pecas. Las piernas me flaquearon.
– [Sasha]Aquí, lamiéndome las heridas. ¿Y tú?[/Sasha] – se hizo a un lado para que pasase y me sentí poca cosa a su lado. Ese día me había puesto un vestido vaquero abotonado, que todavía me quedaba bien.
El apartamento era feo y viejo. No estaba sucio, pero se notaba que necesitaba una reforma urgente en cuanto a tema de humedades y también podía percibir un leve olor a tabaco. Sasha debía fumar alguna vez, pero no la conocía tanto como para saberlo.- [Sarah]Regular, pero se me pasará[/Sarah].- me hizo una seña para que me sentara en el sofá de color marrón de piel falsa, pero no me atreví. Estaba tan nerviosa que no sabía ni qué pintaba allí.
– [Sasha]¿Te puedo ayudar en algo?[/Sasha] – se acercó a mí y me eché hacia atrás.
– [Sarah]No lo sé[/Sarah].- Sasha me confesó meses después que ese día tuvo miedo de perderme para siempre. No sabía cuánto se equivocaba.- [Sarah]Tenía ganas de verte. Daniel sabe que estoy aquí[/Sarah].- aclaré.
– [Sasha]No tengo claro qué me quieres decir con eso.[/Sasha] – entrecerró los ojos, analizando cada movimiento.
– [Sarah]Yo tampoco[/Sarah].- respondí en un arrebato de sinceridad.
– [Sasha]Siéntate.[/Sasha] – me pidió algo inquieta. – [Sasha]Cuéntame.[/Sasha] – y eso hice. Ella se sentó a una distancia prudencial, como si tuviera miedo de estar demasiado cerca.
Estuvimos en silencio hasta que las manos dejaron de temblarme. La miré y tomé aire.- [Sarah]Me gustas[/Sarah].- solté.
– [Sasha]¿Y el pelirrojo?[/Sasha] – parecía nerviosa.
– [Sarah]Daniel sabe que eres lesbiana. Nunca te pediría nada[/Sarah].- le aclaré.
– [Sasha]Yo no he dicho que sea lesbiana, pero tampoco que me ponga el pelirrojo.[/Sasha] – enarcó una ceja.
– [Sarah]No te enfades.[/Sarah]- le pedí y me pasé una mano por el pelo.- [Sarah]Esto es más difícil de lo que pensaba.[/Sarah]- solté unarisa nerviosa.
– [Sasha]Explícamelo mejor.[/Sasha] – me pidió.
– [Sarah]Es que…no sé explicarlo[/Sarah].- volví a tomar aire. – [Sarah]Daniel es el amor de mi vida y nos va bien en todos los aspectos, no te creas que es por eso, pero tú…[/Sarah] – empecé a decir y ella sonrió.
– [Sasha]¿Yo….?[/Sasha] – me dejó hablar. En el fondo, estaba disfrutando de la declaración la muy cabrona.
– [Sarah]Has llegado y has hecho que toda mi vida se tambalee.[/Sarah]- admití. Ya estaba dicho.
– [Sasha]Y propones arreglarlo…¿qué, viviendo como los Brady?[/Sasha] – me preguntó con un poco de la mala baba que la caracterizaba, pero sonreía. En el fondo, le gustaba la idea.
– [Sarah]No lo sé.[/Sarah]- me mordí el labio y ella se acercó. – [Sasha]Mira, S. Si para estar contigo tengo que estar con otra persona más pues…mira, puede que esté dispuesta.[/Sasha] – confesó.
– [Sarah]No quiero que Daniel sea el precio a pagar.[/Sarah]- tendría que haberme echado hacia atrás, pero quería estar cerca de ella.
– [Sasha]¿Él está dispuesto a esto?[/Sasha] – preguntó cerca. Mucho.
– [Sarah]Él quiere que yo sea feliz y yo no puedo ser feliz si no estoy cerca de los dos.[/Sarah]
– [Sasha]Ya veo.[/Sasha] – se quedó pensativa. – [Sasha]No sé, no tengo ni idea de si saldrá algo de aquí o acabaremos todos matándonos, pero por ti, estoy dispuesta a intentarlo.[/Sasha]
– [Sarah]No nos tenemos que casar ni nada[/Sarah].- me reí ante la sola idea de casarme con dos personas a la vez.- [Sarah]Podemos…salir un día a cenar o lo que te apetezca[/Sarah].
– [Sarah]¿Y habéis pensado en todo?[/Sarah] – señaló mi incipiente barriga.
– [Sarah]Puedo ser más cosas además de madre.[/Sarah]- me defendí de un ataque que no existía. Sasha solo estaba preguntando, pero aún éramos demasiado jóvenes y no nos conocíamos lo suficiente.
– [Sasha]¿Y toda la ‘troupé’?[/Sasha] – se refería a los Moondies. A mi otra familia
– [Sarah]¿Qué tienen que ver ellos en esto?[/Sarah]- me notaba un poco acalorada, pero no en el buen sentido. No estaba resultando tan fácil como en mi cabeza.
– [Sasha]Todo influye.[/Sasha] – podía poner la mano en el fuego por mi hermana y por el resto de los Moondies, pero entendía las reservas de Sasha.
– [Sarah]Si quieres que lo sepan, se lo diremos y si no, pues no[/Sarah].- la miré.- [Sarah]Pero para que pase eso, primero tendremos que saber si hay algo que contar[/Sarah].
De nuevo, se hizo el silencio. – [Sasha]¿Y cuando empezamos?[/Sasha] – guiñó un ojo.
– [Sarah]Después de la cita.[/Sarah]- me puse en pie y pasé las manos por la falda.- [Sarah]Soy muy tradicional.[/Sarah]
– [Sasha]Tomo nota.[/Sasha] – simuló escribir en la palma de su mano.
– [Sarah]Nos vemos cuando decida a qué restaurante quiero que vayamos.[/Sarah]- sonreí y fui a darle un beso en la mejilla, pero ella giró la cara y me lo dio en la boca. Estuve a punto de levitar.- [Sasha]Es más difícil cuadrar los gustos de tres.[/Sasha]
– [Sarah]Eso es trampa.[/Sarah]- le reñí.- [Sarah]Tranquila, que seguro que acierto.[/Sarah]
– [Sasha]¿En una cena con dos ciegos de amor por ti? Seguramente.[/Sasha] – me acompañó a la puerta y cerró.
Daniel me esperaba abajo. Cuando nos vimos, me besó y sentí lo mismo que con Sasha.- [Daniel]Parece que ha ido bien[/Danie].- comentó señalando mi boca manchada por el carmín de Sasha.
– [Sarah]Calla, que me muero de vergüenza[/Sarah].- y me agarré a su brazo para ir en dirección al coche mientras Xena correteaba.
One, two, three, they’re going to run back to me
Climbing over mountains and sailing over seas
One, two, three, they’re going to run back to me
They always want to come
But they never want to leave
—————————————————–
Sasha – Restaurante ‘Torre Alta del Mar’
Noche
***Extracto original del diario de Sasha***
Tanteé en el minúsculo bolso en busca de un cigarrillo que no encontré. Me había prometido a mí misma dejar atrás los vicios de la ‘enfant terrible’ que había sido en el pasado, pero joder, necesitaba un cigarrillo, un polvo o pegarle un puñetazo a algo para calmar los nervios. Me había dejado la moto en el aparcamiento del hotel y había venido en Uber, porque no me veía montando en la moto con aquellos pantalones negros y el top de flores. Evitaba mirarme en la cristalera del restaurante de primera línea de playa que Sarah había elegido, porque me sentía ridícula. ¿Qué coño hacía yo en una cita en Louna con dos personas que ya eran pareja?
Saqué el móvil y revisé por enésima vez que la ubicación fuera correcta. Faltaban cinco minutos para la hora en la que habíamos quedado y no daban señales de vida, así que me planteé irme, porque a mí no se me había perdido nada allí, pero cuando los vi, pensé que el corazón se me iba a salir por la boca. Sarah llevaba puesto un vestido azul eléctrico que se ceñía a su cuerpo de una manera que debía ser ilegal en unos cuantos países y Daniel, por su parte, llevaba unos vaqueros, una chaqueta vaquera y una camiseta gris. Venían de la mano y eran tan atractivos que se me fueron olvidando el cigarrillo y el puñetazo.
Nos saludamos con un beso en la mejilla y pasamos a una de las mesas de la terraza, en concreto, a una que estaba un poco apartada. Más adelante descubriría que la habíamos conseguido gracias a Alexander Fenris. -[Daniel]Se está bien, aquí, hay buenas vistas.[/Daniel] – comentó Daniel una vez estuvimos sentados.
– [Sasha]Sí.[/Sasha] – les miré de reojo. Hacía una noche agradable y el restaurante estaba medio vacío, porque era un día entre semana. Habíamos pedido un entrante y un plato cada uno para compartir. De beber, todos agua, menos yo que me había inclinado por pedir una copa de vino y ya me estaba arrepintiendo.
– [Sarah]Sí.[/Sarah]- Sarah se echó a reír y me sirvió un poco de aquella ensalada con frutos secos, cosas verdes y queso.- [Sarah]Esto es muy raro.[/Sarah]- ¿Cuándo era la última vez que había comido algo verde?
– [Daniel]Poco habitual, pero…eso no tiene por qué ser malo.[/Daniel] – dio un trago de su agua y me miró sonriendo.
– [Sasha]¿Estás seguro, pelirrojo?[/Sasha] – juguetéé con la ensalada en el plato. Estaba tan nerviosa que no quería comer.
– [Daniel]Sé lo que siente Sarah por ti y después de lo que hemos pasado, no dudo de lo que siente por mí y…[/Daniel] – se quedó pensativo. – [Daniel]…no creo que sean incompatibles.[/Daniel]
– [Sarah]Podemos ser amigos[/Sarah].- Sarah lo dijo para picarme, pero entonces no me di cuenta.
– [Sasha]No creo que aguantase tanto tiempo cerca de ti sin nada más, S.[/Sasha] – contesté llevándome unos cuantos hierbajos a la boca. Menos mal que los segundos que habíamos pedido ya tenían algo más de sustancia.
– [Sarah]No quiero que pienses que eres la fantasía de una pareja aburrida[/Sarah].- me aclaró.
– [Daniel]Yo no busco…formar parte si eso es un problema.[/Daniel] – el camarero vino a llevarse el plato vacío y volvió al poco con los segundos (uno de carne, uno de pasta y otro de verduras).
– [Sasha]Necesito saber que no es solo sexo.[/Sasha] – confesé cuando ya no había nadie que nos pudiera escuchar.
– [Sarah]No es solo sexo[/Sarah].- Esta vez, Daniel fue el que sirvió los platos.- [Sarah]Pero también es sexo[/Sarah].- la palabra se quedó flotando en el ambiente mientras probaba la lasaña vegana, que era más sabrosa de lo que había pensado.
– [Sasha]¿Y si no me apeteciera contigo, habría un problema?[/Sasha] – le pregunté a Daniel sin irme por las ramas. Me atraía, pero no estaba segura de que pudiera llegar a disfrutar del sexo hetero. Había descubierto mi bisexualidad hacía tan poco tiempo que mi experiencia era muy limitada.
– [Daniel]No. Pero me gustaría que nos llevásemos bien si es posible, ser cercanos para…hacerlo todo más fácil.[/Daniel] – masticó su carne con cuidado. Qué boca, señor. Qué boca tenía este hombre.
Continuamos comiendo en silencio, hasta que Sarah volvió a hablar.- [Sarah]Mirad, me gustáis los dos. Bueno, lo de Daniel es… diferente, llevamos muchos años y es… mi pareja, mi amigo, mi amante.[/Sarah]- la aclaración me fastidió un poco, pero sabía qué quería decir.- [Sarah]Pero has llegado tú y siento que también puedes ser igual de importante. O no. El tiempo lo dirá[/Sarah].- la mano de Daniel se posó sobre la suya.
– [Sasha]¿Qué sientes por mí?[/Sasha] – dije después de tomar aire.- [Sasha]¿Qué sentís por mí?[/Sasha].
– [Sarah]Me gustas y quiero conocerte[/Sarah].- Daniel asintió dándole la razón.
– [Sasha]No pido algo seguro. Creo que los dos somos conscientes ahora mismo de que estamos aquí por ella.[/Sasha] – estaba tan nerviosa que las palabras salían solas.- [Sasha]Vamos, que estoy dentro[/Sasha].- sinteticé antes de cagarla.
– [Daniel]Yo solo puedo decir que, si sale bien, para mí serás de la familia. Sin distinciones.[/Daniel] -al pelirrojo se le daba mal disimular la sonrisa que se había plantado en su cara.
Sarah se puso de rodillas y me besó. Después, hizo lo mismo con Daniel. Los murmullos aumentaron, pero me importó una mierda, porque en Louna no nos conocía ni Cristo. Y si nos conocía alguien, que le aprovechasen las vistas.- [Sasha]Yo necesito besaros también para confirmar que me ponéis[/Sasha].- anuncié antes de ponerme de pie y les di un buen meneo a cada uno.
Cuando el restaurante se fue vaciando, los camareros subieron la música y acabamos bailando ‘Perfect’ de Ed Sheeran a tres bandas.
Veinte años después, seguíamos juntos. Lo que había unido el brevas de Ed Sheeran, que no lo separase nadie.
Well I found a woman
Stronger than anyone I know
She shares my dreams
I hope that someday I’ll share her home
I found a love
To carry more than just my secrets
To carry love, to carry children of our own
Daniel – Hotel ‘Bahía Serena’
Mañana
Abandoné estos diarios hace mucho tiempo. No me sentía cómodo ocultando la verdad en un lugar que tantos secretos me ha guardado. No sé si mi vida ahora me dejará mucho tiempo para escribir, pero intentaré hacerlo de vez en cuando.
Ahora mismo tengo claro por dónde debo volver a empezar. Sarah, Sasha y yo hemos hecho un pacto, dejar constancia en nuestros diarios a fecha de hoy cómo llegamos a formar la relación que tenemos ahora, un amor que no todo el mundo es capaz de comprender. Un amor que ni yo mismo llegaría a imaginar.
Después de aquella primera noche juntos y una agradable mañana desayunando los tres y visitando Louna despreocupadamente, vinieron muchas más.
Evitábamos Moondale casi siempre, solíamos aprovechar los fines de semana y momentos puntuales de baja actividad demoníaca, a veces con la excusa de disfrutar la paz y otras con la de asegurarnos que todo Ripper estaba tranquilo.
No nos atrevíamos a mucho más porque en aquél momento la relación se sustentaba en lo que Sarah sentía por nosotros y nosotros dos sentíamos por Sarah. Nuestras muestras de cariño se limitaban principalmente a Sarah y en un ámbito más íntimo, Sasha y yo actuábamos como si fuéramos los únicos en la sala con ella. Había algo que nos retenía.
Siempre hemos dicho que las Echolls son bastante dormilonas, aunque también es cierto que las patrullas y los tríos cansan. Así que como Sasha y yo éramos dos alondras, no tardamos en empezar a pasar las mañanas juntos. Caminábamos por la playa, hablábamos de Sarah y disfrutábamos de cosas sin trascendencia.
Tardé mucho tiempo en empezar a darme cuenta de que yo también estaba empezando a sentir algo por ella. Al principio lo guardé para mí, tenía miedo de que Sarah pensara que iba a quererla menos si quería también a Sasha. Es algo muy complejo que no sabría explicar del todo, es un territorio al que no nos han acostumbrado, apenas hay libros, cine o series sobre el poliamor. En general, el mundo parecía rechazar la idea de poder amar a más de una persona.
No lo admití a nadie, ni siquiera a mí mismo, hasta que Sarah empezó a estar preocupada por nuestra relación, la de los tres. Ella nos quería, no me molestaba, algo que tampoco me esperaba, pero día a día se iba preocupando más de hacernos daño o de sentirse como una egoísta por estar con los dos. Me costó mucho, más de lo que puedo resumir, pero no podía verla culparse de esa manera, así que le conté la verdad, que yo también me estaba enamorando de Sasha.
Recuerdo el nudo en el pecho, el miedo a que Sarah me odiase o cambiase su forma de verme, el miedo a alejarla de mí como aquella vez no hacía tanto tiempo. La realidad fue muy distinta, Sarah sonrió, fue como si de pronto le quitaran un peso de encima. Hablamos durante toda la semana largo y tendido de nuestra relación y de nuestro futuro, pero faltaba una persona. De nada servía que yo la quisiera si ella no sentía lo mismo por mí.
Ese fin de semana recuerdo que nos fuimos a Merelia, que un tiempo más tarde se convertiría en nuestro refugio habitual cuando Sasha compró la casa de la playa a nombre de los niños. Después de una noche intensa, Sarah dormía plácidamente, así que le di un beso y me levanté para dar un paseo por la playa y pensar.
Por cómo lo cuento, parece que la decisión fue inmediata y que lo que sentía por Sasha se descubrió de un día para otro, como si sirviera algún tipo de capricho o de deseo de cumplir con lo que Sarah quería. Pero la realidad es muy distinta, fue un proceso muy largo, tanto en los meses en los que me negué lo que empezaba a sentir por ella como en esa semana llena de dudas e incertidumbres sobre si Sarah estaba de verdad de acuerdo en que yo también la quisiera y el miedo a que no fuese recíproco. Para alguien tímido, enamorarse dos veces era un infierno, no solo había pasado con esa incertidumbre con Sarah si no que ahora tenía que volver a pasarla. Fue todo tan caótico en mi mente como ha quedado reflejado a la hora de contarlo.
Cuando salí a la playa, en teoría de acceso público pero al encontrarse tan cerca de la casa, normalmente vacía, no me costó encontrar la silueta de Sasha recortada contra el mar. – [Daniel]Sasha…[/Daniel] – la llamé, acercándome. Ella se giró y fijó en mí sus gafas de sol, que ocultaban sus penetrantes ojos claros. Llevaba la melena rubia suelta. El estómago me dio un vuelco. – [Daniel]¿Te molesta si te acompaño?[/Daniel] – pregunté, casi titubeando.
– [Sasha]No[/Sasha].- ella sonrió ligeramente y pensé que estaba preciosa.
– [Daniel]Sarah está profundamente dormida.[/Daniel] – comenté. Era nuestro nexo de unión. Si había algo de lo que pudiera estar seguro en el mundo, era que quería a Sarah más que a la vida misma y podía sentir que Sasha compartía la misma opinión. Sasha y yo estábamos tocados por la oscuridad en nuestras vidas y Sarah era nuestra luz en la oscuridad.
– [Sasha]Es dormilona, ¿verdad?[/Sasha]- me preguntó. Casi todo el mundo conocía a otra Sasha diferente, pero cuando estaba con Sarah te dabas cuenta de que había un lado muy vulnerable que protegía con todas sus fuerzas. No hablaba mucho de su vida pasada pero con el tiempo se iban sabiendo detalles. Conocerla más a fondo solo me hizo reafirmar lo que sentía por ella.
– [Daniel]Un poco, ya lo irás descubriendo ahora que eres parte de…bueno de esto.[/Daniel] – respondí, mirándola. Ella me devolvió la mirada, pero no pude valorar su reacción por las gafas de sol.
– [Sasha]Poco a poco[/Sasha].- respondió ella. Sasha temía todo esto. Ella era la que más tenía que perder, de eso Sarah y yo éramos perfectamente conscientes, por eso me esforzaba al máximo para intentar que se sintiera bien con nosotros, para no hacer nunca el más mínimo gesto que indicara que Sarah y yo teníamos una complicidad en la que ella no participaba. Por eso tenía mucha cautela e iba muy despacio, siempre con la guardia alta. – [Sasha]He pensado compraros algo por los tres meses.[/Sasha]- añadió, sorprendiéndome de verdad. Me quedé en silencio y le sonreí.- [Sasha]No te rías que te estaco.[/Sasha] – replicó ella, sin poder contener una sonrisa leve.
– [Daniel]Es una idea genial. Yo había pensado hacer una cena.[/Daniel] – que Sasha admitiese abiertamente el aniversario y quisiera hacer algo era totalmente inesperado y me abría una puerta a que pudiéramos ser más que dos personas enamoradas de Sarah y ser tres personas enamoradas entre sí. No podía negar la razón a Sarah respecto a que la otra forma quizá no duraría mucho. Además, pronto entraría alguien más en nuestras vidas y teníamos que estar preparados para todo, nuestro hijo.
– [Sasha]Y de postre: Sarah.[/Sasha]- bromeó ella. Se mordió brevemente el labio con el colmillo izquierdo. Un gesto que hacía a veces pero que seguramente no se daría cuenta de que había percibido. Igual que me pasaba con Sarah, empezaba a conocer y adorar todos sus gestos, hasta los más pequeños.
Nos quedamos en silencio, pensando. La noche anterior había estado muy tentado de acercarme más a ella mientras estábamos intimando, pero no quería complicar las cosas, ni siquiera sabía si le gustaban los hombres. ¿Quién era yo para asumir nada?
No paraba de darle vueltas a cómo decirle lo que sentía por ella. Y al final, como muchas cosas en la vida, se resolvió todo solo.
– [Sasha]¿Yo para ti qué soy, pelirrojo?[/Sasha]- me preguntó. Un escalofrío me recorrió la espalda. Observé la playa, vacía salvo por las sombrillas que llevaban allí desde la madrugada, guardando el sitio.
Suspiré, lanzándome a decir lo que sentía. – [Daniel]Es complicado de pensar.[/Daniel] – dije. Trataba de explicarme pero no sabía por dónde empezar. En el fondo me estaba protegiendo. – [Daniel]De…esto nuestro, no te hablan en ningún sitio.[/Daniel] – comenté. Había buscado mucho sobre el tema y al final me quedaban claras las diferencias dentro del poliamor. Cumplíamos todos los puntos básicos para llevarla a cabo bien, así que solo quedaba lidiar con los sentimientos y las emociones, lo más difícil. – [Daniel]Te estoy cogiendo mucho cariño, Sasha.[/Daniel] – añadí, pensativo. Me había mordido la lengua demasiado, pero viendo que Sasha quería ir despacio, tuve miedo a asustarla diciendo que estaba enamorado de ella.
– [Sasha]¿Cariño como a una mascota o CARIÑO?[/Sasha] – preguntó, enarcando una ceja.
– [Daniel]Hay un motivo por el que no…por el que no he intentado….[/Daniel] – traté de explicar. Si intimabamos, aunque fuese en un arranque de pasión, no podría poner freno a lo que sentía por ella. Estaba enamorado y por mi mente solo pasaba la opción de tener sexo con personas por las que me sentía así, hasta el momento, solo Sarah. Por eso para mí sería un gran paso que no podía hacer si no estaba seguro de que fuese correspondido.
– [Sasha]Te estás poniendo del color de tu pelo.[/Sasha]- se rió. Es cierto que me noté la cara ardiendo y no era por el sol. Hablar de cosas privadas nunca había sido lo mío.
Me atraganté un poco con la saliva al ir a responder. – [Daniel]No me he atrevido a hacer nada contigo por si no querías, para no incomodarte y…porque si pasaba…pues…iba a empezar a sentir algo.[/Daniel] – confesé, aunque no era del todo así. Ya lo sentía, lo único que cambiaría es que lo confirmaría y no podría dar marcha atrás. De otra forma, era capaz de seguir así si ella solo quería estar con Sarah. De las dos opciones, Sarah prefería que todos nos quisiéramos, pero lo que sintiera Sasha no se sabía.
– [Sasha]¿Eres uno de esos?[/Sasha] – preguntó, mirándome.- [Sasha]De los que se enamoran.[/Sasha] – añadió. Me imaginé que se refería a que solo practicaba sexo si había amor. Y la verdad es que sí, así era. En teoría había una etiqueta, pero había dejado de creer en etiquetas hacía mucho.
Sonreí y miré la arena moviéndose bajo mis pies, arrastrada por las olas igual que mi vida se veía arrastrada por mi corazón. – [Daniel]Y estoy enamorada de ti. Y de Sarah, claro.[/Daniel] – añadí, sin pararme a meditarlo en mi cabeza, porque no me habría atrevido a decirlo. Los segundos en los que Sasha me aguantó la mirada tras las gafas y no dijo nada fueron unos de los más largos de mi vida, comparables al miedo al declararme a Sarah. Las dos mujeres de las que estaba enamorado me habían hecho pasar un mal rato, eso si todo salía bien.
– [Sasha]Joder, la veo y es que me quedo sin aire. ¿Estamos seguros de que es real y no la estamos flipando?[/Sasha]- replicó encogiéndose de hombros.- [Sasha]¿Y sabes que es lo peor? Que te veo a ti y solo pienso en cerdadas. Yo era bollera, ¿vale? Bollera. Y ahora quiero que me partas en dos. Que me partáis en dos los dos. O lo que sea[/Sasha] – sentenció. No pude contener la sonrisa que se dibujó en mis labios. Eso significaba que era recíproco, al menos en el terreno en que Sasha estaba dispuesta a admitir. No se permitía mostrarse muy sentimental.
– [Daniel]¿Ah sí? Mira por dónde.[/Daniel] – dije. Mi mañana había mejorado considerablemente. Tenía ganas de volver con Sarah y contárselo.
– [Sasha]Pero no te emociones, que esto te lo he dicho porque estoy premenstrual.[/Sasha]- replicó, sin dejar caer el mecanismo de autodefensa.
– [Daniel]¿Entonces tú y yo deberíamos…volvernos más cercanos?[/Daniel] – pregunté, esperando una confirmación más…evidente.
– [Sasha]Eh…¿te estás insinuando?[/Sasha]- preguntó haciendo como que me miraba de arriba a abajo, aunque a esas alturas ya debía saberse muy bien como era.
– [Daniel]¿Quizá? No sé, me gustas, te gusto, a Sarah le gusta que nos gustemos…[/Daniel] – resumí. Me gustaba intentar simplificar las cosas porque a veces la vida era demasiado compleja.
– [Sasha]Menos mal que estás bueno, porque así no habríamos ligado en la vida.[/Sasha]- se rió, soltándome una palmada en el culo que me recordó que ambas eran mucho más fuertes que yo. Se ve que tenía un tipo, rubias, ojos azules y capaces de partir metal con las manos desnudas.
– [Daniel]Eh…también sé hacerlo, pero estoy oxidado.[/Daniel] – carraspeé como si me preparase y entonces me dejé llevar. Me acerqué a ella, que se detuvo, llevé una mano a su mejilla derecha y acerqué mis labios a los suyos hasta que nos fundimos en un largo beso. El primero de verdad.
– [Sasha]Vaya.[/Sasha]- respondió cuando nos separamos, mirándome con las gafas de sol en la mano.
La miré a los ojos, como si la viera por primera vez en mucho tiempo. – [Daniel]¿Me he ganado un hueco en tu corazón?[/Daniel] – pregunté.
– [Sasha]Yo no tengo de eso.[/Sasha]- replicó llevándose una mano al pecho. Pero analicé todas y cada una de las señales. Sasha me quería y quería a Sarah. Sarah quería a Sasha y me quería a mí. Y yo quería a Sarah y a Sasha. Nuestro amor era tan grande que tenía que ser compartido entre tres personas.
– [Daniel]Empiezo a conocerte mejor.[/Daniel] – le aseguré. Sarah también tenía coraza cuando nos conocimos y seguía haciéndolo, nunca iba a dejar de cargar el peso del mundo. No era capaz de concebir cómo podía haber conseguido estar junto a las dos personas más maravillosas del mundo. – [Daniel]Ven, vamos a despertar a nuestra novia.[/Daniel] – añadí, atreviéndome a cogerle la mano, que ella no soltó.
Ese día marcó un hito en la historia, Sarah se despertó con una sonrisa. Bueno, vale, es una exageración, la sonrisa vino luego, al principio se despertó refunfuñando. Pero cuando supo que los tres nos queríamos sonrió, recordándome una vez más lo mucho que la quería.
A partir de entonces todo fue más fácil y menos confuso entre nosotros. Fuimos ganando mucha confianza, algo muy necesario teniendo en cuenta que teníamos que llevarlo en secreto por miedo a que alguien nos atacara donde más dolía, nuestro futuro hijo. Con el tiempo, vino también Elle y luego la acogida de Dante por un proceso riguroso.
Sasha aguantó estoicamente fingiendo vivir en el apartamento de la Escuela pero volviendo a nuestra cama tras las cacerías. Hubo momentos duros, hubo peleas entre unos y otros, pero nada que no solucionásemos. Lo más duro de todo ese tiempo fue tener que actuar como si Sasha no fuera uno más de nuestra familia. Por suerte esa oscura etapa ya ha pasado y ahora podemos permitirnos ser felices de nuevo. Gracias a Ellie, el fruto de nuestro amor. No podía estar más orgulloso de mis hijos.
MESES MÁS TARDE
Nuestro creciente secreto no lo era tanto en realidad. Las personas de más confianza se enteraron con el paso del tiempo, algunos directamente y otros de forma indirecta o con sospechas, pero nunca nos atrevimos a confirmar nada, por los niños y por miedo a que sus juicios nos separasen de ellos mismos. Diana fue de las primeras personas en saberlo, porque Sarah había hablado con ella. La segunda, fue Cara, aunque con ella nunca se sabía cómo iba a reaccionar.
– [Cara]¿Cuánto le pagas a Cara Elle por la sesión de psicología?[/Cara] – preguntó mi hermana, sentada en su silla de contable. Hasta el momento solo le había dicho que necesitaba su consejo, pero parecía molesta por algo así que se había puesto en modo defensa activa.
– [Daniel]Somos hermanos, va incluido en el plan[/Daniel]. – repliqué, con un argumento sin mucho peso. Ser familia sanguínea no daba derecho a nada realmente, pero no hablaba con ella para desahogarme, hablaba con ella porque la quería, porque durante media vida pensé que la había perdido antes siquiera de conocerla y entonces llegó a mi vida como un milagro. Desde entonces vivía con miedo a perderla de vista.
Ella me miró, con las gafas negras que llevaba desde hacía unos años. Sí, por desgracia la genética Seidr no garantizaba no tener los típicos problemas de vista. Desde hacía unos años yo también llevaba unas gafas para leer y ver algo. Cosas de la vejez.
– [Cara]La excusa de los hermanos se la cuentas a otra, porque con Cara Elle no cuela.[/Cara]- sentenció dejando claro que pensaba que últimamente no le hacía mucho caso. Tenía razón, en las últimas semanas no habíamos parado de intentar dejar la casa nueva más o menos lista, algo que había probado ser muy díficil con un bebé de menos de un año de alta demanda.
Me acerqué a ella. Llevaba un paquete a la espalda como predisculpa, algo que sabía que le gustaba. – [Daniel]He estado un poco ausente pero tiene explicación. Te lo compensaré.[/Daniel] – dije, tendiéndole una cajita.
Ella la cogió de mi mano y la desenvolvió rápidamente para descubrir un muñeco cabezón que no tenía. – [Cara]Vale 9,99 en Infinizon.[/Cara]- farfulló. Habían pasado los años y tenía su propia familia con unos niños estupendos, pero seguía siendo la misma.
– [Daniel]Es solo es mientras te encuentro uno raro.[/Daniel] – me defendí. Para los números era un prodigio, para las relaciones sociales, toda una mowgli.
– [Cara]Como Daniel tiene dos novias y la trama nos ha relegado a un flashback, le traes a Cara Elle un regalo un poco caca.[/Cara]- comentó hablando para sí misma. Me quedé helado.
– [Daniel]¿C-cómo lo sabes?[/Daniel] – pregunté. No tenía miedo solamente de lo que opinase de nuestra relación, si no de que se enfadase por no habérselo contado yo mismo mucho antes.
– [Cara]Era fácil.[/Cara]- comentó examinando el muñeco. Cara era como una persona con Asperger, de hecho hacía unos años una trabajadora de la Escuela me lo había comentado, lo que no pude decirle es que Cara había tenido un pasado muy especial.- [Cara]No sois discretos.[/Cara] – añadió como si dictase sentencia.
– [Daniel]Pensaba que sí.[/Daniel] – respondí. En parte me sentía con bajón por no tener unas dotes de discreción tan grandes como pensaba. – [Daniel]¿Lo sabe alguien más?[/Daniel] – pregunté, en tensión.
– [Cara]Daakka, Diana, Christopher…[/Cara]- replicó encogiéndose de hombros. Diana lo sabía desde antes de empezar. Lo de Toph parecía lógico, pero nunca había dicho nada, supongo que no quería meterse. Y si Cara lo sabía, estaba claro que Daakka también, pero a él seguro que no le importaba.
Suspiré con pesar, iba a tener que dar muchas explicaciones, no por nuestra relación, si no porque pensaran que no había confiado lo suficiente en ellos para contárselo. – [Daniel]¿Tú qué opinas?[/Daniel] – pregunté finalmente. No dudaba de mi hermana, pero su opinión me importaba mucho.
– [Cara]Que el Funko tiene una marca en la cara.[/Cara]- respondió, colocándolo en la estantería.- [Cara]Pero gracias.[/Cara] – añadió dándome la espalda.
– [Daniel]Cara, ¿qué te parece que esté con Sarah y con Sasha?[/Daniel] – pregunté concretando un poco más.
– [Cara]Que si Daniel ya tenía poco tiempo para Cara Elle, ahora va a tener menos.[/Cara]- se giró y frunció el ceño, cruzando los brazos aún de pie.
– [Daniel]Claro que voy a tener tiempo para ti, bicho.[/Daniel] – me acerqué a ella, aún haciendo pucheros, y le di un abrazo.
– [Cara]Ya.[/Cara]- sentenció, aún ofendida, pero empezando a pasársele.- [Cara]Sasha es guapa. Sarah es guapa. Daniel es regular.[/Cara] – añadió. Eso significaba que ya empezaba a perdonarme.
– [Daniel]Eh, porque soy tu hermano.[/Daniel] – me defendí. Tampoco estaba tan mal.
– [Cara]No, es que Daniel es regular.[/Cara]- movió la mano como diciendo «así asá». La miré frunciendo el ceño y se echó a reír. – [Cara]¿Es amor o es sexo?[/Cara] – me preguntó, con total seriedad.
– [Daniel]Al principio era solo por Sarah. Y ahora las quiero a las dos.[/Daniel] – le expliqué. Resultaba sorprendentemente fácil hablar de eso con mi hermana, tanto que me arrepentí de no hacerlo hacía mucho tiempo, cuando no dejaba de dudar si también quería a Sasha o no. – [Daniel]Esto solo te lo puedo contar a ti. Sarah siempre será el amor de mi vida, pero ahora he descubierto que puedes tener dos amores de tu vida y Sasha es el otro.[/Daniel] – aclaré. En aquél momento seguía siendo un mar de dudas. Ahora, a punto de coger un avión para irnos de vacaciones románticas por primera vez, con el apoyo y el cariño de todos los que nos importan, no me podía sentir más completo. Sarah, Sasha y los niños eran mi vida, junto con el resto de personas que siempre habían estado ahí.
– [Cara]A Cara Elle le pasó lo mismo con Daakka y Duke, pero como son una persona, es más fácil.[/Cara]. – aseguró. Lo cierto es que viéndolo así, mi hermana había pasado por una situación muy parecida.
– [Daniel]Eres la mejor.[/Daniel] – le recordé, mirándola con cariño. Una parte de mí quería devolver todo el tiempo que habíamos perdido y siempre estaba frustrado por no poder dedicarle más, pero la vida de los adultos está llena de obligaciones.
– [Cara]La mejor pero le traes un Funko de 9’99.[/Cara]- se quejó, mirándome.
– [Daniel]Eh, también te traigo otra cosa. Una invitación para una cena con Sarah, Sasha y yo. Tenemos algo que pedirte.[/Daniel] – añadí. Ése era el verdadero motivo por el que había ido, además de contarle la verdad.
– [Cara]¿Es para que Cara Elle sea tu relevo cuando no puedas?[/Cara] – preguntó, por suerte no estaba bebiendo nada porque lo habría escupido como si fuera un dibujo animado.
– [Daniel]No.[/Daniel] – fingí fruncir el ceño, como si me la hubiera tomado en serio. – [Daniel]Hemos pensado tener otro bebé.[/Daniel] – expliqué finalmente. Había sido el fruto de unas semanas pensando los tres. Evidentemente, no era para «ya», porque Xander se encargaba de no dejar tiempo para nada y de llorar cada vez que cualquiera de los tres dejara la sala en la que él estaba.
– [Cara]Sí, quiero ser su madrina.[/Cara]- sentenció. Me eché a reír. Cara llevaba con ganas de ser la madrina desde que nació Xander, pero en ese caso el honor fue para la tía Diana, igual que Sarah era la madrina de Amy, algo que habían dicho desde pequeñas. Llegado el momento de pensar en la madrina de nuestro futuro hijo o hija, todos lo tuvimos claro.- [Cara]Y si es niña me encantaría que le pusierais Elle.[/Cara] – añadió. No sé si mi hermana al final había robado las piedras que le ofrecían en las Pruebas o si conocía alguna forma de ver el futuro, pero ya habíamos discutido los nombres y uno de ellos, si era niña, era Elle.
– [Daniel]Básicamente eso era la sorpresa de toda la cena.[/Daniel] – comenté, era un poco difícil sorprender a mi hermana.
– [Cara]¿Y lo de hacerte el relevo no cuela?[/Cara] – preguntó. Hacía ya una temporada por aquél entonces que Cara había empezado a hablar en primera persona. Supongo que tener a Leo la había ayudado con el miedo que tanto tiempo la persiguió. Pero seguía habiendo veces en las que volvía al hábito, aunque nunca con el niño delante.
– [Daniel]Tú ya tienes tus dos novios.[/Daniel] – le recordé.
– [Cara]Y tú dos novias.[/Cara]- replicó ella enarcando una ceja.
– [Daniel]Pues estamos iguales.[/Daniel] – le pinché.
– [Cara]Pis istimis iguilis.[/Cara]- se burló ella. Me hizo gracia estar haciendo algo tan de hermanos. Estaba claro que tenía que pasar ratos con ella más a menudo y pensaba hacerlo.
– [Daniel]Anda vamos a comer, yo invito.[/Daniel] – dije, mirando el reloj. Era algo pronto para la hora estándar de la comida, pero eso para los Arkkan no significaba nada.
– [Cara]Indi vimis i quimir, yi inviti.[/Cara]- replicó mientras cogía sus cosas.
– [Daniel]A ver si pides la comida en el Kalevala así.[/Daniel] – le reté. Era uno de los restaurantes favoritos de Cara, adoraba pedir los platos más picantes.
Su respuesta fue llevarse un dedo a la nariz para imitar a un cerdo.- [Cara]Ahora Cara Elle es idéntica a Daniel[/Cara]. – yo no tenía nariz de cerdo. No tengo nariz de cerdo, ¿verdad?
– [Daniel]Serás…¿a que ponemos a Rebecca de madrina?[/Daniel] – la pinché. Por aquél entonces Rebecca seguía hablándose con nosotros, algo que dejó de hacer después de separarse de Dom, como si siempre hubiéramos sido solo los amigos de Dom. Cara y ella nunca habían sido las mejores amigas, así que sabía dónde picarla.
Ella puso gesto de enfado y me tiró del pelo, así que la cogí a cuestas y ella volvió a tirar como si fuera montando a caballo. Acabámos riéndonos mientras caminábamos por los pasillos de la Escuela.
A veces la vida es más sencilla de lo que parece.
But, this is your heart
Can you feel it? Can you feel it?
Pumps through your veins
Can you feel it? Can you feel it?
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.