[align=center][b]Diana Echolls| Cafeteria [color=purple]{Con Ben McBeth}[/color][/b]
No tenía ni idea de por qué se me había ocurrido salir de casa. Tenía una resaca épica que me provocaba un dolor de cabeza que recordaría toda mi vida cuando me acercase a una botella de tequila y lo paliaba como podía a base de ibuprofeno y unas oscuras gafas de sol que impedían que la luz me diera directamente en los ojos. Me sentía como un vampiro, aunque por suerte no tenía que moverme por las alcantarillas ni con una manta raída encima de la cabeza.
¿Sabéis qué es lo peor que os puede pasar un día que tengáis resaca? Que tengáis una premoción. Y eso mismo me pasó a mí al poner un pie en la cafetería. Mi nuevo cuerpo era a prueba de visiones, pero no de dolores de cabeza y cuando las cientos de imágenes me atravesaron a toda velocidad pensé que me moría. Me sujeté la cabeza con ambas manos para paliar el dolor ante la mirada atónita de los que aprovechaban aquel día soleado de Diciembre en la terraza. La visión fue clara y concisa: En aquel café había un demonio (bastante atractivo) leyendo un libro sobre Mason. Eso sólo podía significar que Los Grandes Poderes lo querían en nuestro bando. Y si algo había aprendido de Los Grandes Poderes era que además de los culebrones les gustaban los buenos.