[align=center][b][SIZE=4]Edward MacLay | Escocia
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Después de varios días sin conseguir pegar ojo o dormir apenas horas el viaje había logrado lo que llevaba necesitando hace tiempo, descansar. La primera noche con el viaje del avión caí casi inconsciente sobre la cama, la segunda noche tarde algo más en dormirme, pero con el desgaste físico de pasar el día en la piscina jugando al voleibol acuático o los largos entre algunos tampoco tarde mucho.
Me quede unos segundos desorientado al levantarme, no recordaba donde estaba hasta que vi la maleta apartada a un lado de la habitación. Al ver la hora que marcaba el reloj de cuco pensé que estaba parado, pero al mirar por la ventana vi como el sol empezaba a salir, por lo que la hora era la correcta.
Me vestí lo más silenciosamente que pude por si los tíos de McLeod, Liad y Cecil seguían durmiendo. Yo podría haber echo lo mismo, seguir durmiendo, pero sorprendentemente el cansancio había desaparecido, y es que no hay nada mejor que recuperar el sueño perdido. Ande despacio de un lado a otro de la casa evitando el crujir del parquet. Primero me acerque al baño para lavarme la cara y terminar de despertarme, después baje hasta la cocina para desayunar. Para seguir evitando hacer ruido opte por el zumo natural de la nevera junto a las tostadas.