[align=center][SIZE=3][b]Sarah Echolls | Casa de las Echolls {Con Daniel, McLeod, Diana, Ed, Cecil, Liad y su madre}[/SIZE][/b]
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[align=center][i]»Volvía a ser de noche. En la posada Roca de Guía reinaba el silencio, un silencio triple.
El silencio más obvio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban.»
(El nombre del viento, Patrick Rothfuss)[/i][/align]
El viaje de vuelta desde el Bar de Lorne hasta mi casa lo hicimos en completo silencio. Ni siquiera Cecil que solía ser casi tan hablador como Diana decía lo más mínimo. Le pedí a Daniel que me dejase conducir su coche para no pensar, así que él ocupó el asiento del copiloto y Cecil iba en la parte trasera asomando la cabeza de cuando en cuando por el hueco.
En el otro coche iban McLeod, Diana y Silver. Nos repartimos así porque nadie quería quedarse solo. Nos habíamos enfrentado a nuestras peores pesadillas y ahora debíamos enfrentarnos también a las secuelas. Ni siquiera fuimos capaces de separarnos cuando McLeod y Diana tuvieron que desviarse para dejar a Silver en su casa o cuando pasamos por el piso de Cecil para que cogiese el pijama y la ropa para el día siguiente. Por ridículo que pueda parecer, nos daba miedo, aunque nadie tenía el valor de admitirlo.