[align=center][b]Sarah Echolls | Casa de las Echolls [color=purple]{Con Daniel, Diana y su madre}[/b][/color]
Cuando por fin nos sentamos en la mesa, miré a los que tenía a mi alrededor. Las chicas, con diademas de cuernos de renos con cascabeles en la cabeza y los chicos, con gorritos de Papá Noel (que Jan había traído para todos) hacían que no pudiera dejar de sonreír, aunque esa sonrisa que por fuera estaba perfectamente dibujada, por dentro era más un suspiro de alivio por tenerlos a todos en casa.
Daniel me sacó de mis pensamientos quitándome la diadema de reno y agitándola en el aire, a lo que yo le respondí calándole el gorro de Papá Noel hasta los ojos. Durante unos segundos simuló estar ciego y me daba con la diadema en la cabeza, pero después paró y volvimos a la normalidad. Quise darle un beso o decirle algo bonito, pero se quedó en un cruce de miradas que duró hasta que Diana empezó a mirarnos descaradamente para hacernos pasar vergüenza, así que me conforme con poner mi mano sobre su pierna y que él pusiera su mano encima para apretármela con fuerza.
Si había algo que supiéramos, era lo que sentíamos el uno por el otro, pero ninguno de los dos (especialmente yo) éramos como Diana que cada cinco segundos tenía que proclamar a los cuatro vientos que le gustaba McLeod, porque como dijo Saul Tigh en Battlestar Galactica.-[i]Shouldn’t need to spout the words; I feel it less with words. Just let me Gods-damn feel it and I’ll fill the frakkin’ room.[/i]