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Etiqueta: Dante Villiers ‘Icarus’ (futuro z)

  • EL FIN DE LA UTOPÍA

    Dante Villiers | Edificio Lenora

    Me desperté confuso, con un dolor penetrante en la base del cuello que se extendía, ramificándose, por toda mi cabeza. Cuando conseguí recuperarme de la confusión miré a mi alrededor y vi que estaba en una especie de celda, aunque la puerta estaba abierta.

    Por instinto salí fuera y empecé a recordar lo que había ocurrido. Había perseguido a la que me había atacado hasta el claro de un bosque y allí me había topado con un golpe de estado antes de caer inconsciente.

    Me llamó la atención un papel que había sobre una mesa frente a la celda. Estaba escrito de manera apresurada y podía leerse: Señor Villiers, sentimos mucho todo lo que ha ocurrido, pero con suerte, cuando despierte, todo cobrará sentido y todos viviremos en un mundo mejor. Si despierta demasiado pronto no se acerque al Edificio Lenora. La nota estaba firmada por un tal Christopher MacLeod, cuyo nombre me sonaba pero sin tener muy claro de dónde.

    La nota me alarmó, y al leer la mención al Edificio Lenora lo primero que pensé fue en mi hermano Cole. Activé el Omnilens e intenté contactar con él, pero eso solo sirvió para aumentar mi preocupación cuando no respondió. Traté de contactar también con mi madre, pero no había más que silencio.

    Siempre había sido bastante imprudente e irreflexivo, y la familia era mi punto débil, por no mencionar mi rebeldía innata. Así que hice exactamente lo que la nota decía que no hiciese y recurrí a mi poder para atravesar el velo de la oscuridad y llegar en un instante al Edificio Lenora.

    Librado del mareo inicial del teletransporte, vi que estaba en la oficina de Cole. El sitio estaba vacío y debía haberse vaciado con prisa. Pero eso no era todo, con el impulso había olvidado que el Edificio tenía un sistema de protección para evitar apariciones como la que yo acababa de hacer, y ese sistema no había funcionado, así que fuera lo que fuera lo que estaba pasando, era gordo.

    Abrí la ventana de la oficina y me lancé al vacío, sintiendo el viento contra mi cuerpo mientras descendía y tomaba impulso para ascender batiendo mis alas hasta las azoteas del Edificio.

    Antes siquiera de aterrizar lo vi. Fuego, humo, sangre y cuerpos inertes por todas partes. Los que se movían o bien estaban enfrentándose entre sí, o bien huían del interior de la planta de la azotea, de una figura femenina vestida de negro.

    Esa figura me llamó la atención de inmediato, pero un grito familiar me hizo volver la vista. En una de las terrazas un amasijo de plumas blancas caía al suelo y trataba de ponerse en pie mientras otra figura la atacaba. Mi madre estaba en peligro, así que volé hacia ella con temor a llegar demasiado tarde, porque quién la atacaba, un miembro de alto rango del bando negro del Consejo, parecía a punto de dar un golpe mortal.

    Mi mente se quedó en blanco al saber que no iba a llegar a tiempo. Quise gritar, pero ni siquiera sé si lo hice o no. No podía soportar la muerte de mi madre, sin ella no era nada, era la única que nos mantenía unidos a mi padre, a Cole y a mí.

    Antes de recibir el golpe fatal, una figura se interpuso y lo recibió en su lugar. Le reconocí mientras caía al suelo, Niall, también miembro de esa especie de golpe de estado. Pero había defendido y salvado a mi madre de un alto rango del gobierno. Fuera como fuese dentro del caos que había en mi cabeza, no esperé, en su lugar utilicé mi segundo poder como nunca había hecho y mandé al atacante a través de la oscuridad que me había llevado allí. Con las prisas no sabía dónde lo había transportado, quizá a ninguna parte y ahora estaba encerrado en la oscuridad para siempre. No me importaba, no después de lo que había hecho.

    Corrí hacia mi madre y la sujeté. Estaba herida. – [Mia]Hijo, tu padre…lo siento…[/Mia] – tartamudeó con lágrimas surcando su rostro. Ella se había salvado, pero mi padre, estuviera donde estuviera, no. Quise preguntarle qué estaba pasando, por qué estaban luchando del lado de la gente cómplice de un golpe de estado, de atacarme e intentar acabar con mi vida, pero mi madre se desmayó, no sé si del dolor o el trauma emocional. Comprobé que estaba bien y la llevé a la oficina de Cole antes de volver a la azotea y aclarar la confusión de una vez por todas.

    Cuando volví, entre la refriega que aún continuaba y el caos que reinaba, distinguí a una figura conocida. La muchacha que me había atacado, esa tal Jane. Sin esperar a que volviese a escapar, me teletransporté a su lado y la aferré del brazo.

    – [Dante]¿Qué cojones es todo esto?[/Dante] – grité. Ella se sobresaltó, pero desvió la mirada con terror hacia otro lado, donde una mujer exactamente igual que ella miraba en nuestra dirección, seguramente habiendo escuchado mi voz.

    – [Xander]Sí, esa es la que intento matarte.[/Xander] – apartando mi mano de la de la chica. Me eché hacia atrás, pensativo. La que había intentado atacarme era la otra, estaba claro una vez las veías a ambas. Eran iguales, pero muy diferentes.

    – [Omega]Escondidos igual que ratas.[/Omega] – dijo la otra chica con una voz más severa y oscura. Continuaba caminando hacia nosotros, que la observábamos escondidos detrás de un muro derribado. De pronto se detuvo, miró a su izquierda y sonrió. Alzó una mano y de su escondite salió volando una chica delgada, de pelo castaño rojizo y una estética animal.

    – [Jane]¡Amy, n..![/Jane] – estuvo a punto de gritar la que estaba a nuestro lado, pero el tipo fornido le tapó la boca para evitar que nos encontrase. Le miré a los ojos y los vi brillantes, conteniendo las lágrimas. La muchacha de pelo castaño rojizo forcejeó hasta que de pronto cayó inerte y la atacante la dejó caer al suelo.

    Jane, la que estaba a mi lado, ahogó un grito. El chico, que aún no sabía cómo se llamaba, la aferró con la mano izquierda mientras la derecha estaba cerrada en un puño de nudillos blancos.

    La muerte de la chica me dejó helado. Había cuerpos allí fuera, en las terrazas, pero hubo algo en ver cómo mataba a esa joven pelirroja que me destrozó.

    – [Xander]No…no…[/Xander] – oí susurrar al chico. Seguí la línea de su mirada y vi que un grupo de jóvenes estaba atacando a la «versión asesina» de Jane. La atacaban de forma rudimentaria, unos con armas, otro, un demonio de piel verde menta, con sus garras y su fuerza, apoyado por un licántropo de pelaje negro como la noche que se lanzaba implacable contra ella. Ella sin embargo recibía cortes que se curaban al instante y cuando se aburría, golpeaba con un abanico de poderes terrorífico.

    No podía soportarlo más, así que traté de usar mi poder para sacarlos a todos de allí, pero no funcionó. De pronto era como si me hubieran arrebatado mis poderes.

    – [Xander]Ha anulado los poderes.[/Xander] – explicó el chico al ver mi cara de asombro y mi frustración. – [Xander]Todos menos los suyos.[/Xander] – aseguró. Con su telekinesis apartó al demonio verde mientras que su brazo se cubría de granito para golpear con fuerza al licántropo. El resto apenas le hacían rasguños con sus armas.

    – [Jane]Los va a matar a todos…[/Jane] – dijo Jane conteniendo las lágrimas. El chico guardó silencio y llevó la mano sobre la barriga de la joven mientras le decía algo al oído. Ella intentó retenerle, pero no pudo evitar que se pusiera en pie y saliese de nuestro escondite.

    – [Xander]Deja que se vayan.[/Xander] – pidió a la asesina, que de un gesto creó una onda expansiva que apartó a todos los que la atacaban.

    – [Omega]No tengo ninguna razón para hacerlo.[/Omega] – sonrió con crueldad  y con un giro de su mano una joven pelirroja que estaba cerca del cuerpo de la otra chica, se llevó las manos al cuello como si no pudiese respirar.

    – [Xander]No son rivales para ti. Pero yo soy inmune a tu poder.[/Xander] – afirmó.

    – [Omega]También lo era tu madre.[/Omega] – sentenció ella. El muchacho tembló de pura rabia.

    – [Xander]No hables de ella…[/Xander] – replicó.

    – [Omega]Es increíble lo fácil que fue todo.[/Omega] – ella empezó a caminar hacia él. – [Omega]Todo porque dieron por fallecida a la cambiaformas que tenía el espíritu de la novia muerta.[/Omega] – señaló con su mano más allá, donde descansaba el cuerpo sin vida del Director. Mientras ella caminaba, absorta en su gloria, en nuestro escondite apareció una chica rubia y un tipo de piel oscura, grande y fornido. – [Omega]Pero resultó que seguía viva, solo se estaba adaptando. Así que me encargué de que las dos estuvieran muertas de verdad.[/Omega] – añadió con una sonrisa pérfida. – [Omega]Después fueron a por la otra Cazadora, así que la maté para suplantarla como si la posesión hubiese vuelto a salir mal.[/Omega] – continuó explicando. Mientras tanto, a mi lado, los demás intentaban que Jane se fuese, pero ella no quería. – [Omega]Entonces fueron a por su último recurso, tu madre.[/Omega] – añadió, ya muy cerca de él. – [Omega]Se volvió muy blanda al verme con la cara de su «amiga» muerta. Así que aproveché la ventaja.[/Omega] – sentenció. Volvió a mover sus manos y los que estaban a su alrededor se llevaron las manos a la garganta igual que la muchacha. – [Omega]Vivir tantos años con su cara, simulando ser Beatrix y aguantando a ese imbécil fue una locura, pero quería su poder y siempre estaba demasiado vigilado, además, seguía débil por lo que me había pasado. Sabía que el bando negro estaba esperando también, así que era cuestión de que todo coincidiese.[/Omega] – estaba frente a frente con él. – [Omega]Así que dime, ¿aún eres una amenaza para mí?[/Omega] – preguntó. – [Omega]Porque la distracción no está funcionando muy bien.[/Omega] – añadió, sonriendo. Chasqueó los dedos y todos a los que estaba asfixiando cayeron muertos. Entonces fijó la mirada hacia nosotros.

    – [Xander]¡Vete, ya, corred![/Xander] – gritó, lanzándose sobre ella solo para ser repelido sin el más mínimo inconveniente.

    El tipo grandote se puso en medio, bloqueando el paso, mientras la muchacha rubia arrastraba a la chica. Era imposible que saliesen de allí corriendo con esa mujer persiguiéndoles, pero tuve una idea.

    Corrí hacia ellas, que ya estaban saliendo del interior de la azotea, y las empujé por el borde de la terraza saltando detrás. Extendí mis alas y las sujeté, forcejeando para mantenerme en el aire. Cuando lo conseguí, miré hacia arriba y vi que la mujer se preparaba para derribarme, pero ya estaba demasiado lejos de su alcance, así que utilicé mi poder y nos internamos en las sombras.

    El Paraíso soñado por Z había caído. De la luz prometida, ya solo quedaba oscuridad. Pero incluso en la más profunda oscuridad hay un retazo esperanza, al menos para los que habíamos sobrevivido.

  • CAMBIO DE PLANES

    Noah Arkkan | Comisaría

    MAÑANA

    La mañana del ‘Día de la Liberación‘ había empezado especialmente temprano para mí. No era algo que me molestase sobremanera, porque estaba acostumbrado a dormir algo menos de 6 horas, pero incluso para alguien que es capaz de moverse a la velocidad de la luz, la cantidad de cosas que iban a ocurrir ese día me resultaba agobiante.

    Por si nuestro plan para atacar el Edificio Lenora y seccionar de un golpe la cabeza del Consejo de Zeon era poco, Xander me había confiado la tarea de ir en busca de Dante Villiers, el playboy millonario al que Jane había intentado supuestamente asesinar, y convencerle para que fuese a ver a su presunta asaltante y asesina de la chica con la que estaba, para tratar de corregir el error en la identificación.

    Durante varios tediosos días (no había nada peor para un velocista que tener que esperar colas y concertar citas), traté de llegar hasta él, pero mi vinculación como hijo de Moondie me echaba para atrás enseguida. Así que finalmente, como último recurso antes de utilizar la tecnología como mi aliada, pedí ayuda a Niall y llevó a cabo unas cuantas llamadas para ponernos en contacto con él.

    Para mi sorpresa, después del rechazo inicial y tener que aguantar alguna que otra respuesta airada, conseguimos que esa mañana Dante se reuniese con nosotros para ir a ver a Jane. Pero antes de todo eso me había encargado de dejar listos algunos últimos preparativos para el «ataque«, porque cuando el dispositivo de Henry inutilizase la seguridad del Edificio Lenora, tendríamos minutos para actuar.

    Hasta que eso no ocurriese, allí estábamos, Niall, Dante Villiers y yo, discutiendo con dos agentes de policía frente a una de las celdas de anulación de la Comisaría.

    Mientras Niall peleaba verbalmente con los agentes, eché un vistazo a través del cristal de espejo, que me permitía ver a Jane, apoyada contra una de las blancas e inmaculadas paredes, con los ojos cerrados. Ella no podía verme y por un instante empaticé con ella, con la soledad de esa celda y la sensación desagradable de estar en un lugar que te impide utilizar tus habilidades, que se adapta continuamente a ellas para bloquearte y mantenerte encerrado. Era digno de pesadilla.

    – [Niall]¿Pero es que no ven que esta embarazada? ¿Qué daño puede hacer? -[/Niall] escuché decir a Niall, alzando la voz más de lo acostumbrado. Le miré y vi que estaba hablando por teléfono, con su alguno de sus abogados seguramente. -[Niall]Consigue la fianza o me voy con W&H.-[/Niall] sentenció, segundos antes de colgar el teléfono. Miró a los policías con el ceño fruncido y atravesó la puerta sin inmutarse.

    Al otro lado, Jane abrió los ojos al escuchar abrirse la puerta. – [JJ]¿A quién le has pagado para poder entrar aquí?[/JJ]- preguntó con una sonrisa cansada. Nadie podía pensar seriamente que Jane pudiese matar o hacer daño a alguien.

    Sentí a alguien colocarse a mi lado para observar y vi que era Dante Villiers. Dejé que mirase la escena durante un instante para darle tiempo antes de entrar.

    – [Niall]A nadie. Es fácil cuando tienes contactos y la mitad de los secretos de estos patanes.-[/Niall] aseguró, sacando un reloj de bolsillo para consultar la hora. – [Niall]¿Te encuentras bien?, ¿te han hecho daño?[/Niall] – preguntó después de comprobar la hora. Entendía su incomodidad con la hora que era, todos los miembros de la Resistencia estarían en el combate, pero tendrían que ser llevados por teletransportadores, creadores de portal o velocistas, dependían enteramente de nuestras capacidades.

    – [JJ]Solo quiero salir de aquí[/JJ].- replicó sin ganas de hablar más. El cansancio era palpable. – [JJ]No he hecho nada[/JJ]. – añadió, mirándole fijamente. Vi de reojo la mirada de Dante Villiers fija en ella, evaluando.

    – [Niall]La legalidad nunca ha destacado por su rapidez, asi que tendremos que optar por el plan B.-[/Niall] comentó Niall. Esa era la señal para que entrasemos, Jane y Dante Villiers estarían todo lo listos que podrían estar, dadas las circunstancias.

    – [Noah]Jane, ¿estás bien?[/Noah] – le pregunté, acercándome a ella con cautela, para evitar que los guardias montasen un espectáculo.

    – [JJ]Más o menos[/JJ].- respondió ella. El cansancio que llevaba encima era palpable a todos los niveles.

    Desvié la mirada hacia Dante y vi que la observaba fijamente, escrutando la escena con un semblante serio y surcado de cicatrices recientes que estaban ya más curadas que hacía unas horas.

    – [Noah]Dante ha accedido a verte.[/Noah] – expliqué, al ver que la mirada de Jane se cruzaba con la de aquél extraño que solo conocíamos por las revistas.

    – [JJ]Sé que no me vas a creer, pero yo no te he hecho eso[/JJ].- intervino ella al instante. Cuando hablaba así nuestros padres y madres siempre decían que se parecía a Rebecca.

    – [Dante]Si no fuiste tú, era idéntica a ti.[/Dante] – aseguró él, frunciendo el ceño. Bueno, no iba maravillosamente bien, pero podía ir peor.

    – [JJ]Tengo mejores cosas que hacer que ir a atacar al tío de las alas[/JJ].- espetó ella, cruzándose de brazos. Había hablado demasiado pronto con lo de que podía ir peor.

    – [Niall]En efecto, a la hora del ataque Jane estaba en mi local.-[/Niall] aclaró Niall, en un tono más conciliador. Pero Jane seguía fulminando a Dante con la mirada.

    – [Dante]Ya habéis visto lo que yo vi.[/Dante] – replicó él, mirándonos a todos. Pero parecía inseguro, como si necesitase pruebas para creerlo. Por eso volvió a reproducir la grabación de su Omnilens, enviándola a todos los nuestros.

    Allí estaba la atacante, con la apariencia de Jane, la chica muerta a sus pies mientras dejaba claro que iba a por Dante. Me fijé en el movimiento de los cristales, tenía telekinesis.

    – [JJ]Con la cantidad de mierda que debes meterte, es lógico que veas cosas que no existen[/JJ].- replicó Jane. Sentí un escalofrío, la tensión podía cortarse con un cuchillo.

    – [Noah]Está bajo mucha presión.[/Noah] – intervine, mirando a Jane para decirle que intentase disimular.

    – [JJ]No vengas a darme lecciones de moral cuando llevo encerrada en esta celda tantas horas que he perdido la cuenta[/JJ].- continuó, haciendo caso omiso a mi mirada.

    – [Dante]Todos los análisis coincidieron con los tuyos.[/Dante] – se escudó él, pero su frase quedó a medias, incompleta a juzgar por el tono. Se quedó pensativo unos instantes. – [Dante]Y aún así….[/Dante] – empezó a decir. Tuve la impresión de que algo le hacía ver que no era ella la que le había atacado. Pero como los Moondies eran desafortunados y sus hijos no iban a ser diferentes, en ese momento se escuchó en el exterior de la celda de contención un ruido extraño, seguido de un chisporroteo en el cierre. La puerta se abrió unos segundos después y en el umbral apareció Henry.

    – [Henry]¿Que cojones haceis todos aquí?- [/Henry] preguntó al vernos.

    – [Noah]Hemos venido a intentar exculpar a Jane. ¿Qué demonios haces tú aquí?[/Noah] – pregunté, tan tenso que tuve que controlar la vibración de mis moléculas. Henry allí no era una buena noticia. Los agentes se nos echarían encima en minutos.

    – [JJ]¿Dónde están Xander y mi hermano?[/JJ]- le preguntó Jane, extrañada y, como se solía decir, ‘con la mosca detrás de la oreja’.

    – [Henry]He venido a hacer lo que sois incapaces de hacer.-[/Henry] sentenció. Se desvaneció para reaparecer justo al lado de Jane. – [Henry]Tu novio me envía a sacarte de aquí. -[/Henry] Maldita sea, Xander, estábamos a punto. – pensé. Era Xander quien me había pedido intentar convencer a Dante de que se encontrase con ella, pero al ver que los días pasaban y no había avances, Xander se había ido poniendo menos en contacto. Había pasado al plan B, aunque Henry quizá era el Z.

    – [JJ]Xander no te enviaría a sacarme de aquí[/Xander].- replicó Jane, alejándose un par de pasos. En sus palabras iba implícito que no consideraba a Henry una persona muy estable.

    – [Noah]Se supone que tenías que recoger al resto dentro de 33 minutos.[/Noah] – dije, acercándome a ellos. Cuando el artefacto que Owen había colocado en la oficina de la hija de Petra deshabilitase la seguridad, Henry sería el encargado de transportar a gran parte de la resistencia al interior del Edificio Lenora para empezar el golpe. Este simulacro podía echar por tierra todo el plan.

    Y entonces empezaron a sonar las alarmas. – [JJ]¿Y ahora qué?[/JJ]- replicó Jane mirándonos.

    – [Henry]Xander es consciente de que no tienes posibilidades de salir de aquí, así que me ha mandado a sacarte antes de que comience el ataque.-[/Henry] puntualizó. Hice uso de mi velocidad y salí de la celda de contención, atravesando el pasillo de celdas hasta que vi a unos metros de distancia un grupo de guardias con equipamiento completo. Di la vuelta.

    – [Noah]Viene todo un equipo para aquí.[/Noah] – expliqué, con un tono que parecía una maldición. Podían cogernos a todos. Teníamos que salir de allí, no había tiempo para más.

    – [JJ]Sácanos de aquí[/JJ].- le pidió Jane. Nos había condenado y ahora era nuestra única esperanza. Por suerte, aunque loco, era de fiar, y nos llevaría con él. Niall, Jane y yo nos agarramos a su chaqueta y Henry se preparó para teletransportarse.

    Lo último que escuché antes de que perdiéramos de vista las paredes blancas de la celda fue. – [Dante]No, espera…[/Dante] – y a Dante saltando hacia nosotros y agarrando mi manga izquierda. Mierda. – pensé.

    Al instante nos vimos ante la cegadora luz del sol en medio de un claro rodeado de árboles, a juzgar por sus tipos, en el Bosque de los Lobos.

    – [Elle]¡Gente![/Elle]- dijo una voz, emocionada. La voz animada de mi prima me confirmó dónde estábamos. Me puse en pie rápidamente y observé la escena mientras los demás se levantaban. Dante estaba allí, un problema más para el plan.

    – [Dante]¿Dónde estamos?[/Dante] – preguntó, tenso. A su alrededor el aire parecía ser más oscuro, como si estuviese absorbiendo la luz. La información oficial del caso decía que había escapado usando su otro poder, menos evidente, manipulación de la oscuridad.

    – [Elle]Estáis en Canton[/Elle].- replicó Elle, siempre sonriente. Mi tío siempre decía que habría que preocuparse cuando Elle no sonriera. Aunque con el tiempo me di cuenta de que quizá lo decía por otra cosa.

    – [Noah]Esto es una locura. Quedan 29 minutos para el ataque, ahora estarán en alerta.[/Noah] – maldije, tenso. Para un velocista ese tiempo era una eternidad en la que podían blindar completamente el acceso al Consejo y acabar con nuestra oportunidad.

    – [Henry]Yo he cumplido, aunque se nos ha colado un polizón. ¿Qué hacemos con él, lo matamos?-[/Henry] preguntó, intentando parecer serio, pero empezó a reírse sonoramente al poco. -[Henry]Noah, tengo que ir a por el resto del grupo, nos vemos allí.-[/Henry] y sin más, se desvaneció en el aire, dejándonos allí.

    – [Noah]Espera, no…[/Noah] – escuché mis propias palabras como ecos en el aire, pero Henry ya no estaba. – [Noah]Escucha, esto no es lo que parece.[/Noah] – dije levantando las manos en un gesto tranquilizador de cara a Dante. Miré a Niall para que me ayudase.

    – [JJ]¿Para qué me habéis traído aquí?[/JJ]- habló también Jane, seria y visiblemente molesta.

    – [JJ]Explicadme qué está pasando aquí[/JJ].- replicó Jane. En ese momento no quise cambiarme por Xander.- [JJ]Y sin dar vueltas[/JJ]. – sentenció. Miré a Elle, era la única que parecía conocer el plan de su hermano.

    – [Elle]Si quieres, la idea es que te quedes conmigo[/Elle].- le propuso Elle, intentando mantener la calma en el caos de conversaciones que se estaba desatando.

    – [Niall]¿Que es lo que parece entonces Noah? -[/Niall] habló también Niall, no sin razón. No podía mentirle a Dante, pero tenía que tratar de dejar abierta la puerta para que no tomase a Jane por asesina.

    – [Noah]Parece que Xander no las tiene todas consigo con el ataque.[/Noah] – piensa en voz alta. – [Noah]Y que estamos en un lío.[/Noah] – confirmé finalmente. De pronto sentí frío y fue como si la luz se atenuase. Miré a Dante y vi que la oscuridad manaba a su alrededor como si le devorase. – [Noah]Eh, tranquilo, será mejor que te calmes.[/Noah] – dije mirando por el rabillo del ojo a Elle. La oscuridad no le venía nada bien.

    – [Dante]No parecías la misma chica, pero esto…¿ataque?[/Dante] – preguntó, desconcertado y visiblemente a la defensiva. Tan visible y evidente como podía resultar un muro de oscuridad que cada vez le cerraba más.

    Tenía que actuar deprisa, esa parte no era un problema, pero la cuestión era decidir exactamente qué hacer. Dudé durante unos instantes que para mí fueron minutos y para el resto, décimas de segundo. Entonces, de pronto, el muro se vino abajo y Dante cayó al suelo, inconsciente. Comprobé que tuviera pulso. Así era.

    Detrás de él, una figura femenina nos miró, dejando caer una roca al suelo. – [Amy]…-[/Amy] – sin decir nada, Amy se acercó a nosotros, pasando por encima del cuerpo inconsciente de Dante.

    Ya solo quedaba encargarse del plan de Xander. Jane no estaba muy contenta con la idea que parecía rondar en el aire, que Elle y ella huyesen mientras tenía lugar el ataque. A mí tampoco me daba demasiada seguridad que uno de los cabecillas del plan dudase de que este fuese a salir bien y enviase a lo que más quería bien lejos. Y luego estaba Amy, a la que no parecía gustarle demasiado el cambio de planes. Y no sabía por qué, pero me imaginaba en medio.

  • DEMASIADAS COINCIDENCIAS

    Cole Roman | Edificio Lenora

    NOCHE

    Python saludó a Echo mientras cruzaba el arco de seguridad que verificaba, entre otras cosas, que no llevase armas ocultas, poderes no notificados o que fuese en realidad un camaleón haciéndose pasar por él. Esos sofisticados equipos, instalados en la mayoría de los edificios gubernamentales o en las residencias de altos miembros de la jefatura de la nación, permitían aumentar el control en un mundo en el que la magia y los poderes sobrenaturales hacían de cualquier cosa impredecible.

    Echo le recordó que debería estar en casa, recuperándose de las posibles lesiones del accidente que había ocurrido por la mañana, pero Python le restó importancia. Más que debilitarle, la explosión solo le había hecho más fuerte debido a la sobrecarga de energía calorífica que su cuerpo había absorbido y convertido en mejoras en sus capacidades físicas. Si era cierto que había sido tanta, que sus músculos le habían dolido durante varias horas, como si su cuerpo estuviese tenso, lleno de una energía que no estaba utilizando. Pero después de un fuerte entrenamiento, consumió esa energía adicional y volvió a la normalidad.

    Era cierto que le habían dado el día, libre, pero no había dejado de pensar en aquella extraña sensación que había sentido minutos antes de la explosión. Su poder le permitía también sentir el calor y había algo que no cuadraba en la firma calorífica de la sala de calderas. No dejaba de pensar que el incendio no había sido un fallo, si no intencionado.

    Así que decidido a salir de dudas, atravesó los pasillos y descendió hacia el sótano contemplando el desastre que había dejado a su paso el incendio. Aun así, el equipo de limpieza se había encargado, gracias a sus poderes para absorber hollín, ceniza y regenerar madera y cristal, de arreglar una buena parte de las marcas del incendio.

    Continuó hasta llegar al sótano y traspasó la cinta de los bomberos. La zona no había sido limpiada y el hollín le molestaba en la nariz. Procuró no tocar nada para no alertar a nadie de su visita, pero observó atentamente la zona con su visión térmica.

    Tras un rato investigando el sótano, vio restos de un material radiante que todavía desprendía calor. No encajaba con ninguno de los materiales de la caldera ni de nada contenido en la zona. El patrón de dispersión de la explosión partía de un punto concreto de la caldera y a partir de ahí se extendía. Apenas era perceptible, pero se podía distinguir que no era la propia caldera la que había estallado, si no un dispositivo. Estaba claro que había sido provocado, pero no sabía quién había podido tener acceso.

    Volvió a la oficina y analizó el registro de los diferentes sensores. Al parecer, media hora antes de la explosión, el anulador de teletransporte había sido deshabilitado durante unos segundos. La orden estaba emitida desde uno de los terminales portátiles de seguridad del edificio, así que cualquiera de los guardias de seguridad podía haber sido el causante. El tema era que no tenían privilegios para ejecutar esa orden, así que debían haberlos conseguido pirateando el sistema.

    Cuantas más vueltas le daba, más sensación le daba de pertenecer a algo más grande. Trataba de intentar atar todos los cabos sueltos y plantear una estrategia para encontrar al responsable de seguridad que había formado parte, cuando su Omnilens notificó una llamada entrante.

    Era ‘Icarus‘, su hermanastro. No era muy habitual que le llamase últimamente y estuvo tentado a no responder, pero finalmente lo hizo. Nada más hacerlo, vio la imagen de Dante, herido y maltrecho.

    – [Dante]¡Cole, necesito ayuda! Han intentado matarme.[/Dante] – dijo con la voz ahogada. Parecía ir corriendo, aunque de vez en cuando daba un traspié.

    – [Cole]Tranquilo, ¿dónde estás?[/Cole] – preguntó, intentando mantener la calma.

    – [Dante]No estoy seguro…[/Dante] – dijo mirando a su alrededor. – [Dante]Bulevar Teach, al lado de un bar que se llama ‘Hell’s Bells‘.[/Dante] – añadió.

    – [Cole]No te muevas y no cortes la señal. Voy de camino, ya he avisado a la policía.[/Cole] – aseguró.

    La investigación de lo que había ocurrido tendría que continuar mañana. ‘Python‘ no era un tipo muy apegado a su familia paterna, pese a que la madre de Dante nunca le había tratado mal, ‘Python‘ siempre había pensado que su madre era mejor y no entendía por qué su padre había decidido dejarles de lado.

    Dante, pese a todo, era su medio hermano, y no podía dejarle solo en un momento así, aunque no estuviese seguro de que si hubiese sido al revés, las cosas hubiesen pasado de la misma forma.

    Volvió a ascender y se despidió de un Echo que parecía un poco inquieto. Su temperatura corporal estaba más elevada y ‘Python‘ prometió darle una vuelta a ese detalle al día siguiente.

    – [Cole]¿Quién te ha atacado? ¿Un fan?[/Cole] – preguntó, volviendo a comunicarse con Dante.

    – [Dante]Una hija de Moondies, una artificial que te mata y absorbe tus poderes, se llama Jane o algo así. [/Dante] – respondió, aún agitado. – [Dante]Jane Williams.[/Dante] – añadió tras consultar el Omnilens.

    Cole se quedó unos instantes, pensando. Ese apellido le sonaba de algo, algo que tenía que ver con el incendio. Hizo memoria mientras corría hacia donde se encontraba Dante, siguiendo la ruta marcada por el gps del Omnilens. Poco antes de llegar se dio cuenta, Owen Williams, el bombero que había rescatado a la gente del edificio y que estaba asignado a la investigación de la causa del fuego.

    Demasiadas coincidencias.

  • EL DESCENSO DE ICARO

    Diario de Dante Villiers | Atico

    NOCHE

    dantemodel

    Me levanté de la cama y me coloqué la ropa interior después de echar un vistazo a mis compañeras de cama, que dormían apaciblemente, hasta que al día siguiente se despertasen con una enorme resaca.

    Mi genética no era demasiado predispuesta a las resacas, no había más que ver a mi padre. Pero aún así, decidí ir hasta la cocina y para prepararme un zumo detox siguiendo la receta de mi especialista.

    Cerré la puerta de la habitación para que el sonido de la mezcladora no las despertase y me vi inmerso en la oscuridad del apartamento, tenuemente iluminado por la luz de la luna. El silencio lo devoraba todo y me hacía sentir incómodo, inquieto, como si me viese inmerso en la más absoluta soledad.

    Caminé con la intención de encender solo una luz auxiliar de la cocina, y antes de llegar un escalofrío recorrió mi espalda cuando creí ver una sombra moverse en la terraza.

    Instintivamente, cogí un cuchillo de la tacoma y me acerqué al teléfono. No era el primer fan acosador que intentaba colarse en mi apartamento desde la terraza, pero era extraño que a esas alturas no lo hubiese detectado nadie de seguridad. Había cámaras grabando los diferentes ángulos.

    La sombra había desaparecido y por un momento, pensé que era cosa de mi cabeza, un miedo derivado del «respeto» a mi propio poder y a lo que había visto por culpa de él. Me tranquilicé a mí mismo y volví hacia la cocina, pero cuando encendí la luz auxiliar, vi claramente, recortada frente a uno de los ventanales que daban a la terraza, una forma humana.

    Rodeé la barra y corrí hacia el teléfono, pero antes de llegar a él, todos los ventanales estallaron y una lluvia de cristales barrió el apartamento. Mi única reacción fue cubrirme tras el sofá mientras escuchaba el estruendo de los cristales al romperse.

    Cuando se detuvo, permanecí oculto, esperando escuchar en cada instante el crujido de los cristales bajo las pisadas del atacante. Pero no lo escuché. Lo único que rompió el silencio, fue el sonido de la puerta de la habitación al abrirse y dejar salir a una de las chicas, de tez cobriza y pelo oscuro, llamada Sitala, que tenía el adorable poder de ser capaz de repetir cualquier movimiento que hubiese visto.

    Ni siquiera tuve tiempo a gritar. Vi el rostro de horror de la chica al ver la escena y recordaré perfectamente su mueca de terror cuando se vio arrastrada volando hacia el atacante. Era un telekinético, es todo lo que recuerdo pensar, eso y que no podía quedarme escondido.

    Salí de detrás del sofá y vi a la sombra sujetando a Sitala por el cuello. – [Dante]¡NO![/Dante] – grité, pero no sirvió de nada. La sombra, que tenía apariencia femenina ahora que la veía de cerca, siguió aferrándola hasta que dejó de moverse y cayó al suelo.

    El miedo impidió que fuese a por ella y me mantuvo en mi posición, mirando a la atacante. – [JJ]No venía a por ella, pero ha sido un buen aperitivo.[/JJ] – dijo caminando lentamente hacia una zona más iluminada. Era una chica que aparentaba tener mi misma edad, pero sus ojos decían algo distinto. Era como un animal, implacable.

    – [Dante]¿Qué quieres…por qué lo has hecho?[/Dante] – pregunté, mientras evaluaba mis vías de escape. Por su tranquilidad, parecía que lo tenía todo bajo control. Accedí al Omnilens y vi sus datos: Jane Williams. Artificial e hija de Moondies con el poder de matar a otros y robar sus poderes.

    – [JJ]Porque podía. Aunque en realidad, venía a por tus alas.[/JJ] – respondió con una sonrisa tétrica. Intentó agarrarme con su telekinesis igual que había hecho con Sitala, pero instintivamente coloqué entre nosotros una pared de oscuridad y corrí hacia la terraza. – [JJ]Dos poderes por el precio de uno.[/JJ] – replicó a mi espalda, sin desistir. No conseguí detener un empujón de su telekinesis que me lanzó contra el borde de la terraza, pero conseguí ponerme en pie rápidamente y sin tiempo a pensar, me lancé al vacío.

    Extendí las alas sin tiempo a mirar atrás y planeé con dificultad. Aterricé con demasiada velocidad y me torcí el tobillo derecho, cayendo de costado contra la carretera.

    Intenté ponerme en pie mientras la veía descender lentamente usando la telekinesis. – [JJ]No eres lo bastante rápido.[/JJ] – sentenció cayendo cerca de mí.

    Estaba muerto, definitivamente muerto, lo mirase por donde lo mirase, así que, sin nada que perder, decidí enfrentarme a un aspecto que me aterraba de mi propio poder y me dejé envolver por las sombras, de camino a la dimensión oscura de la que venía la oscuridad que manipulaba. Al menos así podría intentar sobrevivir.

  • LA TIERRA PROMETIDA

    Diarios de Destino

    zfuture

    Un fatídico día, el Condado de Ripper tembló. Las fuerzas de Z se enfrentaron a las de la Iniciativa en una batalla campal mediada por los Moondies, que trataron de sofocar el impacto del conflicto para que la gente de a pie no se viera afectada.

    Para cuando el polvo se asentó, la Iniciativa había sido derrotada y los Moondies vieron sus fuerzas ampliamente superadas por el bando de Z. Derrotados, vieron cómo Z y sus allegados se alzaban al poder, instaurando una nueva y utópica nación en el Condado de Ripper.

    Poco tiempo después del ascenso al poder, mientras todavía estaba instaurando su nuevo gobierno y defendiendo sus intereses respecto al resto de naciones, Z desató sus fuerzas contra los restos de la Iniciativa, borrando todo rastro de la faz de la Tierra. El enorme edificio quedó convertido en una pira humeante, que siguió ardiendo, consumiendo los cuerpos de los muertos: soldados, científicos, pero también experimentos. Muchos de los que trataron de evitar esa masacre se vieron arrastrados por ella.

    Casi todos los Moondies sobrevivieron, marcados como enemigos de guerra, pero fueron perdonados y se les permitió continuar viviendo bajo el nuevo gobierno, aunque sabían que los ojos estaban puestos en ellos y cualquier movimiento en falso podría hacer que sus vidas terminasen entre rejas.

    Sobre las cenizas, la utopía comenzó a construirse de verdad. Los poderes y las habilidades sobrenaturales permitieron avances y formas de vida vetadas a la humanidad corriente, que también tenía permiso para convivir en ese lugar. Aun así, Z observaba, solitario desde la cima de su edificio central en la ciudad de Moondale. Para él la utopía carecía de sentido sin Beatrix. Así que decidió recuperarla fuera como fuese.

    El tiempo pasó. Un cuarto de siglo más tarde, el estado autoabastecido de Zeon mantiene relaciones pacíficas con el resto de naciones humanas, permitiendo el acceso libre a sus fronteras. Pero la humanidad no ve con buenos ojos la amenaza que supone esa nación, cada vez con mayor poder y osadía. La humanidad recuerda lo acontecido en la Iniciativa y ha pasado todos esos años desarrollando armas para poder defenderse de esa amenaza, o para lanzar un ataque preventivo en caso de ser necesario. Y cada vez hay más tensión en los dedos que penden sobre los botones que pueden desencadenar el fin de Zeon.

    Lo que la humanidad no sabe es que el Consejo que gobierna Zeon es consciente de esa amenaza y serían capaces de dar por completo la vuelta al caos que pretenden desatar, causando el fin de los atacantes. Existen otros asuntos internos que les afectan más, las extrañas muertes de ciudadanos o la incansable Resistencia.

    Para la gente de a pie, la utopía sigue existiendo. El bando de cada persona, blanco, gris o negro es visible a simple vista en sus ropas o en su aspecto, sin engaños. Existen algunas excepciones, personas no muy afines a los bandos, pero un sencillo vistazo con el Omnilens dirá a qué bando pertenecen.

    Todo sobrenatural puede ser él mismo, respetado y protegido, pudiendo utilizar sus poderes y habilidades día a día, sin miedo a la persecución y al ostracismo. En Zeon impera lo diferente y esa cultura se ha reflejado en su moda extravagante, con estéticas que parecen sacadas de cualquier punto del pasado o incluso del futuro. Cada persona es diferente y sus diferencias son apreciadas.


    Nate Evans

    natethink

    Nathaniel observó el cambio en el paisaje a medida que se acercaba a Zeon. La nación parecía estar rodeada de un muro de naturaleza, una espesa arboleda que alcanzaba todo lo que podía ver, solo cortada al llegar a la Cordillera de Cormoran.

    El Levitrén atravesó un túnel situado en el centro mismo de la cuarta montaña más alta de la cordillera. Cuando la oscuridad volvió a dar paso a la luz, Nathaniel se sintió como si hubiese atravesado el armario y ahora estuviese en Narnia.

    Al lado de lo que tenía ante sus ojos, el mundo humano parecía triste y gris, metido de lleno en los problemas que ya lo consumían hacia más de veinte años. Para Nate, el recuerdo de los años que había pasado allí fuera era igual de triste y gris. Con el auge de Zeon, había aumentado el miedo y el odio a los sobrenaturales, hasta tal punto que para cualquier sobrenatural el mundo fuera de Zeon era un auténtico infierno.

    Recordaba la confusión de llegar a la Tierra y tomar forma humana, pero ser descubierto por tropas Neohumanas que le encerraron y le estudiaron para desarrollar armas eficaces contra su fisiología. Había perdido la cuenta de los años de encierro, hasta que hacía unas semanas había entrado en los Protocolos de Liberación de Zeon, un tratado de extradición de sobrenaturales que se basaba en el miedo que les tenía la humanidad. Pero a Nate no se le quitaba de la cabeza que no le habrían soltado si no hubiese dejado de ser útil.

    Tras un rato en silencio, empezó a atisbar la enorme capital de Zeon, la ciudad de Moondale. El Levitrén pasó al lado del cartel flotante de bienvenida.

    Welcome to Moondale. Capital of Hope.


    Sophie Bonnet

    sophierick

    Sophie dio un trago a su ‘Latte Caramel Macchiato‘, disfrutando de la mezcla perfecta de sabores mientras esperaba junto al resto de sus compañeros a los recién llegados.

    Parte de lo que le encantaba de su trabajo era ese café, la cafetería del centro de transportes era la mejor de Moondale. Siempre tenía un lactokinético en plantilla que le daba el punto perfecto a la leche, incluso después de abrir varios locales más por toda Zeon, se las habían arreglado para mantener la calidad. Pero ese era el sitio original, donde todavía trabajaba el dueño, un manipulador del café que terminaba de hacer perfecto ese café.

    La muchacha miró al frente y activó mentalmente su Omnilens. Segundos más tarde tenía frente a ella el tiempo que faltaba para que llegase el Levitrén, menos de cinco minutos. Buscó mentalmente la información del refugiado al que tenía que guiar por la ciudad y en sus ojos se mostró la foto de un tipo negro de aspecto bastante imponente. Sophie no ignoró lo guapo que le parecía. Nathaniel Evans, decía la ficha. Retenido durante diecisiete años por los Neohumanos. No había mucha más información, ni raza, ni si tenía poder o no.

    Cuando vio el Levitrén detenerse a varios metros sobre ella, frente al andén, desconectó el Omnilens y tomó un atajo de las escaleras, dejándose levantar por el aire hasta posar los pies en el andén. Mientras sus compañeros guía se ocupaban de sus encargos, esperó hasta ver al hombretón bajarse del Levitrén con una pequeña bolsa de tela que debía contener todo su equipaje.

    – [Sophie]Bienvenido a Moondale, la capital de la esperanza de Zeon. Soy Sophie Bonnet, también puedes llamarme Wind Flower. Voy a ser tu guía de integración en la ciudad.[/Sophie] – se presentó dedicándole una sonrisa.

    – [Nate]Nate…Evans.[/Nate] – respondió él simplemente. Sus ojos se mantuvieron fijos en la joven, como si escrutasen su alma. Ella, cohibida, inició su recorrido seguida del hombretón.

    Tomó el ascensor junto a su acompañante y le dedicó una sonrisa mientras ascendían a la superficie de la ciudad. Cuando salieron del ascensor y salieron del centro de transportes. El centro estaba más elevado que gran parte de la ciudad, desde allí, se tomaba un transporte que descendía por la ladera del centro. Así que dejó que su invitado observara la preciosa panorámica de la ciudad y distinguiera el tráfico de voladores surcando con libertad los cielos.

    Después tomaron el transporte. – [Sophie]Dicen que antes los transportes iban solo por tierra, contaminaban y se producían atascos porque las personas conducían. ¿Te lo puedes creer?[/Sophie] – comentó mientras se subía en el vehículo automatizado. – [Sophie]Al Edificio Lenore.[/Sophie] – pidió. El vehículo se puso en marcha y su silente acompañante no respondió. Aburrida, miró por la ventanilla y vio un holoanuncio de Eau de Villier, del guapo de Dante Villiers, Icarus en zeoniano. A Sophie no le faltaba de nada, no podía quejarse, pero tampoco se quejaría con un Icarus a su lado.

    – [Nate]Ahí fuera siguen usando lo que dices, se llaman coches.[/Nate] – comentó su guiado. Sophie sonrió, quizá no sería tan aburrido.


    Dante Villiers

    dantemodel

    En el ático del sexto edificio más alto de Moondale, el modelo estaba tumbado sobre uno de los muros externos, con un pie colgando hacia el vacío. Inspiró el aire fresco y sonrió, segundos antes de girar sobre sí mismo y dejarse caer al vacío.

    Mientras caía, disfrutó de la vertiginosa sensación del descenso, manteniendo la sonrisa en su rostro hasta que llegó al punto de no retorno, donde desplegó sus alas, que refulgían bajo el sol haciendo que el plumaje marrón claro pareciese dorado. Se sentía como Ícaro, salvo que él podía volar lo suficientemente cerca del sol sin quemarse.

    Con un aleteo se alzó más y más, hasta superar la altura de la azotea que era su hogar. Allí, se detuvo un instante, abriendo ampliamente las alas mientras los flashes inmortalizaban su silueta contra el sol. Cuando vio que sus fotógrafos se detuvieron, descendió sobre la azotea, donde un azafato parye le recibió con una limonada recién exprimida y sus gafas de sol.

    – [Dante]Espero que hayáis conseguido una buena foto, porque no pienso volver a repetirlo hoy.[/Dante] – avisó a sus fotógrafos, que asintieron, complacientes. No dudaba que la habrían conseguido, eran buenos fotógrafos por un buen motivo, reflejos sobrehumanos, vista sobrehumana. El sistema daba en el clavo con las recomendaciones laborales. Ya podía imaginarse el anuncio: ‘Ícarus Rising: El protector solar todoterreno, con factor de protección total. Llegarás al sol sin quemarte.

    El modelo cruzó la azotea y entró a su ático. Dejó las gafas de sol sobre una de las mesas y se sentó en el sofá mientras el parye le preparaba un smoothie detox. Comprobó los mensajes en su Omnilens, descartó varios y reprodujo uno que le había enviado su madre. En sus ojos apareció la ex modelo de rubia cabellera, disfrutando de sus extensas vacaciones en Merelia. Su madre le dedicó un saludo emocionado mientras veía a su padre, tras ella, discutiendo con alguien.


    Kaylee MacLeod

    kaysad

    – [Kaylee]Industria metalúrgica.[/Kaylee] – murmuró la Consejera a la muchacha capaz de manipular el acero con su propia mente. La joven asintió y se levantó de la silla para marcharse, murmurando un breve gracias.

    Kaylee no se preocupó en asentir, sabía que el agradecimiento no era más que una formalidad. La sociedad se dividía en dos clases de personas: aquellas a las que les encantaba el sistema de asignación del trabajo, porque les gustaba tener al instante el lugar en el que podrían desempeñar su trabajo con mayor facilidad; y aquellas que buscaban retos y les apasionaban cosas que poco o nada tenían que ver con sus poderes o habilidades sobrenaturales.

    Le correspondía a ella y al resto de su departamento de precognitivos decidir dónde tendría que encajar cada persona. En Zeon, cada persona, al nacer, era introducida al sistema y se detectaba su raza, las habilidades de la misma y sus poderes en caso de tenerlos. A partir de ahí pasaría por el Departamento de Asignaciones varias veces en su vida, para que sus estudios le guiasen por el camino correcto para con el trabajo que iba a realizar. Así como ir analizando a qué bando etiquetarles.

    Para los precog era ligeramente distinto. No había visitas a Asignaciones, porque solo tenían dos posibles destinos. La mayoría terminaba como funcionario consejero de Asignaciones. Algunos pocos, dependiendo del grado o tipo de precognición, y de los padrinos que tuviese, terminaban como consejeros del gobierno.

    Kaylee no era de las afortunadas y había terminado allí. Formándose toda su vida sobre poderes y sobre su propia habilidad, para forzarla y recibir visiones de personas de las que no le apetecía ver nada.

    Ella nunca habría podido terminar en el gobierno, por dos sencillas razones. La primera era su poder, que pese a que hubiese aprendido a forzar las visiones, actuaba como el de su madre, y no siempre veía lo que quería ver. Normalmente veía otras cosas, más trascendentes que el trabajo de un adolescente.

    La segunda razón era bastante clara, era hija de Moondies y por mucho que intentasen aparentar amnistía, los viejos enemigos y sus cercanos del gobierno estaban marcados a trabajos de poco peso político.

    Kaylee miró la larga lista y observó el siguiente nombre, un refugiado intercambiado con Estados Unidos. Abrió un cajón de su escritorio y cogió una pastilla sin mirar. Las había colocado sueltas en un recipiente de cristal porque solía necesitarlas a menudo para paliar sus dolores de cabeza constantes.

    Esperó un instante y dio el aviso. Segundos más tarde, un hombretón que casi no cabía por la puerta se sentó frente a ella, acompañado por una guía oficial del gobierno que sonreía como si el mundo fuese maravilloso. Kaylee conectó su Omnilens pero éste no le mostró ninguna información sobre los poderes de su visitante.

    – [Kaylee]Parece que no hay registros.[/Kaylee] – indicó ella, esperando que le diesen más información. La guía asintió, cohibida, como si musitase un «qué raro, ¿verdad?«. El hombre, Nathaniel, no añadió nada. – [Kaylee]Poderes…raza…[/Kaylee] – intentó animarle. Lo único que decía su ficha además de su nombre, era que le habían retenido como experimento durante mucho tiempo. Estupendo, justo lo que necesitaba, un traumatizado.

    Resignada, se acomodó en su silla, cogió entre sus manos una de las grandes manazas de Nathaniel y forzó una visión. Cuando terminó, volvió a mirar al hombre a los ojos y empezó a escribir en un papel. – [Kaylee]Sanctuary. Es un bar de moda, aquí tenéis la dirección.[/Kaylee] – dijo tendiéndole el papel.

    Al volver a quedarse sola, se acomodó de nuevo en la silla, cansada, y envió un mensaje.


    Noah Arkkan

    noahglasses

    El técnico de comunicaciones estaba cruzando a toda velocidad la ciudad de Moondale para responder a una llamada de soporte cuando su propio teléfono empezó a sonar con la melodía de la vieja serie de Lois&Clark, era de las pocas que habían captado la esencia de Superman en un actor, igual que el de la de Supergirl, que luego consiguió su propia serie por el tirón que había tenido.

    Se detuvo al lado de una cafetería y entró a pedir un café mientras veía y respondía el mensaje. Para Noah nunca había demasiada prisa y no era recomendable correr sin estar atento al camino si vas a velocidad sobrehumana.

    Respondió a una velocidad que le pareció soporífera, porque el teléfono no soportaba la estática que desprendía su cuerpo al utilizar su poder, y se tomó el café en un suspiro y lo tiró a una papelera de reciclaje. Que por la noche recogería un equipo de demonios devorabasura.

    Miró su reloj y echó a correr para solucionar la llamada de soporte, en la que tardó más en resolver las dudas del funcionario que en solucionar el problema en sí, un cable suelto. Cuando por fin se libró del hombre, se dirigió a solucionar la «incidencia» que había comunicado Kaylee. Después se dirigió a ver a su hermano.


    Leo Arkkan

    leojoyero

    En la transitada calle Moreau, en el centro de la ciudad de Moondale, la vidrieras de la joyería Chosen reflejaban el paisaje del Parque Briar.

    El demonio cruzado atravesó las puertas rápidamente y preguntó por su hermano, siendo redirigido a la trastienda por la chica que estaba en ese momento atendiendo el mostrador, Allison, o Allie, como prefería que la llamasen.

    Noah le dedicó una sonrisa y se dirigió a la trastienda. La pobre Allie era humana y difícilmente habría conseguido un trabajo así de no haber sido por su hermano, Leo. Él mismo había trabajado de algo que odiaba durante mucho tiempo, como minerólogo, debido a su poder. Pero tras unos cuantos éxitos con algunos yacimientos, había conseguido recientemente montar su propio negocio.

    Cuando pasó a la trastienda, le vio adquiriendo la apariencia de una esmeralda y tomando notas sobre sus propiedades. Noah sabía que a su hermano tampoco le apasionaba su negocio, pero en el mundo en el que vivían, no había demasiadas opciones. En parte era eso por lo que luchaban.

    – [Leo]Noah, ¿qué haces aquí?[/Leo] – preguntó el joyero, sorprendido de ver a su hermano. Tomó su apariencia normal y le estrechó entre sus brazos.

    – [Noah]Kaylee ha tenido una visión interesante.[/Noah] – comenzó a explicar. Noah también estaba bastante vigilado por ser hijo de Moondie, y sabía que habría ciertas cosas que no podría hacer sin levantar sospechas. Si buscas movimiento de información en un grupo, siempre te vas a fijar en lo lógico, que sea el más rápido el que lleve esa información.

    Ellos necesitaban ser más listos para evitar ser cogidos. Leo podría llevar mejor el mensaje a los bosques. A fin de cuentas, a nadie le extrañaría que fuese a visitar a sus padres, o a su ex mujer. Mientras tanto, Noah tenía otra persona a la que visitar.


    Lexa Reed

    lexa

    Noah suspiró antes de entrar al Sanctuary. Había cosas que era necesario hacer por la Resistencia que de ningún otro modo habría hecho.

    Para moverse libremente, había tenido que desarrollar cierta fama. Por un lado, cada vez que iba a ver a Kaylee tenían que aparentar verse por alguna «necesidad urgente«. Y por otro, el canal de comunicación habitual a través del Sanctuary incluía parecer un «asiduo» a las trabajadoras del placer. En concreto a una, que es a la que debía entregarle la información.

    De todos los peligros que conllevaba ser de la Resistencia, tenía gracia que lo que peor llevase fuera eso. Cuando Jane le vio en la puerta, le guiñó un ojo. Cualquiera lo habría interpretado porque había reconocido a un cliente habitual de Lexa, pero Jane sabía a qué iba en realidad, porque ella era uno de los suyos.

    Le condujo hasta la sala privada. – [JJ]Suerte, chispas.[/JJ] – bromeó para que le escuchasen los ojos y oídos que estaban en todas partes, pero no en las salas de placer.

    Noah llamó y al escuchar la voz de Lexa al otro lado, abrió la puerta y la cerró tras de sí, parpadeando para acostumbrarse al cambio de luz y notando en su nariz el aroma de los inciensos que Lexa utilizaba para su trabajo.

    Ella no tardó en aparecer, ataviada con un vestido que le dejaba un hombro al descubierto, fijo en Noah sus claros ojos y el joven supo de inmediato por qué tanta gente acudía a ella. Lexa había sido una trabajadora del placer desde el primer momento en el que obvió las indicaciones de Asignaciones. Usando su poder, conseguía dar lo que querían a sus clientes sin ni siquiera dejar que pusieran un dedo encima de ella. Aun así, la sociedad la trataba de la misma forma y ella misma detestaba ese trabajo.

    Con el tiempo, consiguió dejarlo y Niall le ofreció un trabajo, haciendo eso mismo pero ahora con el fin de obtener información valiosa para la Resistencia de sus clientes de las altas esferas. Para eso y para permitir que el mensajero de la Resistencia viniese a transmitir las nuevas noticias.

    – [Noah]Hola, Lexa.[/Noah] – saludó Noah, cohibido. Ella sonrió, siempre le hacía gracia ver al tímido de Noah.


    Jane Williams

    jjwaitress

    La tarde había avanzado ya lo suficiente para cuando Nate y Sophie llegaron al Sanctuary como para que éste ya estuviese empezando a estar bastante concurrido. Atravesaron la puerta después de que la guardia de seguridad gris comprobase sus credenciales, especialmente las de Nate.

    – [Sophie]No te preocupes, con tu primer sueldo podrás comprar un Omnilens nuevecito.[/Sophie] – empezó a decir la guía, señalándose la sien. El aparato era la invención más exitosa del Departamento de Investigación, constaba de un pequeño chip que se colocaba sobre la oreja, tras la piel, en contacto con el cerebro, permitiendo funciones directas como el almacenamiento de información en la memoria interna del dispositivo, para poder consultar los recuerdos en cualquier momento, la grabación o captación de imágenes a través de los ojos, el acceso a los perfiles públicos de cada habitante de Zeon mediante el reconocimiento facial, gps, navegador web, en general, todo tipo de tareas que un ordenador podría llevar a cabo, y muchas más. – [Sophie]Yo estoy deseando ir a por el nuevo modelo, este me va un poco lento a veces.[/Sophie] – admitió con una sonrisa.

    Atravesaron la puerta y se acercó a ellos una joven de pelo oscuro, vestida con vaqueros, una camisa blanca y una chaqueta de cuero sobre ella. – [JJ]¿Mesa para dos, chicos?[/JJ] – preguntó la muchacha.

    – [Sophie]No, gracias, venimos a ver a Niall, nos han enviado de Asignaciones.[/Sophie] – la joven de pelo oscuro les miró un instante y después señaló una cristalera tras la que un joven de tez oscura observaba la sala.

    A la muchacha no le extrañó que la guía no se dignase a darle las gracias, la había visto activar el Omnilens así que ya sabía el motivo. La magnífica e igualitaria sociedad de Zeon no lo era tanto para los humanos o para los artificiales e hijos de artificiales. Su madre, Rebecca, lo era, y por eso había terminado en un trabajo de menor cualificación que la que merecía. Al igual que ella, que para el caso podría haberse llamado Jane Doe en lugar de Jane Williams.


    Niall

    niallsuit

    El dueño del Sanctuary cerró los ojos, escuchando cada acorde con el que los músicos del ‘Banshee Scream‘ interpretaban la canción que él había compuesto. Frunció el ceño al escuchar un fallo y no consiguió volver a concentrarse.

    El mensaje de Noah era claro, iba a tener un invitado dentro de poco, así que dejó su placer para otro momento en el que no hubiera cosas que fuese necesario hacer.

    Unos minutos más tarde, Joey Munn, su guardia personal, llamaba a su puerta para indicarle que una guía y un refugiado venían desde Asignaciones. Según lo que había dicho Noah, tenía que darle un puesto a Nate allí, porque sería clave para el plan que la Resistencia tenía en marcha.

    Les mandó pasar a ambos y escuchó la explicación y los flirteos de la guía, que parecía bastante más fiel seguidora de su padre y sus hermanos que él. Para Niall su padre era una escoria que lo había conseguido todo por tener poderes y pocos escrúpulos y sin embargo su madre, una pobre humana que lo había dado todo por conseguirle un lugar en esa supuesta utopía, había pasado su vida con trabajos de poca cualificación por no tener ninguna habilidad. Por eso hacía lo que hacía.

    – [Niall]Ve a ver a Idris, el coctelero, él te dirá qué puedes ir haciendo mientras lo preparamos todo.[/Niall] – le indicó Niall al grandullón. – [Niall]Y no te preocupes, estás en casa.[/Niall] – afirmó. – [Niall]Señorita Bonnet, puede tomar lo que quiera, está invitada.[/Niall] – se despidió. Cuando volvió a quedarse solo, cerró los ojos una vez más y trató de concentrarse, pero esta vez no en la melodía que escuchaba, si no en la sinfonía de acontecimientos que debían precipitar.


    Idris Solo-Novak

    idrisbartender

    – [Idris]Marchando un ‘Bloody Bloody Mary‘ para la camarera más guapa del local.[/Idris] – anunció el coctelero con una enorme sonrisa mientras sus manos, cubiertas de una capa de hielo, agitaban el mezclador donde el ‘Bloody Mary‘ con sangre artificial creada por la industria hemológica, listo para que la vampiresa que había intentado ligar con Jane se lo tomase en lugar de la sangre que le apetecía en realidad.

    Cuando Jane se marchó negando con la cabeza pero sonriendo, Idris vio acercarse a las dos personas de las que le había hablado Niall. Uno de ellos era un tipo grandote y serio que venía de fuera, mientras que la otra era una muchacha delgada con aspecto de consentida que trabajaba de guía.

    Idris le guiñó un ojo a la muchacha al verla acercarse. – [Idris]Nuestro nuevo compañero, y una clienta VIP.[/Idris] – sonrió. – [Idris]Idris Solo-Novak, encantado. Puedes sentarte, es muy pronto para trabajar.[/Idris] – bromeó intentando romper la seria cara de Nate. – [Idris]O puedes pasar al almacén donde Kuruk necesitará tu ayuda.[/Idris] – sugirió. Pareció gustarle más esa idea y se despidió de la muchacha.

    – [Sophie]Es muy serio.[/Sophie] – admitió ella.

    – [Idris]Es una pena, seguro que tienes una sonrisa preciosa.[/Idris] – replicó él, haciendo que sonriese. – [Idris]He acertado, es mi poder.[/Idris] – indicó con un nuevo guiño. – [Idris]¿Por qué no jugamos a un juego? Te preparo un cóctel, si te gusta, te preparo otro en mi casa. Si no, te invito a mi casa para prepararte uno mejor.[/Idris] – añadió con una amplia sonrisa.

    Espero que la chica asintiese y empezó a prepararlo mientras pensaba en que ese podía ser uno de sus últimos días como coctelero. Si la Resistencia lo conseguía de verdad, por fin podría venirse abajo ese mundo en el que tenía cabida un asesino, un sádico que se alimentaba del miedo.

    Idris había dejado su trabajo anterior cuando finalmente dio con su nombre. Allí seguía, sentado en el Consejo, después de haber asesinado a sus padres brutalmente. Por suerte Mara y Vincent habían cuidado de él, pero ese mundo nunca les había tratado bien. Su padre seguía siendo un detective sin posibilidad de ascenso por estar asociado a los Moondies y su madre, por lo mismo, había tenido que conformarse como enfermera. Ellos siempre habían cuidado de él, y ahora le tocaba cuidar de ellos, y de todos los perjudicados por ese gobierno.


    Cole Roman

    colesecurity

    El jefe de seguridad del edificio Lenora se agitó, incómodo, en la sala de vigilancia. Llevaba un rato así, como si algo no fuese bien. Era una sensación extraña, que no tenía muy claro qué significaba, pero tenía algunas teorías y no le gustaban demasiado.

    Se puso en pie y se colocó el cinturón, tomando el comunicador entre las manos. Después se lo pensó mejor y envió un mensaje a un compañero, Equalizer, a través del mismo. Contaba que había sido un experimento de la Iniciativa, tenía algunos poderes para manipular el sonido, se los aumentaron y quedó sordo. En el famoso combate contra la Iniciativa y los Moondies, le liberaron de su impronta y se unió a nuestro bando. Respondió enseguida al mensaje diciendo que él se encargaba de la sala de vigilancia.

    El jefe de seguridad, Cole Roman, o Python de nombre zeoniano, descendió las escaleras rastreando la extraña sensación, que cuanto más aumentaba, más parecía distinguirse como una firma energética inestable. Ninguna a las que estuviera acostumbrado en ese edificio.

    A medida que aumentaba, fue descendiendo las escaleras más rápidamente, hasta llegar a los cimientos de la sala de calefacción. Allí fue donde descubrió qué era lo que estaba pasando. El dispositivo de calderas estaba fuera de control y estaba emitiendo más calor del que debía.

    Intentó pensar rápido, pero no podía hacer nada, así que tomó la decisión más sabia. Descolgó el comunicador e informó a sus compañeros. – [Cole]Evacuad el edificio, el sistema de calefacción va a estallar.[/Cole]

    Después intentó detener el problema, pero el sistema estalló liberando un calor infernal en la sala, un calor que se extendería por todos los conductos hasta quien sabía cuantas plantas. Solo podía esperar que sus compañeros evacuasen a tiempo.


    Laura Petrov

    laurafuture

    Laura Petrov se encontraba en su oficina, descansando mientras dejaba libres los pies de la atadura de los tacones. Nunca se había arrepentido de convertirse en ingeniera sismográfica, su trabajo le había permitido tener todo lo que quisiera y no tenía nada de lo que quejarse. Pero ese día maldeciría quedarse unas horas más para terminar un trabajo.

    Había desconectado las comunicaciones para que nadie la molestase y eso había sido un error. Al principio notó el sofocante calor de la calefacción inundar su despacho y pensó que estaba pasando algo, pero para cuando se quiso dar cuenta e intentó comunicarse con los demás, vio que el edificio estaba siendo evacuado y las llamas crecían por su despacho y otros muchos.

    La puerta se quedó bloqueada por el calor, así que desató su poder haciéndola saltar de los goznes y echó a correr. Intentó taparse la cara para no respirar demasiado humo y trató de no pensar en que ahora tendrían que pintar la oficina y seguramente perdería el trabajo de varios días.

    Estaba deseando salir para poder despotricar con tranquilidad con su madre y quizá agilizar los arreglos que necesitase el edificio, pero cuando bajaba uno de los tramos de escalera, notó que su tensión se desplomaba y perdía la consciencia. Estupendo, pensó, va a quedar genial en los titulares: «Soltera muere mientras echa horas extra».


    Owen Williams

    owenfire

    El cuerpo de bomberos se personó rápidamente en las instalaciones del edificio Lenora gracias a su teletransportador. Mientras uno de los hidrokinéticos se preparaba para sofocar las llamas, algunos de los compañeros se preocuparon de atender a la gente, que parecían estar perfectamente. Parecía que el fuego no se había afianzado en muchas plantas. El calor se había propagado en las más bajas mientras que en las superiores, no habían fraguado.

    Acostumbrado a la acción y la primera línea, el bombero raso Owen Williams necesitó poco más que escuchar que había aún gente dentro para cruzar las llamas y aventurarse en el interior.

    Llevaba la mascarilla puesta para protegerse del humo, pero no había demasiado en la zona. Lo más sofocante era el calor y a él no llegaría a hacerle nada importante. A fin de cuentas había sido su poder lo que le había cualificado para ese puesto de trabajo. Las ventajas eran que podía ayudar a la gente, pero por lo demás, era una mierda, especialmente desde que Idris se había marchado.

    Owen no había hecho demasiado caso a las voces de sus superiores que le instaban a quedarse atrás. No solía hacerlo, porque si les escuchase, empezaría a notar sus tonos de superioridad respecto a alguien que era consciente de que nunca podría ascender, porque su madre era una artificial y los dos unos Moondies. Ambos términos los detestaba tal y como los usaba la gente. Su padre y sus amigos decían que una vez Moondies había dado esperanza, pero ahora solo era el nombre de unos parias de los que era un miembro orgulloso.

    Continuó ascendiendo y notó el descenso del sofocante calor a medida que subía, observando las salas. Finalmente, en una de ellas vio a una muchacha desmayada. Corrió hacia ella y vio que tenía problemas por inhalación de humo y un leve traumatismo craneal. La cargó a sus hombros y bajó rápidamente las escaleras.

    A mitad de camino, vio algo extraño, una figura sobresaliendo de una puerta. Era un guardia de seguridad que parecía haber estado en el núcleo de la explosión. Tiró de él y le acarreó también a la salida.

    Cuando consiguió ponerles a salvo pensó que ahora le quedaba lo más difícil, esquivar a sus superiores, avisar a los demás de que Henry la había cagado completamente y asegurarse de seguir adelante con el plan y tener acceso al edificio cuando los bomberos volviese a evaluar la situación y asegurar la zona.


    Xander Echolls

    xandercop

    El oficial de policía cerró la carpeta sobre su mesa y la colocó sobre la pila de casos. Era uno de los agentes destinados a la investigación de una serie de asesinatos de sobrenaturales potenciados que se había ido incrementando en los últimos años.

    En todos había un denominador común, los muertos aparecían con señales que parecían indicar que su vida les había sido absorbida. Por el momento el único avistamiento registrado era el de un testigo que vio una figura encapuchada alejarse de la zona.

    El agente trabajaba codo con codo con los veteranos Bill, Vincent y Karen, pero la información que les llegaba era menor que la que tenían otros grupos de investigación sobre el mismo caso, que supuestamente debían trabajar coordinados. A fin de cuentas, los cuatro estaban relacionados con los Moondies y estaban bien vigilados.

    Por el momento no había relación aparente entre los fallecidos, salvo que ninguno de sus poderes se repetía, y eso no daba mucho margen de maniobra.

    En ese momento, el agente recibió un mensaje. Al ver que era de Owen, se reclinó y fingió una sonrisa mientras lo leía:

    ¿Recuperado? Hank se pasó con la marcha y vomitó encima de un par, menos mal que no nos jodió la fiesta. Quedamos como siempre, ya hablamos.

    Owen y él eran amigos desde pequeños, y eso les había venido muy bien para seguir fingiendo que pasaban muchas noches de fiesta, cuando en realidad ambos eran miembros de la Resistencia.

    La transcripción del mensaje era clara. ‘Hank‘, era Henry, otro miembro de la Resistencia un poco más problemático por sus ganas de derribar el gobierno, tenía como asignación programar una disrupción para que el sistema de calefacción del edificio Lenora fallase y quemase varias plantas, cuando no hubiese nadie en él. El agente contuvo el enfado para disimular y continuó fingiendo su sonrisa mientras respondía con un «XDDDD ya le tocaré yo las narices a Hank«.

    Tenía claro que no podía permitirse que Henry volviese a cometer una imprudencia que pusiera a inocentes en peligro. Así que decidió ir al portal más cercano de los que Vincent había mapeado, para llegar a la casa en la que vivía Henry. Tenían conceptos importantes de los que hablar.


    Henry Crowe

    henryfuture

    El joven de pelo claro subió el volumen de la música mientras trasteaba con un invento que podría resultar útil cuando las cosas se pusieran finalmente serias contra el gobierno.

    Se sentó en el suelo y apartó la pipa de oxígeno de la mesa para hacer hueco al artefacto. Si la teoría funcionaba, podría cargarse algunas de las restricciones que había para teletransportadores no autorizados en los edificios oficiales y con eso saltarían los lentísimos planes como el que había tenido que llevar a cabo ese día, solo para que Owen pudiera terminar infiltrado obteniendo información sin que nadie se diese cuenta.

    A Henry le importaba bien poco que le descubriesen, no como a los demás. Él había manifestado su odio a ese gobierno desde que fue consciente de que sus padres habían muerto en la masacre de la Iniciativa, sin ser siquiera miembros de ella.

    Jamás olvidaría esa matanza indiscriminada. Sus padres habían ido a proteger a los inocentes, a los activos y experimentos que no eran más que víctimas de la Iniciativa. Pero acabaron con todo. Su política siempre trató de encubrir el verdadero acto, justificándolo: la Iniciativa era una amenaza, habríamos sido los siguientes, estaban desarrollando un arma para acabar con todos nosotros y otras mentiras por el estilo. Habían instaurado un día oficial de luto al año por las víctimas inocentes que habían caído en «el fuego cruzado«. Todo una pantomima.

    Cuando Henry escuchó un ruido en el exterior, se puso en pie rápidamente, agarrando una de las armas que guardaba bajo el colchón del sofá, listo para llevarse por delante a quien fuese o para teletransportarse en caso de necesidad.

    No echaría de menos esa casa. Henry era un fugitivo, un terrorista cuya cara era bastante conocida. Pero Zeon era muy grande y siempre tendría un sitio donde esconderse, y por suerte, una forma rápida de llegar a él. Solo de pensarlo sonrió, recordando a toda esa escoria que le despreciaba por ser hijo de una artificial, cuando todavía le importaba lo que pensara la gente.

    La puerta de la entrada se abrió y Henry levantó el arma, apuntando al invitado inesperado. Frente a él, el otro, un tipo de constitución atlética, pelo rubio y ojos claros, tambien apuntaba el arma. Henry no bajo el arma, era Xander, uno de sus compañeros, pero también podría ser un camaleón, un cambiador de formas.

    – [Xander]¿Sabes lo que has estado a punto de hacer?[/Xander] – preguntó, encolerizado. Henry bajó el arma, estaba claro que era Xander y que eso iba a ser una reprimenda.


    Amy MacLeod

    amymakeup

    A las afueras de la capital de Zeon, se alzaba el imponente Bosque de los Lobos, muy cerca del monumento a las víctimas de la Iniciativa, el lugar donde muchos recordarían la masacre.

    Allí, ocupando cada vez un terreno más extenso del bosque, lo que inicialmente había sido la manada de Canton, se había extendido hasta formar un pequeño pueblo-reserva, algo más alejado de la vida en las capitales.

    En los primeros años del nuevo gobierno, la manada de Canton había acogido entre los suyos a los Moondies y sus allegados, parias del gobierno, sin duda con el visto bueno de éste, que prefería tenerlos en un entorno más aislado y seguramente, controlado.

    Los Moondies habían tenido hijos, la manada había tenido hijos, y el gobierno había dado lugar a hijos descontentos. Todos ellos habían encontrado su hogar en el nuevo pueblo de Canton.

    La líder de la manada, líder por antonomasia del pueblo de Canton, caminaba meditabunda por un claro del bosque. Pese a su edad, ya llevaba muchas vivencias a sus espaldas. Su pueblo era el núcleo de la Resistencia, pero tenía que arreglárselas para disimular frente a cualquier representante oficial. Se había acostumbrado a mostrar dos caras y a veces le gustaba volver al bosque simplemente y ser ella misma.

    Suspiró y se quitó la ropa, dejándola doblada a un lado. Después, se encogió sobre sí misma mientras su cuerpo se hacía añicos y volvía a formarse, dejando libre a la ‘Loba Roja‘.


    Elle Echolls

    elliefuturez

    Una joven alegre caminaba por el pueblo de Canton, visitando los comercios a pie de calle para elegir la mejor comida para preparar ese día. Su padre estaba especialmente tenso los últimos días, por ese plan que la Resistencia estaba llevando a cabo.

    Sus tíos habían hablado con él en privado varias veces, pero no terminaba de quitarse esa nube negra a su alrededor. La joven sabía a qué se debía, su padre nunca había sido el mismo desde que se habían llevado a su madre. Su tía Diana siempre le decía que su padre quería a su madre más que a nada en el mundo, y no soportó perderla dos veces seguidas.

    La primera fue poco después de nacer Xander. Pero ella consiguió resistirse, regresar. Se escondieron y así había llegado a nacer ella. No duró mucho, la joven no recordaba apenas el rostro de su madre. Se la volvieron a llevar y a ella tuvieron que esconderla, evitar que la registrasen, no solo por ser hija de ellos y por miedo a lo que Z le hiciese, si no por cómo había nacido. No era fácil saber que en el falso e idílico mundo en el que todos eran aceptados por ser diferentes, ella sería considerada una amenaza por serlo también.

    Pero Elle intentaba ser siempre positiva, sus tíos Christopher y Ed la habían enseñado a contenerse y ser paciente, su tío Daakka le había enseñado a ver el bien y el mal de otra forma, su tía Cara le había enseñado a poner buena cara a las cosas malas, su tía Diana a reírse de lo peor. El resto de los Moondies también le había aportado mucho. Y Amy siempre había cuidado de ella.

    Elle se esforzaba por controlarse, por esconderse en el bosque cada vez que alguien podía aparecer y descubrir con su Omnilens que no estaba registrada. No conocía nada que no fuese Canton, pero se lo debía a su padre y su hermano, que siempre la protegían pese a sufrir por lo que había pasado con su madre. La Resistencia tenía muchos valores por los que luchar, pero muchos lo hacían por ella, por Sarah.


    Epílogo

    sarahbeatrix

    La Cazadora aguardaba en silencio en el mausoleo, perdida en sus pensamientos, en la lucha interna que cada día se debaría en su interior. Una lucha a la que estuvo a punto de rendirse muchas veces, pero no sabía qué más hacer, no encontraba la forma de librarse de todo ello, de volver a ser buena persona. La habían condenado a vivir, robándole la vida a otra.

    – [Z]Cariño, te había estado buscando.[/Z] – dijo una voz grave a sus espaldas. El líder del Consejo de Gobierno de Zeon estaba tras ella, ataviado con un traje blanco sin corbata. Muchos lo llamaban aún El Director, la mayoría, Z. Para ella siempre sería Sieg.

    – [Sarah]Sí, necesitaba venir aquí.[/Sarah] – se sinceró. Él se acercó y la rodeó con sus brazos, inclinándose para besar sus labios con pasión. – [Sarah]Me ayuda a recordar lo que pudo ser.[/Sarah] – añadió ella, dándole la mano.

    – [Z]A veces hay que hacer lo necesario, Beatrix.[/Z] – afirmó con aparente pesar. Observó la tumba que tenían frente a ellos unos segundos antes de darle la espalda para marcharse.

    Tess Gianopoulos. Nunca olvidaremos lo que hiciste por nosotros.