[b][ Ben McBeth | Base Vathurst – Islandia][/b][/align]
-[b][i]Te presento a tu torturadora.[/b][/i]
Aiko salió de entre la multitud con una sonrisa pintada en la cara. Seguía teniendo el mismo aspecto de niña de catorce años demasiado frágil y delgada para un ambiente como aquel. Y por si fuera poco, la impresión se acentuaba porque llevaba uno de esos vestidos por encima de la rodilla, sin mangas, como si acabase de salir de la escuela y se dirigiese a casa a hacer sus deberes de geometría. Caminaba con tranquilidad hacia mí, nunca siguiendo un camino totalmente recto, y balanceándose como si dentro de su cabeza sonase alguna de las melodías que tanto le gustaban.
Contuve una sonrisa satisfecha. No sabía cómo lo había hecho, cómo había descubierto que estaba allí o que estaba en peligro ni cómo había conseguido engañar a Leoh para colarse entre sus filas, pero Aiko acababa de convertirse en mi única amiga en territorio enemigo. No iba a ser la primera vez que escapáramos de circunstancias adversas pero, tenía que advertírselo, ésta vez no iba a ser como las anteriores. Ésta vez no iba a ser un demonio cualquiera enfrentándose a una amenaza, esta vez era [i]Leoh[/i] y su asunto era algo personal. No estaba seguro de que nadie aparte de mí entendiese lo que un [i]asunto personal[/i] significaba en el idioma de mi viejo mentor.