[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Christopher McLeod | Sala blanca
[color=black]Noche[/SIZE][/color][/font][/b]
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En cuanto me vi a mí mismo atravesando el bosque no tuve duda de a lo que se refería el Doctor, ni siquiera me hizo falta ver a Siobhan para estar seguro, estaba reproduciendo frente a todos el recuerdo que llevaba años torturándome.
No podía negar que el Doctor, lo odiase o no, era un gran estratega, con este golpe podía minar la confianza de los demás en mí y, junto a los otros recuerdos que seguramente tendría preparados, separarnos de nuevo, y esta vez sería más difícil arreglarlo. Solo podía confiar en que los demás entendiesen lo que nos iba a mostrar, más lo que mostrase de los demás que lo que mostrase de mí mismo, porque lo que yo había hecho no tenía perdón.
Me quedé un momento observando a Siobhan, la joven bruja pelirroja que había conocido por pura casualidad y a la que le presenté mi vida de viajes de una forma que no pudo si no unirse a mí. No tenía ni idea de lo que me deparaba en realidad el mundo sobrenatural por mucho que en los primeros meses de viajes hubiese acabado con un aquelarre bien asentado. Esa había sido una situación excepcional, había utilizado la cabeza para idear una estrategia, sí, pero si no hubiesen tenido varios puntos flacos, no habría habido estrategia que idear. Estaba ciego y por mi ignorancia la arrastré.
Era curioso mirarla ahora, en perspectiva. En su momento hubo algo en ella que me atrajo, y por eso le había hablado maravillas de mi vida de aventuras, pero ahora, sabiendo que exactamente así había sido Diana, quizá lo que había sentido por ella era un eco de mi antiguo yo, el que conoció a Diana como era antes. Fuera como fuese, lo que sentía por ella se había ido, solo conseguía pensar en Diana al verla ahora. Lo único que me quedaba de Siobhan eran buenos recuerdos, algunas fotos y un gran pesar por haber permitido que le ocurriese aquello, cuando ahora podría seguir feliz en su pequeño pueblo, quizá con una familia.
Me fijé en mi mismo, parecía concentrado en algo, si no me equivocaba en ese momento estaba buscando huellas del licántropo que había aterrorizado la zona, causando la desaparición de algunas chicas. Los lugareños pensaban que era un viejo demonio, aunque yo terminé por deducir que era un licántropo que se llevaba a las chicas cuando salían por la noche, ya que todas habían desaparecido por la noche. Pensé que tenía la razón y me enorgullecía de no estar ciego a ese mundo como muchas personas, pero el ciego era yo, ninguno teníamos razón, era un licántropo, sí, pero no había devorado a las chicas, o al menos no a todas, si no que una de ellas era el licántropo, aunque del que la convirtió a ella no pude saber nada porque cuando descubrí que la realidad había sido demasiado tarde.
Volví a mirarme fijamente y me odié, odié la ligera sonrisa que tenía en el rostro porque estaba disfrutando la búsqueda, odié la forma en la que controlaba cada movimiento para impresionar a Siobhan…me odié de principio a fin.
Continué viendo la escena en silencio, evitando mirar a los demás para no ver las reacciones en sus caras. La escena la conocía perfectamente, era una de mis pesadillas habituales, junto con la de estar dando clase y de repente quedarme desnudo.
Me agaché para mirar una huella que parecía fresca, y en ese mismo instante en mi cara se reflejaba el terror, la huella era demasiado fresca y la dirección de la siguiente huella indicaba que el licántropo había dado la vuelta y se había situado detrás, ya no éramos nosotros los cazadores si no las presas. Me levanté rápidamente para avisar a Siobhan cuando lo veía tras ella, corriendo a toda velocidad a punto de abalanzarse. Grité su nombre y ella se dio la vuelta para mirar hacia donde yo estaba mirando, pero no le daba tiempo a correr. Me vi conjurar una bola de energía y lanzarla hacia el licántropo, pero dio en el árbol que estaba a su derecha y el se abalanzó sobre Siobhan y la mordió desgarrándole la femoral.
Me acerqué corriendo, sin pensar muy bien en lo que estaba haciendo ni cómo lo estaba haciendo, simplemente quería salvarla. El licántropo se irguió al verme y corrió hacia mí, saqué el primer cuchillo que encontré y cuando se acercaba hacia mí le esquivé y se lo clavé, pero se dio la vuelta rápidamente y me rasgó el torso desde el hombro izquierdo hasta la cadera derecha con las garras de la mano derecha.
Caí al suelo por el dolor y miré hacia Siobhan que estaba inerte, su ojos estaban abiertos mirando hacia el infinito, pero sin ninguna vida, había muerto. La visión me hizo levantarme, busqué al licántropo con la mirada y lo vi alejándose, corrí, ni siquiera supe como, y cuando llegué a dónde estaba saqué una flecha que asomaba fuera de la mochila y se la clavé, la punta era de plata y a juzgar por el grito que soltó, de la buena. Se revolvió y caí la suelo, vino hacia mí y mientras sujetaba su mandíbula con la mano izquierda, le clavé la flecha una vez más en el corazón. Se desplomó sobre mí y perdí las fuerzas para levantarme. Pasaron un par de minutos y el cuerpo empezó a cambiar y a volver a su forma original. Vi mi cara de terror cuando miré el cuerpo y descubrí que era una de las chicas desaparecidas, la última de ellas en concreto, esa misma mañana les había prometido a sus padres que daría con ella mientras ambos sollozaban y ahora la había matado.
El recuerdo se esfumó y gracias a eso conseguí contenerme. No tenía ganas de revivir el tiempo que pasó entre que me desmayé por el dolor y nos encontraron, ni como tuve que mantenerme callado mientras todo el mundo decía que el viejo demonio había matado a mi compañera y a la chica y me había lisiado a mí. El tiempo que tardaron en llegar Zack y mi padre fue el más largo que nunca he vivido, no era algo por lo que quisiera volver a pasar.
Cuando el recuerdo se desvaneció volvió la sala blanca y con ella la obligación de mirar a los demás a la cara, porque mirases dónde mirases, siempre verías a alguien, quizá era parte de la tortura que nos tenía reservada. La primera mirada que quise evitar fue la de Diana, se lo había contado todo, pero verlo quizá había sido demasiado y además estaba el hecho de que el licántropo se estaba yendo y fui yo quien fue tras él…ella en realidad.
– [b] [i] [color=#457238]Bueno, pues ya lo habéis visto. [/SIZE] [/i] [/b] – busqué al Doctor con la mirada, para, como mínimo, lanzarle una mirada airada, pero no lo encontré, se había desvanecido. Por un momento me invadió la idea de que quizá nos habría dejado aquí para pasarnos la eternidad viendo nuestros peores recuerdos, y ciertamente tenía el poder para hacerlo, aunque parecía divertirse más jugando con nosotros, pero lo descarté para poder mantenerme entero.
– [b] [i] [color=#4F5360]No soy la mejor referencia, pero yo habría hecho lo mismo si un licántropo os lo hubiese hecho a cualquiera de vosotros. [/color] [/i] [/b] – aseguró Daniel manteniéndose cerca de Sarah.
– [b] [i] [color=#457238]Da igual lo que sintiera, tenía que haber pensado primero que había una persona detrás y que pronto cambiaría. [/color] [/i] [/b] – aseguré. El primer error fue salir a buscarlo en Luna Llena, tenía más posibilidades de dar con él porque las huellas serían más recientes, pero habría sido más seguro ir a la mañana siguiente. Las palabras de aquella pareja me hicieron ir lo más rápido posible para ver su alegría al traer a su hija de vuelta, o al menos la certeza de que no debían buscarla más, pero fue un error. El segundo había sido dejarme llevar por la ira.
– [b] [i] [color=#266EAC] Había matado a alguien importante para ti y casi hace lo mismo contigo. Quizás la ira del momento te hizo ir tras ella pero la paraste antes de que pudiese hacer daño a alguien más.- [/color] [/i] [/b] – respondió Ed. No pude evitar rebajar un poco la culpa al escuchar aquello, pero yo mismo había tratado de exculparme tantas veces que al final la culpa volvió.
– [b] [i] [color=#843181]Todos hemos cometido errores. [/color] [/i] [/b] – aseguró Diana, no pude desviar la vista de ella hasta que Illya habló.
– [b] [i] [color=#EE5159]Tu único fallo… [/color] [/i] [/b]- empezó a explicar para después quedarse parada un momento, como meditando lo que iba a decir en voz alta.- [b] [i] [color=#EE5159]Fue ser demasiado joven y demasiado humano [/color] [/i] [/b].- explicó.
– [b] [i] [color=#457238]Gracias a los tres, pero eso no me excusa. [/color] [/i] [/b] – le dije. Tenía que haber meditado más las cosas, no debí dejar nada al azar. – [b] [i] [color=#457238]He aprendido a convivir con ello. [/color] [/i] [/b]
– [b] [i] [color=#BB609C]Si algo he aprendido de ti durante todo este tiempo, es a no rendirme. Si te culpas ahora por algo que hiciste hace siglos, le estás dejando ganar [/color] [/i] [/b].- respondió Sarah. Tragó saliva y continuó.- [b] [i] [color=#BB609C]No mataste a esa chica, mataste a un licántropo que te dejó malherido y tú más que nadie deberías entender cuál es la diferencia entre una cosa y la otra. La persona no es el licántropo y el licántropo no es la persona, por eso ya no se usa la palabra hombre lobo, porque una cosa es el hombre…o la mujer [/color] [/i] [/b].- puntualizó.- [b] [i] [color=#BB609C]Y otra, muy distinta, la criatura [/color] [/i] [/b].- explicó reprendiéndome, era un cambio de roles extraño, pero se notaba que Sarah había crecido.- [b] [i] [color=#BB609C]De todas formas, sólo tienes que fijarte en que Siobhan no es más que el cuerpo anterior de Diana, así que lo más probable es que todo sea una jugarreta de Los Grandes Poderes [/color] [/i] [/b]. – añadió.
– [b] [i] [color=#457238]Me sorprendes, para bien que conste. [/color] [/i] [/b] – le respondí. – [b] [i] [color=#457238]Entiendo a lo que te refieres con que a quien maté no fue a ella si no al licántropo que había tomado posesión…pero…te prometo que lo pensaré y que preguntaré a los Poderes por Siobhan la próxima vez que veamos a los Oráculos. [/color] [/i] [/b] – le aseguré. No estaba del todo de acuerdo con algunos métodos de los Grandes Poderes, pero lo de Siobhan parecía ser algo distinto, aunque no sabía muy bien qué.
– [b] [i] [color=#266EAC] Lo más seguro es que fuese una prueba más de los Grandes Poderes. [/color] [/i] [/b] – añadió Ed uniéndose a Sarah.
– [b] [i] [color=#457238]Es posible, si el Doctor es el mal del que nos avisaron, no tardaremos en volver a verlos. Y tendrán mucho que explicar. [/color] [/i] [/b] – le respondí. Y cuando el Doctor se mostrase tendría mucho que pagar.
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