January Allard | Club Silver
Había pasado todo el día preguntándome de qué disfrazarme. Amidala, Fénix y Tormenta habían pasado por mi mente, pero finalmente Harley Quinn había ganado la partida. No sabía ni cómo era posible que hubiera encontrado un disfraz tan tarde, pero supuse que quizás la gente en Moondale no leía tantos cómics como había hecho yo en mi adolescencia.
Aparqué como pude, en un espacio tan pequeño que casi parecía un milagro que lo hubiera conseguido. Eché un último vistazo a la imagen que me devolvía el pequeño espejo retrovisor y, tras retocar el maquillaje un par de veces, me decidí a salir del coche, no sin antes coger la pistola falsa que había comprado a última hora. (Y sólo porque no había habido forma de encontrar un mazo gigante.)
Al salir del coche me encontré con un río de fantasmas, enfermeras sexys y pseudo dráculas de tres al cuarto que caminaban entre risas hacia la entrada del Club Silver. Cerré el coche y me adentré en la marabunta de gente, mirando alrededor. Julie me había dicho que se vestiría de zombie (oh, Julie, siempre tan original), pero en realidad buscaba a Sarah, la chica que había conocido aquella misma mañana. Me había caído bien y, al fin y al cabo, habíamos quedado en vernos.
Con cierta dificultad, me abrí camino hacia la entrada del club. Justo fue ese el momento en el que me pareció verles.
-[b]¡Sarah! ¡Sarah![/b]
Agité la mano en alto, dando unos cuantos saltitos para subsanar mi gran estatura, pero no pareció oírme, porque se adentró en el local sin echar la vista atrás. Suspirando, hice alarde de codos para terminar de abrirme paso entre la multitud y entrar yo también. Allí había incluso más gente.
[i]Muy bien, Harley, más vale que hagas un par de acrobacias para saltar sobre toda esta gente si quieres ver a alguien conocido.[/i]
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