Rebecca |La Nave
MAÑANA
Sentada en una de las sillas de la mesa redonda, no paraba de darle vueltas al libro que tenía entre las manos: ‘Isla and the happily ever after’ de Stephanie Perkins, con su portada verde y sus enormes letras en blanco. Era un regalo del tío Jaime, uno de tantos los que me había traído desde Escocia para que aceptase su matrimonio, como si no fuese una adulta que respeta la vida amorosa (y sexual -ugh-) del resto de la humanidad. Aún así, se lo agradecía, aunque me sentía hija de unos padres separados a la que todo el mundo intentaba agasajar para que no se traumatizase.
La historia de Isla y Josh no se parecía en nada a la de Dom y a la mía, bueno, quizás sí en lo de que Isla llevaba enamorada de Josh unos cuantos años, pero él tenía novia. Josh también era un artista, como Dom y se pasaba la vida dibujando. Bueno, a lo mejor nos parecíamos más de lo que creía, pero nuestra historia todavía no podía etiquetarse con un «felices para siempre». No es que no se me hubiese pasado por la cabeza imaginarme a Dom esperándome en el altar, pero todavía no habíamos llegado a ese punto (creo). Todavía estaba la amenaza de mi padre y el miedo a que nos hiciese algo. No soportaba la idea de perderlo.
Me fijé en él, que iba y venía de la cocina del apartamento de Mara, con una camiseta negra que dejaba los tatuajes de sus brazos al descubierto. Tuve que apartar la mirada, porque tenía miedo de empezar a babear. Parecía tenso, como si intentara mantenerse ocupado para no pensar demasiado en que el grupo, el único al que había pertenecido en toda su vida, se había desmoronado y ya sólo quedábamos los que nos aferrábamos a él como si nos fuera la vida en ello. Al final, entró en la sala de reuniones de mobiliario escaso y menos reuniones, con unas cuantas bandejas que levitaban frente a él: en la primera de ellas había una jarra con café y unas cuantas tazas, en la segunda, chocolate caliente y, finalmente, en la tercera, la que llevaba en las manos, galletas y bizcochitos de diferentes clases. Sonreí al ver cómo colocaba las bandejas a la mesa y colocaba frente a mí un chocolate caliente y unas cuantas galletas de chocolate.- [Rebecca]Quieres que engorde[/Rebecca].- protesté echando el libro hacia un lado para que no se manchase.
Su respuesta fue darme un beso en el pelo, así que le fruncí el ceño, pero no me duró mucho. A los pocos minutos, mientras mi tío (que acababa de llegar), Elizabeth, Cara y el propio Dom tomaban asiento, MacLeod y Diana entraron en la habitación. Christopher tenía mala cara, pero se le pasaría pronto, excepto cuando naciera la niña, que dejarían de dormir durante unos cuantos años. Diana señaló el móvil que tenía entre las manos y vocalizó «Mara», para que entendiésemos que estaba al teléfono, detalle que Cara interpretó como una señal para llamar a Daakka, que se encontraba recluido en casa. De Duke no se sabía nada, pero supuse que estaría por ahí intentando ganar algo de dinero con sus fotografías, que esperaba que no incluyesen a chicas desnudas por el bien de la reputación de la Nave.
Una vez que todos estuvimos sentados, Dom repartió las bebidas: chocolate para Cara, Diana y para mí. Café para el resto y entonces, Christopher tomó la palabra.- [MacLeod]Antes de nada, quiero pediros perdón a todos por no haber estado ahí.[/MacLeod] – comenzó a hablar el que nunca había tenido madera de líder, pero sí de consejero. Se sentó justo frente a mí y Diana, estaba frente a Dom. Teóricamente, las parejas en las bodas tenían que sentarse de frente para no cortar las conversaciones, pero esto no es una boda y no sé qué hacía yo pensando en eso.- [MacLeod]Pero ahora que estoy recuperado, es el momento de reunir a la familia otra vez.[/MacLeod] – cuando dijo eso, noté cómo se me formaba un nudo en la garganta. No era por mí, yo no significaba nada para el grupo, no era más que una allegada, pero sabía lo importantes que eran para Dom.
– [Rebecca]¿Eres consciente de que algunos puede que no quieran volver? O algunas[/Rebecca].- me sentí mal al decirlo, pero conociendo a Daniel como lo conocía, sabía que quizás no quisiera volver. No era la primera vez que nos abandonaba. La diferencia era que esta vez no tenía esperanzas de mantener una relación con él y me preocupaba por él como amiga, pero no me dolía que no llamase. Eso era agua pasada.
– [Dom] Tendremos que convencerlos. Necesitamos toda la ayuda posible[/Dom].- me miró y puso su mano sobre la mía, que a su vez estaba sobre mi pierna. Vi que el tío Jaime, que estaba sentado al lado de Diana, enarcaba una ceja.
– [Cara]Daniel vuelve, pero sólo con Sarah[/Cara].- Cara puso los pies sobre la mesa y se relamió el chocolate de la boca. No era lo que se dice una persona elegante, pero era…refrescante, a pesar de nuestras diferencias.- [Cara]Eso es fácil[/Cara].- se encogió de hombros.
– [Diana]¿Y cómo pensáis traer al de Louna?[/Diana]- intervino Diana mirándonos.
– [Rebecca]Ed[/Rebecca].- la corregí con seriedad. Entendía que estuviese molesta, pero ni por asomo iba a consentir que tratase así a su mejor amigo sólo porque las hormonas del embarazo y el cabreo se estuvieran apoderando de ella. Ella me dedicó una mirada de asombro, pero no dijo nada.
– [MacLeod]Creo que todos somos conscientes de los inconvenientes, lo que tenemos que hacer es buscar soluciones.[/MacLeod] – mojó un poco de bizcocho en el chocolate de Diana, a lo que ella respondió dándole un manotazo. – [MacLeod]Bien Cara, Daniel volverá a estar cerca si Sarah vuelve, pero aún así pensaremos algo para intentar traerle antes. Empecemos mejor por algo más fácil.[/MacLeod]- sabía que lo decía para intentar animarnos, pero nada de lo que teníamos por delante era fácil.
– [Mara]A Ed…intentaré convencerlo…yo[/Mara]- escuché la voz de Mara por el altavoz del móvil de Diana y me sobresalté un poco, porque como era tan poco habladora, no me esperaba que interviniese con decisión, aunque todos sabíamos la relación rara que se había traído con Ed antes de ser humana nuevamente.
– [Dom]Intentare localizar a Hiroshi[/Dom].- confirmó Dom con un marcado acento inglés, que hacía que se olvidara de la mitad de las terminaciones de las palabras.
– [MacLeod]Sí, además esa daga podría venirnos muy bien.[/MacLeod] – aseguró Christopher dando un sorbo de su café. – [MacLeod]Según la información de los O.W.L.S, la Iniciativa está creando su propio ejército de activos sobrenaturales, si unimos eso a los de Z, solo es cuestión de tiempo que estallen en una guerra entre bandos que coja a Moondale en medio. Necesitamos volver a estar juntos, pese a lo que haya pasado. Y necesitamos ser más.[/MacLeod] – explicó. – [MacLeod] Yo hablaré con Vincent y Bill para que estén preparados, quizá podamos contar también con Karen.[/MacLeod] – asentí mecánicamente, abrumada por la cantidad de variables que empezaban a entrar en juego.
– [Cara]Si Mara habla con Ed, alguien tiene que hablar con Sarah para que Daniel vuelva también[/Cara].- nos recordó Cara hablando con la boca llena de bizcochitos.
– [MacLeod]Exacto[/MacLeod].- apuntó MacLeod y le hizo un gesto para que tragara antes de hablar, pero ella abrió más la boca como respuesta.
– [Diana]¿Y quién está tan mal de la cabeza como para irse al harén voluntariamente?[/Diana]- nos miró a todos con sus enormes ojos marrones.
– [Dom]Yo. Quiero decir, para hablar con ella e intentar convencerla[/Dom].- al escucharle decir eso, me quedé rígida. Tanto, que empecé a apretar su mano con fuerza y él me miró contrariado.
– [MacLeod]Siento decirte que no, Dom.[/MacLeod] – nos quedamos en silencio y una parte de mí, sintió un profundo alivio. – [MacLeod]Te enfrentaste a ellos para evitar que Sarah se fuese y ayudar a Daniel, saben que eres leal, sospecharían. Eso te deja fuera, pero te necesitamos aquí.[/MacLeod] – Dom quería decir algo, pero el argumento de Christopher le había desmontado todo lo que intentase decir.
No sé lo que pasó por mi cabeza exactamente en ese momento, pero levanté la mano como si estuviéramos en clase y, a pesar de no saber la respuesta, quisiera ayudar a mis compañeros (y compañeras) a toda costa.- – [Cara]Rebecca quiere pegarle a MacLeod porque no deja entrar a su novio[/Cara].- apostilló al verme así.- [Cara]Cara no entra, porque se duchan todos juntos y no está Daakka[/Cara].- escuché a Daakka reírse al otro lado de la línea.
– [Rebecca]No, lo que quiero decir es que puedo entrar yo[/Rebecca].- susurré impulsada por una valentía que no era propia de mí, pero me necesitaban y quería devolverles todo lo que había hecho por nosotros.
– [Dom]No, es demasiado peligroso[/Dom].- Dom me miró preocupado y yo bajé la vista. Si le miraba a los ojos, no podría hacerlo.
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