Diarios de Destino | Iniciativa Awaken
El primer pulso se propagó rápidamente transmitiendo su frecuencia sin cesar hasta que dio con las cerraduras electrónicas de las celdas del subterráneo tres, que se abrieron poco a poco dejando en libertad a sus ocupantes ante los atónitos ojos de los guardias.
El segundo pulso se propagó también a gran velocidad anulando todo aparato electrónico que encontrase a su paso. A medida que el pulso se propagaba, las luces se iban apagando, siendo sustituidas por las luces de emergencia, que se servían de un compuesto químico para iluminar tenuemente. En el subterráneo dos, donde se llevaban a cabo los experimentos a más largo plazo y se acumulaban sus resultados, el pulso encontró su utopía de destrucción. En una sala oscura de éste subterráneo una máquina emitió su última señal a una cámara de éxtasis, dejando que el experimento que guardaba en su interior abriese los ojos al mundo.