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  • CONFRATERNIZANDO CON LOS WILLIAMS

    CONFRATERNIZANDO CON LOS WILLIAMS

    EZRA WALKER

    MAÑANA – LA KVASIR

     

    Desde mi pacto con Caitriona notaba como algo dentro de mí había cambiado. Todos mis recuerdos eran horribles cargados de dolor, sufrimiento y muerte. Además lo que más me aterraba era que había olvidado por completo a mi madre, sus recuerdos se habían desvanecido de mi mente y los único que tenía de ella eran el de su muerte y reencuentro en esta realidad.

    Amy, como siempre salvándome una vez más, en esta ocasión mi cordura, propuso que debía encontrar nuevos recuerdos que hicieran frente a los peores, así que eso me propuse. Chloe fue de gran ayuda en eso, quería poder darle todo de lo que me había hablado en su futuro, afianzar nuestro vinculo como buenos MacLay, darle al hermano divertido que describió. Por su parte, su mera presencia en la nave me ayudaba a combatir mi otro miedo, el que ella estuviera allí solo podía significar que las cosas iban a ir bien, la batalla seria difícil pero al final abría paz.

    Y hablando de paz, el recuerdo de como conocí a Robin fue de lo poco que perduro cuando perdí los de mi realidad. Tenía la constante necesidad de estar siempre en guardia esperando lo peor, pero con Robin no era así, cuando estaba con ella me embriaga una sensación de tranquilidad, era capaz de calmar incluso al lobo. Era dulce, agradable y la luz que hacia desaparecer las sombras que me rodeaban. Y que Caitriona no fuera capaz de ofrecerle ningún pacto solo confirmaba que tenía un poder mágico sorprendente, era una guerrera con apariencia de ángel.

    También había recuerdos que podía corregir, malos momentos que podía hacer buenos. Había uno en concreto que podía solucionar ahora mismo.

    – [Ezra]Creía que no había nadie.-[/Ezra] Jane estaba en el gimnasio usando el Infinity de la nave para bailar y al escucharme entrar se sobresalto de tal manera que le hice perder el ritmo, estaba a escasos punto de superar el record de Idris.

    – [Jane]No mientas. Eres un lican.-[/Jane] Dejo de bailar para secarse el sudor de la cara con una toalla y atisbe una ligera sonrisa. El lobo rasgaba las paredes de mi mente deseando salir. A él le costaba más diferenciar lo que a mi también me había costado aceptar, Jane no es Veronica Preston.

    – [Ezra]No todo el mundo lleva bien eso de que la puedan percibir por su olor.-[/Ezra] Todas las personas tenían uno o varios olores que las hacían detectables. Puede resultar raro, pero no todo el mundo huele igual y desde que compartía cuerpo con el lobo percibía el mundo de una manera diferente.

    – [Jane]No sé cómo tomarme eso.-[/Jane] Añadió cruzándose de brazos. Ese gesto. En mi mente sabía que no era ella, pero en los recuerdos que me quedaban ella aparecía en varios de ellos con esa pose de confianza.

    – [Ezra]No es un olor desagradable como el de Owen.-[/Ezra] Si bien por su vinculó de unión ambos hermanos compartían un olor en concreto, en el caso de Owen percibía más el del alcohol, mientras que en el de Jane eran las fresas y Omega no olía precisamente así.

    – [Jane]Eso explica por qué Amy pasa de él.-[/Jane] Dudaba que fuera por eso. Amy poseía un mayor control de sus habilidades y que Owen me oliera como una destilería no significaba que Amy lo percibiera del mismo modo.

    – [Ezra]Quería disculparme contigo por como reaccione cuando desperté.-[/Ezra] Veinte años atrapados con un único objetivo en mente y con el lobo como única compañía. Cuando la encontré allí plantada delante de mí junto al resto me invadió la ira. Había pasado mucho tiempo desde aquello y una parte de mí sabía que estaba siendo injusto con ella.

    – [Jane]Ah, no te preocupes por eso.-[/Jane]Añadió quitandole importancia haciendo aspavientos con las manos. -[Jane]No sabías quién era.[/Jane]

    – [Ezra]Si lo sabía, solo que no eres ella.[/Ezra]

    – [Jane]En esta versión, aún no me ha dado por los asesinatos.-[/Jane] Era una broma un tanto macabra, o quizás yo estaba demasiado oxidado socialmente.

    – [Ezra]No tienes la mala influencia que te corrompió en mi futuro.-[/Ezra] A pesar de todo, aunque Dominic y Rebecca estaban separados, criaron a sus hijos de buena manera.

    – [Jane]Aquí podemos intentar llevarnos bien.-[/Jane] No parecía muy convencida, intentar implica que puede salir mal. Por otro lado lo entiendo, soy una especie de alma en pena que solo habla de desgracias.

    – [Ezra]Ya me caes bien desde que apoyaste a Elle.-[/Ezra] Era curioso como podían cambiar las cosas, la pequeña Elle había crecido rodeada de cariño y amigos que la apreciaban.

    – [Jane]Llevo apoyando a Ellie desde que éramos pequeñas, así que debo caerte bien desde hace mucho.-[/Jane] La verdad es que me hubiese gustado vivirlo, compartir infancia con todos.

    – [Ezra]Eres una buena amiga Jane.-[/Ezra] Quién sabe si quizás con el tiempo también para mí. Pero el saber que Elle no estaba sola, que tenía a gente que podía contar con ella, simplemente con eso me alegraba.

    – [Jane]Eso díselo a Xander…[/Jane]

    – [Ezra]Cuida de Xander, se nota que te quiere mucho… y tú a él.-[/Ezra] Si había algo que compartían ambas, Jane y Omega, eso era su vinculo con Xander. Si bien en el caso de Jane era amor, en el de Omega era más bien obsesión.

    Me despedí de ella y la deje de nuevo con su sesión de baile. Me aleje del gimnasio retorciéndome de dolor hasta la salida de la nave. La luna en la que nos encontrábamos tenía un extraño efecto sobre él y me costaba controlarlo, pero no podía dejarlo salir. A pesar de la amigable conversación que había mantenido con ella, el lobo seguía viendo a aquella que nos había hecho la vida imposible, no podía poner en peligro a Jane y los demás.

    – [Ezra]¡Basta, no ahora!.-[/Ezra] Grite en el exterior de la nave. La visión comenzaba a ser menos difusa y recuperaba el aliento.

    – [Elliot]¿Estas bien?[/Elliot] Alce la vista y echado en el ala de la Kvasir estaba Elliot leyendo un libro. El pequeño de los Williams era una variable de mi futuro, algo completamente desconocido ya que en mi futuro no existía al igual que Vera.

    – [Ezra]Si, no es nada.-[/Ezra]  Elliot no aparto la vista de mí, parecía un chico curioso al que la vida le había dado muchos palos. En cierta forma me vi reflejado en él.

    – [Elliot]¿Duele?.-[/Elliot] Sabía lo que estaba preguntado y quería saber. Era curioso como estos Jane y Owen no se habían vistos afectados por Preston, pero sin embargo Elliot, que no había tenido ninguna clase de contacto con él, se había visto afectado por lo que le hizo a su madre años atrás.

    – [Ezra]Siempre.-[/Ezra] Si bien es cierto que desde que desperté los cambios son más llevaderos debido a las lentas transformaciones que sufrí mientras estaba congelado, el sentir como todos tus huesos se parten y reajustas nunca termina de ser agradable.

    – [Elliot]Me gustaría pedirte un favor.-[/Elliot] Añadió bajando del ala de la nave con cuidado.

    –  [Ezra]No.-[/Ezra] Sabía lo que iba a proponerme y no podía convertirlo. No era un líder y ya tenía una manada, una un poco separada, pero al menos no estaba solo. Además esto sin duda estropearía mi relación con Jane.

    – [Elliot]No es eso.-[/Elliot] Dijo acercándose hasta mi posición – [Elliot]Iba ha proponerselo a Amy hace tiempo, pero tras lo de Leo no quería saber nada del resto. En parte me alegro de no haberlo hecho. Pensándolo fríamente. ¿Te imaginas que no funciona y tienes por ahí un lobo que básicamente es incapaz de sentir dolor?[/Elliot]

    – [Ezra]¿De que se trata entonces?.-[/Ezra] Me fije en el libro que apretaba contra su pecho, un ejemplar de Jane Eyre desgastado por el paso del tiempo, seguramente ya lo había leído un par de veces.

    – [Elliot]Me preguntaba si… ¿Podrías entrenarme?.-[/Elliot] Dude un segundo y añadió – [Elliot]Eres la única persona a la que puedo pedírselo. Los demás me ven como un niño y no aceptarían. No quiero que me enseñes a pelear, más bien a defenderme. No quiero ser una carga para nadie.[/Elliot]

    – [Ezra]Esta bien. Nos vemos mañana al amanecer en el bosque.-[/Ezra] No sé porque acepte. Quizás era la convicción con la que lo dijo. O la intensidad en su mirada al verse menospreciado. El caso es que, quien se iba a imaginar que acabaría confraternizando y entrenando a un Williams.

  • MI INTELIGENCIA SUPERIOR

    Bowie – Kvasir

    Mañana

    Chloe estaba tan pesada con Dante que no me dejaba descansar. Se lo había dicho varias veces, pero a ella le daba igual. La asertividad en el futuro estaba en pleno apogeo y si alguien quería hacer algo, lo hacía. Supongo que por eso, aquella mañana me escapé en dirección a la biblioteca para continuar con mi búsqueda. Aunque podría haber hablado con Henry para que me ayudara a conectarme de manera directa a la base de datos de la nave, prefería hacerlo manualmente. Me costaba entablar conversación con él y en parte era lógico, porque sus sentimientos se habían visto heridos por culpa del egoísmo del Laura. Y no estoy criticando, solo señalo los hechos.

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  • UN NUEVO NOAH

    NOAH ARKKAN

    LA KVASIR – MEDIODÍA

    Ajusté la apertura y observé por el objetivo. Aquél trabajo era laborioso, complejo, delicado y requería una paciencia que estaba empezando a descubrir en mí, era un camino para labrar al nuevo Noah en el que quisiera o no, comenzaba a transformarme.

    En los días pasados había dado inicio al lento proceso de acostumbrarme a mi nueva condición, rodeado de las terribles noticias de la Tierra y las heridas que estaban sembradas por toda nuestra «comunidad».

    Mi mente seguía ágil, cómo si aquella velocidad que había tenido y parecía ahora un eco de un pasado remoto la hubiera entrenado y pulido hasta estar a su altura. Mis reflejos también estaban a la altura, era consciente rápido de lo que me rodeaba, de los cambios en el entorno.

    Por eso en el momento en el que Lexie apareció por la escotilla de la segunda planta y caminó por el techo de la nave hacia mí, fui consciente. Pero serlo no implicaba que fuese más sencillo reaccionar. Había evitado a Lexie en los últimos días, tenía algunos motivos pero cualquier argumento se venía abajo si lo pensaba, eran miedos y no podía dejar que mediaran en mi vida, y sin embargo, pese a saberlo, me paralizaban.

    – [Lexie]¿Qué haces aquí?[/Lexie] – preguntó. Su voz fue música para mis oídos, echaba de menos estar con ella, sin necesidad de hacer nada, simplemente estando juntos, escuchar su voz, sentir el calor de su cuerpo contra el mío.

    – [Noah]Intento sacar una foto de los planetas visibles. [/Noah]- dije, incapaz ya de concentrarme pero haciendo como que sí para evitar mirarla fijamente a los ojos. Temía lo que podía encontrar en ellos.

    – [Lexie]No creo que se muevan mucho.[/Lexie] – su tono de voz parecía amigable, aunque eso no descartaba que su enfado estuviera presente.

    – [Noah]¿Y tú? ¿Cómo es que has subido aquí?[/Noah] – pregunté, girándome. No podía evitar cruzarme con ella por un miedo omnipresente a perderla, porque ya lo estaba haciendo. Por suerte, al no tener todo el tiempo del mundo para pensar como hacía antes, me resultaba más fácil lanzarme al impulso de actuar.

    – [Lexie]He venido a verte.[/Lexie] – dijo mirándome. Me fijé en cualquier cosa menos sus ojos. Su ropa, de puro verano de Louna, un top blanco, corto, dejando más que el ombligo al descubierto y unos pantalones de un tono rosáceo. Esas palabras eran el preludio de algo que podía ser bueno o muy malo. Si venía a verme porque me echaba de menos me derrumbaría pero no sería malo en sí, pero también podía venir a verme porque estaba cansado de un tío que estaba más ocupado sacando fotos a un cielo en lugar de tratarla como se merecía.

    – [Noah]Ah.[/Noah] – respondí. – [Noah]¿Pasa algo?[/Noah] – fue lo único que se me ocurrió preguntar pese a que los dos sabíamos la respuesta.

    – [Lexie]Quería saber qué te pasa estos días.[/Lexie] – encontré una cadencia de tristeza en sus palabras. Lexie era una mujer fuerte, divertida, maravillosa y no tenía por qué pasarlo mal por mí. Se me ocurrió que lo mínimo que podía hacer era mirarla a los ojos y cuando lo hice, recordé una vez más que no podía resistirme a ella, se me apareciera con una cara u otra.

    – [Noah]Estoy bien. [/Noah]- mentí. Aún no, pero estaba en ello. La muerte de Elizabeth me había influido. Puede que no fuera mi abuela pero la conocía y la había tratado, me apenaba la idea de no volverla a ver, pero también pensar en el dolor que estaban sufriendo Elle, Xander, Amy, Kaylee, Vera e incluso Bowie. Y luego estaba el hecho de que su muerte, aunque no había tenido nada que ver con Omega, me recordaba que mi trato no garantizaba que todos fueran estar allí cuando regresáramos. – [Noah]Adaptándome a esto.[/Noah] – me señalé a mí mismo con la mano y pude seguir con la mirada cada movimiento, algo de lo que antes no habría sido capaz.

    – [Lexie]Ya, pero últimamente estás pasando de mí y me estoy empezando a enfadar.[/Lexie] – ahí estaba, la Lexie de detrás de todas las apariencias y engaños a la que había conseguido conocer y amar.

    Suspiré, no tenía sentido evitar más hablar de mis preocupaciones con ella, así que me senté cerca. – [Noah]Lo siento, Lexie.[/Noah] – era una disculpa sincera, pero con eso no bastaba, ni para ella ni para mí.

    – [Lexie]No me vale, la verdad.[/Lexie] – confirmó, poniéndose de pie frente a mí y colocando los brazos en jarras. Alcé la vista, qué increíble era, ¿cómo podía llegar a merecerla? – [Lexie]Me he quedado en esta mierda de nave que no vuela por ti. Podría estar en mi casa como la otra idiota que nos ha dejado tiradas.[/Lexie] – sentenció. Ese era uno de los motivos por los que la rehuía los últimos días. Antes de Caitriona Lexie podría haberse ido, pero se quedó por mí, porque le importaba.

    – [Noah]Lo sé, ¿crees que no lo sé?[/Noah] – le respondí. – [Noah]No merezco que te quedaras aquí por mí, tienes una vida allí, la tenías antes de conocerme.[/Noah] – añadí. No podía enfrentarme a la idea de que tuviera que lidiar con una vida que no quería solo por estar conmigo, pero no nos quedaba más opción y tenía que dejarme de tonterías.

    – [Lexie]Para mí habría sido más fácil volver a casa.[/Lexie]- admitió. Solo decía las verdades que yo mismo sabía ya, pero la confirmación hacía que las preocupaciones me siguiesen rondando la cabeza.

    – [Noah]Y por mí culpa ya no existe esa opción.[/Noah] – Omega se encargó de eliminar las opciones y de paso, quedárselas para regresar a la Tierra. Era el origen de todo esto, pero al final tampoco recaía solo en ella la culpa, yo había decidido entregar la velocidad para protegerles, Lexie había decidido quedarse y Xander había decidido librar al mundo de su amenaza. Decisiones y repercusiones.

    – [Lexie]No te estoy culpando, porque fui libre de elegir, pero tampoco está bien que me ignores cuando sabes que eres la razón principal por la que estoy aquí.[/Lexie] – me sorprendió verla así, tan…madura, tan en control de sus sentimientos.

    – [Noah]No te ignoro, me despierto deseando estar contigo pero…[/Noah]- había empezado a decirlo y tenía que terminar. Lexie era mi Selardi, eso lo sabía desde hacía mucho y cada día y faceta que conocía de ella no hacía más que confirmármelo, así que si lo sabía con tanta certeza no podía dudar en mostrarle mis sentimientos. – [Noah] te estaba ahorrando mi presencia, acordarte de lo que perdiste y de que ahora…soy otro.[/Noah] – resumí, como si me arrancara un peso del pecho, evitando mirarla fijamente. No estaba preparado para su reacción. Lo había pensado muchas veces, ella se había enamorado de un Noah que tenía tiempo para pensar bien cada uno de sus actos, un Noah que podía llevarla a cualquier parte del mundo, que podía encargarse de todos sus problemas y tener tiempo libre de cargas junto a ella.

    – [Lexie]¿Tú crees que a mí me gustaba tu velocidad?[/Lexie] – preguntó. Su tono hizo que volviera a mirarla a la cara y vi que alzaba una ceja bien marcada, un gesto que siempre me había resultado atractivo en ella.

    – [Noah]Te enamoraste de un Noah y ahora soy otro. No podré hacer las mismas cosas, ni a pensar tan bien lo que digo.[/Noah] – reconocí. Puede que mi velocidad fuera un lastre en otros sentidos para algunas personas, pero tenía ventajas.

    – [Lexie]Bueno, lo de que estoy enamorada lo dices tú.[/Lexie]- replicó con una sonrisa maliciosa, estaba disfrutando en cierta manera y eso me hizo sentir mejor.

    – [Noah]Tienes que estarlo para haberte quedado en este sitio tan poco fancy.[/Noah] – repliqué siguiéndole el juego del tira y afloja.

    – [Lexie]Lo que quiero decir es que a nadie le gustaba tu velocidad salvo a ti.[/Lexie]- sentenció. Era duro pensar que había podido molestar a alguien con mi poder pero en aquél momento en el que ya lo había perdido, tenía una parte reconfortante.- [Lexie]Esto me ha quedado fatal. En realidad, creo que el problema es que eras demasiado rápido para el resto.[/Lexie] – corrigió. Debía tener muy mala pinta para que Lexie rectificara. Por algún motivo pensar eso me hizo sonreír y la sensación reconfortante se afianzó.

    Le di una vuelta a qué se refería, con mi poder siempre estaba buscando hacer algo, lo que no debería ser un problema en sí, pero los entretenimientos me duraban poco y al estar metido en una misión con el resto, podía estar asfixiándoles con mi ritmo, exigiendo algo que no podían cumplir.- [Noah]Supongo que lo entiendo, en parte ahora estoy descubriendo a vivir de otra forma.[/Noah] – comenté. Estaba volviendo a descubrir los placeres del mundo. – [Noah]Corría demasiado.[/Noah] – había sido un miedo recurrente desde después de la adolescencia, ir tan rápido que me perdía lo que de verdad importaba y con Lexie ese miedo había ido a más. Ahora pensaba en los momentos en los que estaba con ella y mi mente estaba a la vez haciendo cuatro o cinco cosas más.

    – [Lexie]La velocidad solo era una ventaja para ti. El resto íbamos detrás con la lengua fuera.[/Lexie] – replicó despreocupadamente. Yo me limité a sonreírle y alzar una ceja, eso bastaría, me conocía lo suficiente como para entenderlo.

    – [Lexie]Sabes a qué me refiero.[/Lexie] – replicó, pero asomó una sonrisa en sus labios.

    Asentí y noté que nuestro enlace volvía a estar ahí, pese a todo lo que había pasado, quizá más fuerte que antes. Este cambio era una oportunidad para centrarme más en lo que de verdad importaba. – [Noah]Quizá sea una buena oportunidad para mirar un poco más para lo… nuestro.[/Noah] – le confesé.

    – [Lexie]Y para el resto de relaciones que tengas con gente de la nave.[/Lexie] – me aconsejó. Estaba disfrutando de la sensación de que Lexie me aconsejara, que me apoyara cuando yo mismo no sabía qué hacer. Era una intimidad como no había conocido antes.- [Lexie]Relaciones no sexuales.[/Lexie] – mi mente repasó la idea de que yo no había nombrado el sexo aún, así que a quien debía habérsele cruzado en la cabeza era a ella.

    – [Noah]No son igual de divertidas pero las apuntaré en mi lista. Pensándolo en frío no tenía tiempo más que para preocuparme.[/Noah] – admití.

    – [Lexie]¿Ves? En Louna no pensamos y mira lo bien que nos va.[/Lexie] – bromeó, sentándose a mi lado. Olí su irresistible perfume.

    – [Noah]Me han dicho que en tu familia están todos bien, ya les han avisado de todo y de que aunque hice el trato, tengan cuidado.[/Noah] – dije aprovechando que la tenía tan cerca para disfrutar de nuevo de cada milímetro de su cuerpo.

    – [Lexie]Lo tendrán. Mi padre solo tiene dinero y los poderes de mi madre están relacionados con los muertos.[/Lexie]- se quedó callada, pensando. Omega no se arriesgaría a llamar tanto la atención como para atacar a las personas más ricas de Ripper, pero no podía arriesgarme a no incluirlos.- [Lexie]Y mi hermano tiene tres neuronas y las debe estar dedicando a fumar porros.[/Lexie] – espetó.

    – [Noah]¿Los echas de menos?[/Noah] – le pregunté. Sabía que no eran uña y carne, pero Lexie era una maestra en esconder lo que pensaba, así que la mejor forma de saberlo era preguntar.

    – [Lexie]Esto no lo diría nadie en voz alta, pero es la primera vez que pienso en mi hermano desde que estamos aquí.[/Lexie]- se encogió de hombros. Era lícito, no habíamos parado desde entonces y a veces una relación sanguínea no implica que haya que tener…vinculación.- [Lexie]Mi padre y mi madre no están mal, pero me gustan más cuanto más lejos los tengo.[/Lexie]- comentó mirándose las uñas, perfectamente arregladas y largas. Recordé un chiste sobre las orientaciones sexuales y el largo de las uñas, pero me lo guardé.- [Lexie]Lo que más echo de menos es mi vida. Estoy acostumbrada a…[/Lexie] – empezó a decir, pero me miró y se detuvo. Era una de las pocas veces que la veía dudar.

    – [Noah]Di lo que necesites decir, yo nunca voy a juzgarte.[/Noah] – coloqué una mano en su espalda, notaba su musculatura, pese a no dedicarse a ello en cuerpo y alma, Lexie estaba muy en forma.

    – [Lexie]En realidad, estoy acostumbrada a no hacer nada.[/Lexie] – replicó. Me encogí de hombros, a veces no hacer nada está infravalorado.

    – [Noah]Sé que tú naturaleza es muy distinta a esto de… salvar el universo, pero se te da muy bien.[/Noah] – le acaricié la espalda de forma distraída. Noté que el vello se le erizaba cuando le pasé los dedos por la suave piel de la nuca.

    – [Lexie]A mí me gusta despertarme tarde, coger el coche e irme a desayunar a una cafetería al lado de la playa.[/Lexie]- comentó. En un mundo ideal, Lexie, teniendo la fortuna de sus padres, no tendría preocupaciones de «supervivencia», pero en el que nos había tocado sí, era un choque directo contra su forma de ser.- [Lexie]No me gusta salvar el mundo.[/Lexie] – afirmó. Era legítimo, no era ningún trabajo, no estaba, como se suele decir «ni pagado ni agradecido».

    – [Noah]También te gusta actuar, fingir ser otra persona.[/Noah] – sugerí. A Lexie le gustaba interpretar papeles, engañar, guardar secretos. Era parte de su naturaleza, no podía ni debía cambiarla si quería seguir siendo ella misma, así que mejor hacerla parte de su día. – [Noah]Esto es una actuación con la que salvas el mundo.[/Noah] – comenté.

    – [Lexie]Por la que no me pagan.[/Lexie] – respondió.

    – [Noah]Ya tienes más dinero del que vas a usar.[/Noah] – repliqué, no era algo que pudiera ser un inconveniente salvo que su familia estuviera haciendo algún negocio turbio, y Fenris tenía fama de ser honrado hasta la médula. – [Noah]Te lo puedo pagar en…besos[/Noah] – ofrecí, no era un adonis pero tenía que confiar en que a ella le gustaba. Así saldríamos ganando los dos, porque me moría por recuperar los días perdidos por mi propia mala cabeza.

    – [Lexie]¿En el coño?[/Lexie] – dijo con una sonrisa. Me habría sorprendido, creo que lo hice un poco, pero era Lexie, era de Louna y las dos cosas me encantaban.

    – [Noah]Tú pones las condiciones.[/Noah] – dije echándome a reír, era un poco risa nerviosa, lo confieso, Lexie me atraía mucho y cada vez que veía que era mutuo, me alegraba el día.

    – [Lexie]Hecho entonces.[/Lexie] – dijo ella.

    – [Noah]Ha sido más fácil de lo que esperaba.[/Noah] – me giré hacia ella e hice algo que llevaba mucho rato resistiendo, aparté su pendiente de aro y le besé el cuello.

    – [Lexie]Ha sido fácil porque no tengo forma de volver, también te lo digo.[/Lexie] – se quejó. Era parte de su personalidad, le gustaba quejarse. Su figura se recortaba contra un cielo despejado, ligeramente bañado por el lejano sol y en el que se distinguían casi tres de los planetas del cúmulo. Pero de todo ello, Lexie era lo más maravilloso.

    – [Noah]Quédate así, no te muevas.[/Noah] – le pedí. Me levanté y cogí la cámara para empezar a fotografiarla desde distintos ángulos. Ella se dejó llevar, posando, disfrutando de la atención.

    – [Lexie]Si pretendes que me despelote, la respuesta a tu pregunta es sí.[/Lexie] – parecía broma, pero Lexie no decía nada si no era capaz de hacerlo.

    – [Noah]Esto va cada vez mejor.[/Noah] – admití. Ella se puso en pie. Encima de la nave cualquiera podría habernos visto, era un riesgo, pero a Lexie le daba igual y el poder de nuestra relación era que nos equilibrábamos, así que su impulsividad y su alegría conseguían que me atreviera a hacer cosas que nunca antes habría hecho.

    Traté de pasar todo el tiempo posible ese día con Lexie, pero cuando llegó la hora de comer decidió bajar a la cocina a ver qué trabas podía ponerle al menú de ese día. Como ese terreno de batalla no dejaba sitio para mí, decidí hacer caso a Lexie y pensar también en esas otras relaciones que tenía pendientes.

    – [Noah]¿Tienes un hueco?[/Noah] – pregunté asomándome al cuarto de Niall.

    – [Niall] ¿Bromeas?, aquí todo lo que tengo es tiempo.[/Niall] – dijo él. Parecía jovial y alegre, no tenía pinta de estar afectado por la pérdida de su poder, pero sí que podía afectarle cómo vieran los demás a cambio de qué lo había dado.

    – [Noah]Yo ahora tengo menos, pero creo que ya he tenido bastantes vacaciones estos dos días.[/Noah] – no había compensado rehuir a nadie, solo había perdido un tiempo muy valioso con Lexie que ahora me hacía estar pensando en los minutos que quedaban para volver a verla.

    – [Niall]Debe debe de estar volviéndote loco el tener que hacer todo a velocidad normal.[/Niall] – comentó, perspicaz. Aunque estaba empezando a ver las virtudes de tomarse todo con calma.

    – [Noah]Le voy cogiendo el punto, descubriendo pasiones que antes me resultaban estresantes. [/Noah]- aclaré. Siempre me había gustado la fotografía, pero antes iba demasiado rápido para ella. – [Noah]Pero tampoco voy a hacer como si no me hubiera costado, volvería a aceptar pero es duro.[/Noah]

    – [Niall]Creo que nadie te lo ha dicho. Bueno Lexie te comió los morros, pero yo no lo voy a hacer.[/Niall] – mi mente divagó pensando en las últimas horas con Lexie pero me centré en volver a la realidad. – [Niall] Gracias por lo que hiciste, ya se que al menos estoy a salvo de esa tarada. Del resto del mundo…no tanto.[/Niall] – sonreí. No buscaba que los demás me agradecieran lo que había hecho, pero era agradable sentir su apoyo.

    – [Noah]Era lo mejor para todos.[/Noah] – comenté. Aún no me fiaba mucho de Caitriona y ese ser que concedía los tratos, pero sí en que cumpliría su palabra. – [Noah]¿Y tu cambio? ¿Ha sido duro?[/Noah] – desvié la conversación de mí hacia lo que él había pasado.

    – [Niall]Para nada. No quiero que pienses que soy un superficial por lo que hice, pero no soy como vosotros Noah.[/Niall]- empezó a decir. Valoraba la sinceridad de Niall, lo auténtico que era, sin importarle lo que pensaran. – [Niall]Nunca iba a trabajar de lo que realmente me gusta así que lo he hecho por mí y mi madre.[/Niall] – aclaró. Sabía que Niall venía de una familia muy humilde, solo su madre tirando de todo después de que fallecieran sus abuelos. Era normal la decisión que había tomado.

    – [Noah]Lo peor es que tienes que esperar a volver para eso.[/Noah] – dije, pensativo. – [Noah]Se que esta vida no es para ti pero hay que conseguir que volvamos y me invites a alguna fiesta llena de famoses[/Noah] – aunque no estuviese hecho para una vida heroica, pero necesitaba concentrarse en salir de todo esto sano y salvo. Ezra había comprado una oportunidad con sus recuerdos, pero solo una.

    – [Niall]Os ayudaré con lo que pueda. Y tenlo por seguro, vamos a quemar Hollywood.[/Niall] – sonrió. Me alegró verle orgulloso de su decisión y deseoso del futuro.

    – [Noah]Con Lexie de fiesta no me queda duda.[/Noah] – comenté. Lexie podría haber sido como los de la trilogía del «Arco de la Guadaña», fiestera profesional. Pero quizá cobrar por algo que le gustaba le habría quitado la gracia para ella.

    – [Niall]Vamos a cerrar todas las discotecas.[/Niall] – sugirió él. Me notaba cansado solo de pensarlo, pero si era en compañía de los dos, lo pasaría bien.

    – [Noah]Supongo que también te ayuda que se llevara tu poder, de otra forma igual hacías volar por los aires conciertos enteros[/Noah] – un desliz, por pequeño que fuera, podría haberle dado problemas.

    – [Niall]Visto así tienes razón, pero no me hubiese importado que se llevará el pajarraco en lugar de mi poder.[/Niall] – uno de ellos le había acompañado toda la vida y el otro había surgido de un ataque del que aún no hablaba demasiado.

    – [Noah]Ya, sé que no le tienes cariño pero como hermano de alguien que está similar… intenta hacer las paces con ¿Él? ¿Ella?[/Noah] – Leo había sufrido toda la vida por ser distinto y convivir con ese otro ser y sus instintos y era mejor que Niall no sufriese así, porque la cura de eso estaba en un futuro muy distante por desgracia.

    – [Niall]Él, es un cabroncete que no para de picotearme la cabeza y producirme migrañas.[/Niall] – me di cuenta de que Niall hablaba poco de los problemas que le daba día a día. Evitaba darle vueltas, era una persona con la que era muy fácil hablar.

    – [Noah]Igual quiere salir a volar un rato.[/Noah] – ofrecí. Hacer las paces con esa parte de sí mismo podría venirle bien. – [Noah]Si quieres te hago compañía, aunque como Rakkthathor no iré muy rápido.[/Noah] – añadí. A veces convenía dejar salir nuestras otras apariencias y a mí me lo empezaba a pedir el cuerpo.

    – [Niall]Mira que eres…[/Niall]- suspiró. – [Niall]Está bien, vamos.[/Niall] – asintió. Caminamos hacia el exterior de la nave y al ver que no había nadie, Niall dejó salir su aspecto de ave y sobrevoló la zona en círculos esperándome.

    Yo dejé salir mi aspecto de demonio, disfrutando de la resistencia de ese cuerpo y de la fuerza de mis músculos cuando eché a correr. Me sentía ágil, rápido y al notar el viento contra mi rostro noté una descarga eléctrica recorrer mi cuerpo.

    Podía ser la sensación de ser libre, de tomar las riendas de mi vida y empezar de cero. Pero una parte de mí me decía que había algo más. Aun así, la perspectiva de un futuro prometedor me hizo centrarme solo en eso y nada más.

  • DOCTOR AMOR

    Sophie – Kvasir

    Mañana

    Era por la mañana tempranito cuando me encontré con Mike en la cocina. Yo estaba apoyada en la isla de la cocina desayunando unas tostadas con crema de cacahuete, fresas, plátanos y arándanos, además de un zumo de naranja. Aún no me había arreglado y llevaba un pijama de pantalón corto y camiseta de tirantes con flores.- [Sophie]Mike, mi niño, me gusta cómo llevas el pelo.[/Sophie]- dije a modo de saludo y pedí permiso para tocarle el cabello. Me gustaban sus rizos y la forma en que se lo peinaba. Aquel día, además, estaba especialmente guapo con un sencillo pantalón de deporte en color claro y una camiseta de un tono similar.

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  • MEJOR BESANDO QUE HABLANDO

    Chloe – Kvasir

    Mañana

    Que mi padre y mi madre ya peinaran canas cuando nací no fue una suerte. No es algo que les diría, pero hizo que desde pequeña me sintiera diferente. Mucha gente creía que era hija de mi hermano y alguna vez tuve que escuchar cómo ese rumor se extendía y alguien malintencionado o más perdido que the moon in winter me preguntaba «si la abuelita me estaba comprando un helado mientras llegaba papi».

    Los achaques les llegaron cuando a mí me empezaron a crecer las tetas y estar rodeada de una generación de primos y primas que tenía edad de beber alcohol cuando yo aún tomaba milkshakes hizo que me consintieran y sobreprotegieran hasta el extremo. No me quejo de mi vida, porque adoro a mi familia y en especial a mi hermano, que cada vez está más calvo.

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  • LA FUENTE DE LA ETERNA JUVENTUD

    EZEQUIEL

    LA KVASIR – NOCHE

    Aquellos primeros días no dejaba de observar las estrellas, incapaz, pese a que la profecía decía que todo pasaría en otros mundos, de ser consciente de que me encontraba, en efecto, muy lejos de la Tierra.

    Había decidido instalarme en la cabina de esa nave estrellada a la que llamaban ‘La Kvasir’, para acortar la discusión inicial del grupo sobre qué hacer conmigo. Entregué mis armas, ahora a buen recaudo en el almacén y había pasado el tiempo allí, solo, observando el cielo y pensando. Cuando eres inmortal tienes tiempo de sobra para pensar y para estar solo.

    Había escuchado poco después de presentarme, en mitad del debate de si fiarse de mí o no, que la abuela de varios miembros del grupo había muerto, así que una vez que aceptaron dejarme la cabina – con la excepción del muchacho alto y sonriente, al que no parecía hacerle mucha gracia, como más tarde descubriría, que durmiera en la cabina otro que no fuera él – decidí dejarles espacio para sanar y recuperarse también de sus sacrificios ante ‘La Bruja del Bosque del Crepúsculo’.

    Salía para buscar comida, saludaba a los habitantes de la nave y trataba de aprenderme sus nombres y volvía a mi espacio. Hasta que esa noche, alguien llamó a la puerta. Me quité la manta y me levanté de la silla del piloto. La puerta estaba cerrada, pero presioné el dispositivo de apertura que estaba a un lado y esta se abrió, deslizándose hacia un lado. Al otro lado, una joven alta, de cabello largo y rubio, me saludó con una sonrisa. Era ella, Elle, la Vanir.

    – [Elle]¿Puedo pasar? Siento haberte despertado, pero necesitaba hablar contigo a solas.[/Elle] – preguntó con unos modales impecables. No todo el mundo era así, esa nave albergaba un grupo muy variopinto, con problemas personales que interferirían muy probablemente en su deber. Pero quizá me vendría bien recordar lo que era sentirse humano.

    – [Ezequiel]Tranquila, hace mucho que tengo todo el tiempo del mundo para dormir.[/Ezequiel] – admití, apartándome para que pasara.

    – [Elle]Gracias.[/Elle]- respondió mientras se acercaba a la luna de la cabina y oteaba las estrellas, pensando seguro qué decir.- [Elle]Quería saber…[/Elle]- se giró y se rió de su propia idea. Era una situación difícil en la que se encontraba.- [Elle]Supongo que te lo imaginas.[/Elle] – resumió. Era franca, aquello me gustó.

    – [Ezequiel]Imagino que querrás saber muchas cosas y yo os debo al menos eso para ganarme vuestra confianza.[/Ezequiel] – afirmé, caminando hacia el extremo opuesto. Había vivido a lo largo de bastantes epidemias, pero desde la era del coronavirus mantener una conversación a cierta distancia se había ganado un lugar especial como señal de deferencia hacia la otra persona.

    – [Elle]Sobre todo quiero saber cómo has llegado hasta aquí y si eres de los buenos.[/Elle]- resumió. Iba directa al grano, sin medias tintas. Su sinceridad le iba a venir bien en su papel.

    – [Ezequiel]Ojalá el mundo fuera así de fácil, se me olvida la fortaleza de la juventud.[/Ezequiel] – pensé en voz alta. Apenas recordaba esa sensación de que el mundo se divide entre lo que está mal y lo que está bien. Muchas veces hay grises, quizá demasiados. Grises que nos obligan a hacer cosas que no querríamos hacer. – [Ezequiel]Si, podría decirse que soy de los buenos, igual que vosotros.[/Ezequiel] – respondí. Era todo lo bueno que los Daë pudieran ser. Su destino era salvar vidas, aunque a veces los sacrificios que tenían que tolerar les movían a zonas más grises. – [Ezequiel]Llegué aquí porque estaba la noche que os atacó la que es igual que una de vosotros.[/Ezequiel] – añadí. Supuse que necesitaba saber ciertas cosas desde el principio. La profecía dictaba la era en la que pasaría todo, así que llegué a Moondale en ese tiempo y empecé a observar los movimientos de aquellos jóvenes hasta que les vi reunirse y dirigirse hacia la montaña. Sabía que esa era la entrada por la que sus antecesores habían cruzado al Axis Mundi, así que recogí mis cosas, vi cómo les atacaba ese ser tan poderoso y cuando vi que se abría el portal corrí tras ellos y crucé.

    – [Elle]Omega.[/Elle]- dijo ella. Se quedó pensativa y después se acercó hacia la puerta para cerrarla. Había visto a esa joven pasar mucho tiempo con la que era igual que la que les había atacado, parecían ser muy amigas así que quizá trataba de recordarle la cruda realidad.- [Elle]Ezequiel, no quiero que pienses que soy tonta, pero en el mundo hay gente buena y gente mala.[/Elle]- fijó sus ojos en los míos y ahí la vi por primera vez, no a Elle, si no a la vanir de la profecía. Aquella joven emanaba poder de muchos tipos. En el acontecer de mi larga vida me había encontrado a muchas personas con poder que se dejaban devorar por él o personas sin poder que fingían tenerlo, pero había encontrado pocas que lo tuvieran y lo llevasen así. Esas personas eran auténticas líderes y en ese momento vi que Elle era una de ellas.- [Elle]Si estás aquí, es porque eres de los primeros, porque si eres de los segundos, no tendrás universo para huir de mí.[/Elle] – sentenció. Esa determinación escondida tras su apariencia afable sería el azote de la oscuridad del mundo. Mis dudas empezaron a despejarse a partir de aquel momento, hasta entonces había pensado si alguien sería capaz de verdad de la gesta que ella tenía por delante, de liderar no uno, si no dos grupos de Daë.

    – [Ezequiel]Lo sé. Sé quién eres, hija de dos Kvasir.[/Ezequiel] – así la llamaba la profecía. No la entendí hasta que no la vi salir de su hogar con su familia, una mujer rubia y bajita que emanaba el mismo aura de líder que ahora tenía ella, un hombre pelirrojo con aspecto de guerrero y una mujer rubia de aspecto luchador. Las circunstancias que rodeaban el milagro de su nacimiento las desconocía, pero eran también el origen de su gran poder Vanir.

    – [Elle]Crees que sabes quién soy, pero no lo sabes.[/Elle]- dijo, recordándome que apenas conocía a nadie de aquella nave y aún me debatía con los parentescos de muchos de ellos.- [Elle]Confiaré plenamente en ti si me das tu palabra.[/Elle] – la observé. Aún no sabía de mí nada más que el hecho de que les había espiado y sin embargo, me estaba ofreciendo una mano amiga, confianza plena. Hay que tener mucha fortaleza para ofrecer tu confianza así, eso solo pueden hacerlo unas pocas personas elegidas y era una muestra más del papel que jugaba en todo esto.

    – [Ezequiel]Tienes mi palabra.[/Ezequiel] – prometí. – [Ezequiel]Conozco la profecía que habla de ti y de ellos.[/Ezequiel] – le expliqué, señalando al resto de la nave con la mano. – [Ezequiel]Por eso me convertí en Daë, para ayudaros.[/Ezequiel] – la profecía había llegado a mis manos sesgada, a través de un sueño. Reuní sus pedazos y la reconstruí. Entonces supe que yo sería parte de ella, tenía que ayudarles, hacer de mi eterna existencia un propósito.

    Elle me tendió la mano.- [Elle]Bienvenido a la nave, Ezequiel. Aquí tienes a una amiga para lo que necesites.[/Elle]- me dedicó una sonrisa auténtica, pese a todo lo que ella misma estaba pasando. ¿De qué clase de madera estaba hecha esa mujer? Juré apoyarla en las dudas que tuviese a partir de ese momento, porque sabía que, con profecía de por medio o no, estaba destinada a liderar y a luchar.- [Elle]Ahora necesito que me hagas un favor y es que actúes como si te hubiera dado una charla motivadora que ha cambiado tu vida. ¿Crees que puedes hacerlo? De momento, no somos ni un grupo, pero la misión se está alargando demasiado y ha llegado la hora de actuar.[/Elle] – sonreí. Estaba tomando el control de la situación y había empezado asegurándose de que yo no era una amenaza y me convertía en un aliado. Si conseguía generar en los demás la misma fe que había creado en mí, el grupo se uniría por sí solo.

    – [Ezequiel]No necesito fingir Elle, has venido, has hablado conmigo y me has dado lo que necesitaba, un lugar y confianza. No pienses dos veces lo que te sale de forma natural. [/Ezequiel]- le aconsejé. No había mejor charla motivadora para mí que ver los atributos que había demostrado.

    – [Elle]Veo que lo vas pillando.[/Elle]- me guiñó un ojo, pensando que le estaba siguiendo la corriente. Era modesta, pese a estar empezando a actuar de líder, aún no creía merecérselo. Quizá era la receta del éxito, no quererlo y pensar que no lo mereces.

    – [Ezequiel]Si necesitas saber algo más de mí, solo tienes que preguntar. [/Ezequiel]- le ofrecí. Mi vida tenía historias para contar cada noche y dudaba que a nadie le interesara tanto, pero no me molestaba hablar de ello si era necesario.

    – [Elle]Me gustaría saber de dónde vienes. Un resumen de tu historia o lo que me quieras contar.[/Elle]- pidió amablemente, sentándose en uno de los asientos de la tripulación, yo me senté en otro, alejado.

    – [Ezequiel]Me llamo Ezequiel de León, por Ponce de León, mi padre.[/Ezequiel] – empecé por el nombre que muchos habían escuchado, aunque fuese en ficción. Un nombre que poco guardaba ya de la persona que había sido, transformada ahora en toda suerte de leyendas con el paso de los siglos.

    Ella reaccionó como venía siendo habitual en las pocas personas que descubrían el nombre de mi mal llamado padre, un conquistador de tierras y gentes. – [Elle]¿Cómo?[/Elle]

    – [Ezequiel]Nací en el siglo XVI, en Borikén, lo que ahora se conoce por Puerto Rico. [/Ezequiel]- le expliqué. El mundo era muy distinto ahora al que me había visto nacer, por suerte para todos. – [Ezequiel]Todo el mundo sabe que Ponce buscaba la fuente de la eterna juventud.[/Ezequiel] – comenté. Con los años me había ido liberando de las fórmulas impuestas y había conseguido tratarlo por su nombre, crear distancia. – [Ezequiel]Lo que no se sabe es que la encontró y que esa fuente era la sangre que corría por las venas de mi familia materna.[/Ezequiel] – aclaré. Era pronto aún para dar detalles de mi convulsa relación familiar, pero necesitaba conocer mi don. O maldición según a quién le preguntaran.

    – [Elle]Nos habría venido muy bien un poco se tu sangre para ayudar a mi abuela.[/Elle]- dejó escapar sin pararse a pensarlo. Pareció arrepentirse al instante.

    – [Ezequiel]Mi sangre y la de los míos ha desatado muchas guerras.[/Ezequiel] – le expliqué. – [Ezequiel]Que yo sepa, solo estoy yo.[/Ezequiel] – añadí, era el último receptáculo de la fuente de la eterna juventud, todos los demás habían caído en malas manos o habían cedido a las presiones del paso del tiempo. – [Ezequiel]Tienes que entender que puede curar, pero la gente la codicia enseguida, es una maldición que la acompaña.[/Ezequiel] – le aconsejé. No podía decirle mucho más, pese a todo lo malo que pudiera tener, era cierto que cualquiera daría lo que fuese por tener acceso a ello y salvar a sus seres queridos. Por muy cansado que pudiera haber estado yo de mi larga vida en cualquier momento, no me atrevería a pensar que soy un desafortunado, porque era un privilegio del que nadie más gozaba.

    – [Elle]No quería ofenderte.[/Elle]- se apresuró a decir, algo sonrojada pero entera. Aguantaba bien la presión y los errores.- [Elle]Lo he dicho sin pensar.[/Elle] – añadió con sinceridad.

    – [Ezequiel]Habría ayudado a tu abuela de haber podido, lo lamento mucho.[/Ezequiel] – respondí, sentía pena por la pérdida de aquella joven, porque no sería la última. Aún recordaba el dolor de algunas de las peores pérdidas de mi vida, eso te marca, te acompaña.

    – [Elle]Gracias. No quería ponerte en la tesitura de tener que decir eso.[/Elle]- aclaró. Era cauta, vigilaba bien sus palabras y evitaba ofender. Tenía un control emocional bueno y su carisma la hacía fácil de seguir. Era una buena receta para liderar, faltaba ver qué haría con ello, pero ponía mis apuestas en que algo grande.- [Elle]Es que es muy reciente. Lo siento, de verdad.[/Elle] – insistió. Me sentí mal por la forma en que se culpaba.

    – [Ezequiel]Si algo me han enseñado los años es a no tener que lamentar ser sincero.[/Ezequiel] – traté de reconfortarla. Llevaba muchos años aislado de las relaciones sociales y eso sería un problema a solucionar para convivir en esa nave. – [Ezequiel]La pérdida es dura, pero los que nos dejan de quedan con nosotros. Son parte de nosotros.[/Ezequiel] – mi madre me acompañaba siempre, al igual que la de Yarielis.

    Ella asintió.- [Elle]Voy a ir a desayunar, que me muero de hambre.[/Elle]- se excusó, poniéndose en pie.- [Elle]Gracias.[/Elle] – sentí que lo decía de verdad. En ella todo gesto y emoción era así, auténtico, rebosaba de la ilusión de la juventud.

    – [Ezequiel]Gracias a ti Elle.[/Ezequiel] – respondí, asintiendo. – [Ezequiel]Hija de dos Kvasir y un Aesir.[/Ezequiel] – corregí, esperando que incluir a su padre le hiciera sentir mejor.

    – [Elle]Soy mucho más que «la hija de».[/Elle]- replicó con una sonrisa acompañada de un guiño del ojo derecho. Parecía que si le había gustado más ese apodo, aunque tenía razón, era mucho más. Asentí y ella salió, dejándome de nuevo con mis pensamientos, mis recuerdos y la soledad para orbitar alrededor de ellos.

  • CAGANDOLA ESTREPITOSAMENTE CON EL CRUSH

    OWEN WILLIAMS

    MAÑANA – LA KVASIR

    Soy una persona bastante extrovertida. Suelo decir las cosas sin pensarlas antes, así que en  esta entrada de mi diario podréis ser testigos de como puedo llegar a cagarla tantísimo con Amy. Llegados a este punto lo mismo ya estáis cansados de que hable siempre de ella, pero también soy una persona positiva y me gusta escribir de las cosas que me gustan. Dudo que queráis ver todas las desgracias que nos pasan en la vida y la verdad ahora mismo lo más positivo que tengo en la vida es ella.

    Pensé, si porque a veces lo hago, como podría mostrarles mis sentimientos por ella. Una carta, demasiado antiguo. Un disco de mixes de canciones de ayer y hoy que mostrará lo que siento, el resistiré es un temazo, pero Amy tiene mejor gusto musical que yo. Un ramo de flores, claro, porque no debe de estar cansada de ver flores cuando se transforma en una preciosa loba, y no me seáis mal pensando, cuando quieres a una persona la quieres aunque tenga más vello corporal que tú en algunas ocasiones.

    – [Amy]Hey, Ezra.-[/Amy] Me sobresalte al escuchar a Amy. Niños, espiar esta mal, pero yo estaba allí antes de que llegaran ellos. También es cierto que podía haber salido de detrás de la esquina en la que me estaba ocultando y haberme marchado.

    – [Ezra]Hola Amy.-[/Ezra] Ezra le devolvió el saludo y se quedaron unos segundos en silencio mirándose, lo mismo los lobos en sus cabezas también se estaban saludando.

    – [Amy]He estado pensando en… bueno, lo que has entregado.-[/Amy] Añadió con dificultad. No solía costarle tanto hablar, por lo general es bastante directa. – [Amy]Y he pensado que podemos… utilizar todos los recuerdos malos de tu mundo y… crear buenos recuerdos aquí.-[/Amy] Os juro que si no fueran parientes harían buena pareja, pero es lo que tiene cuando más de la mitad de la generación uno es familia. Lo mismo en el futuro son todos Echolls, vete tu a saber. – [Amy]No quiero decir que los crees conmigo. Yo solo te doy la idea y tal.[/Amy]

    – [Ezra]No lo recuerdo, pero sé que tú estabas en gran parte de ellos. Estás incluso en uno de los peores cuando estaba apunto de morir.-[/Ezra] Ezra fue todo lo que no había sido Leo para aquella Amy, algo así como su escudero, su segundo al mando, compañero de aventuras, confidente… la verdad es lo que me gustaría ser para ella. -[Ezra]Me parece buena idea, de hecho ya hay algunos buenos.[/Ezra]

    – [Amy]Poco a poco podemos ser como éramos en tu mundo o mejores.-[/Amy] Le costo pero poco a poco se dibujo una sonrisa tímida en su rostro y a mi se me puso una sonrisa de oreja a oreja, porque si tu crush es feliz, tú eres feliz.

    – [Ezra]Empiezo a creer que ya lo sois. Es decir, ni siquiera tenéis a las versiones corruptas de Jane y Owen. Bueno al menos uno de ellos.-[/Ezra] Había visto en lo que se había convertido esa Jane y el contraste con el ser de luz que era mi hermana era aterrador. No me quería ni imaginar como era la mía y como de mal se lo podía haber hecho pasar a mis amigos y Amy.

    – [Amy]Owen tiene sus cosas, pero tanto como para decirle corrupto…-[/Amy] Un momento, eso era un un intento de broma. Me da igual que fuera a mi costa si eso hacía que Amy se soltara con un miembro de su manada.

    – [Ezra]La  verdad es que este es… ¿agradable?.-[/Ezra] ¿Gracias?.

    – [Amy]Sí. No esta mal.-[/Amy] Volvió el silencio. ¿Ese es el efecto que creo en las personas? El de incomodidad. O tal vez los lobos estaban hablando. ¿Los lobos son telepatas entre ellos?.

    – [Ezra]Gracias por preocuparte por mí Amy, sin duda esto será un buen recuerdo.Voy a ver si encuentro a Chloe. Va siendo hora de conocer mejor a mi hermana.-[/Ezra] Todas las familias tienen sus problemas, pero creo que nadie gana a la de Ezra. Menudo cacao de lineas y viajes temporales tienen en esa familia.

    – [Amy]Nos vemos.-[/Amy] Se despidió y alzo la mirada hacia donde me encontraba. – [Amy]Ya puedes salir Owen.[/Amy]

    – [Owen]¿Qué? ¿Como?. No sé de que me hablas, no estaba escuchando.-[/Owen] Salí de detrás de donde me encontraba con mi mejor cara de ando perdido por la nave sin saber que hacer.

    – [Amy]Ya.-[/Amy] Vislumbre una medio sonrisa de lado. Eso era todo lo que quería, alegrarle el día de la misma manera que ella hacia conmigo todos los días.

    – [Owen]La verdad es que quería hablar contigo sobre lo que has entregado.-[/Owen] No lo hagas Owen, tú no lo sabes pero estas a punto de cagarla de una manera épica, de proporciones bíblicas.

    – [Amy]He entregado mis visiones.-[/Amy] Añadió escuetamente y se quedo en silencio mirándome. Para andar fardando de lo bien que la conozco debería de haber sabido que ese silencio era que no quería seguir hablando del tema.

    – [Owen]Ya, pero no me has dicho a cambio de que, y teniendo en cuenta el trato que me propuso Caitriona creo que se por que.-[/Owen] Maldito Owen resabido. Que Caitriona te propusiera una cura de la licantropia no quiere decir que ella entregara sus visiones por ti. Lo mismo le ofreció una carrera musical como a Niall, no eres el puto centro de atención de Amy aunque lo quieras ser.

    – [Amy]Ah, eso.-[/Amy] Se hizo un poco la loca y con razón. No quiero decir que lo este o que cause ese efecto en ella. Bueno que no quería hablar de tema. -[Amy]Le he dado mis visiones a cambio de que mi familia esté a salvo.[/Amy]

    – [Owen]Dudo que te haya ofrecido lo mismo que a Noah. No soy tan tonto Amy.-[/Owen] Visto en perspectiva y recordando esta conversación si, lo soy, mucho.

    – [Amy]¿Qué te ofreció a ti?.-[/Amy] Pregunto cambiando de tema y con razón, yo mismo me estoy dando vergüenza mientras transcribo esa conversación en mi diario.

    – [Owen]Una cura contra la licantropia a cambio de que Jane me odiara de por vida.-[/Owen] No quería ser feliz a costa de perder a Jane. La verdad prefería quedarme solo toda la vida si con eso conseguía no perder mi vinculo con ella.

    – [Amy]No le veo el sentido.-[/Amy] Sin duda Amy tampoco habría aceptado si Caitriona le hubiese propuesto que Vera o Kaylee le odiaran. En el fondo creo que Amy estaba deseando deshacerse de sus visiones, debe de ser horrible ver como puede morir todo el mundo. – [Amy]Has hecho bien en no aceptar.[/Amy]

    – [Owen]No quiero que pienses que por eso te quiero menos. Si me hubiese ofrecido cualquier otra cosa habría aceptado sin pestañear. Es decir, ¿Tú has visto los tratos que les ha ofrecido a algunos?.-[/Owen] Vale, no es el mejor momento para esto, pero me gusta remarcar las veces que se lo digo. El recordatorio de que nunca fue algo fugaz, de que lo que siento por ella siempre ha estado ahí.

    – [Amy]El de Niall está bastante bien.-[/Amy] Si la idea de Caitriona era la de hacer tratos debería haberme ofrecido la cura por mi poder, o incluso a cambio de mi legado aesir, pero la familia es algo que no se toca, con lo «bien» estaban las cosas ahora.

    – [Owen]El más listo. Bueno Amy, no tenías porque haber dado tus visiones por mi, pero gracias.Ya no tienes porque temer matarme.-[/Owen] Puso los ojos en blanco y con razón, yo también lo haría ahora mismo si fuera capaz de hacerlo.

    – [Amy]No he dado mis visiones por ti.-[/Amy] Se quedo mirándome fijamente, es en este momento cuando debería de haber callado y no seguido. – [Amy]Se que es lo que te gustaría creer, pero siento decirte que no ha sido así.[/Amy]

    – [Owen]Me duele que me tomes por tonto cuando fuiste tú la que dijo que no fuera tan superficial.-[/Owen] Hice un amago de marcharme y debería de haberlo hecho. – [Owen]Es broma, no puedo enfadarme contigo.[/Owen]

    – [Amy]Lo siento. No quiero que creas que pienso eso de ti cuando no es verdad.-[/Amy] Lo es, no tienes porque disculparte, soy tonto de remate. – [Amy]He dado mis visiones para que estés a salvo de mí.[/Amy]

    – [Owen]Pero yo no quiero estar a salvo de ti, quiero estar contigo.-[/Owen] Que romántico y que inoportuno todo de verdad.

    – [Amy]Deberíamos de ser solo amigos.[/Amy]

    – [Owen]No quiero ser solo amigos.[/Owen]

    – [Amy]Ya.-[/Amy] Había un brillo en sus ojos, pero no precisamente de felicidad. Estaba apunto de llorar. En menos de cinco minutos había conseguido que de felicidad pasará a estar tan triste como para llorar. Como podía cagarla tanto en una conversación tan corta.

    – [Owen]Hace unos días estabas pensando morderme para que estuviéramos juntos y ahora solo quieres que seamos amigos. Amy, no te niegues ser feliz, aunque sea con un superficial como yo.-[/Owen]Superficial y tonto del culo, si eso es lo que soy. Me da ganas de darme de leches solo rememorando esto.

    – [Amy]Ahora mismo no me apetece estar con nadie.-[/Amy] Se encogió de hombros y si, en efecto, ha costado pero si, en este punto fue cuando recordé todo lo que estaba pasando. No estábamos descansando solo por lo perdido frente a Caitriona, también estábamos de luto. Amy acababa de perder a su abuela y yo aquí atosigándola para que mostrará los sentimientos que sentía por mí. Solo debería de quedarme yo después de esto.

    – [Owen]Tampoco es el mejor momento para estar sola. Te apetece hacer algo, como… amigos.-[/Owen] A buenas horas desgraciado. Después de lo que acababa de pasar solo esperaba una negativa y que se marchara. Pero asintió, lo cual fue un alivio porque no quería dejarla sola, a pesar de que fuera mi culpa de que se encontrara así.

    – [Amy]Podemos ver una peli.-[/Amy] Me miro fijamente y yo solo quería lanzarme y abrazarla por semejante cagada. Pero no lo hice, eso era invadir su espacio. – [Amy]En silencio.[/Amy]

    – [Owen]Me parece bien.-[/Owen] Así que aquí estamos, viendo como una novia escapa de los colgados de los familiares de su marido porque tienen un pacto con el demonio, un poco parecido a lo que acabábamos de pasar con Caitriona. Amy se tapo con una manta y apoyo su cabeza contra mi hombro. No hice nada, eso era todo lo que quería. Quería ser la persona que le hiciera feliz, pero también la que estuviera allí cuando se encontrará mal. Cuando todo fuera mejor quizás podíamos ser algo más, pero por ahora me conformaba con ser su amigo, y no quería perder eso.

  • LA CAMISETA DEL MEJOR HERMANO DEL MUNDO

    Ellie – Kvasir

    Mañana

    Lo más difícil de lidiar con la pena, es que no siempre eres capaz de llorar para sentirte mejor. Cuando mi familia nos reunió a mi hermano y a mí para comunicarnos la noticia de que que mi abuela había muerto, noté como si me hubieran arrebatado algo importante. Quise gritar, llorar o expresarlo de alguna forma, pero me quedé bloqueada.

    Observé a Xander, que lloraba a lágrima viva y supe que su reacción era la más sana y natural. Los días pasaban y mis primas y mi hermano iban lidiando con ello cada une como podían y yo continuaba en un estado de apatía constante, con un nudo en la garganta que me impedía actuar con normalidad.

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  • A CAPELA

    LEO ARKKAN

    LA KVASIR – MEDIODÍA

    En la Kvasir había demasiadas personas a las que apenas conocía, así que el instinto, mi verdadera naturaleza, pugnaba por alejarme de la vista para poder pensar y descansar. Un piano habría sido lo que necesitase en ese momento, o una guitarra, algo en lo que poder volcar mis dedos y mi corazón y dejarme llevar por el ritmo de la música, algo con lo que dejar de pensar.

    Pese a todo lo que habíamos sufrido desde el inicio de nuestro viaje, y también todo lo que de otra manera  no habríamos vivido, los últimos días habían resultado devastadores. Una parte del grupo, entre los que estaba Kaylee, estaba pasando como podía el dolor de perder a una abuela, mientras que otra sufría los efectos de los pactos con Caitriona. Y en medio de todo ello, seguíamos rodeados de desconocidos, especialmente ese tal Ezequiel del que no me podía fiar habiendo tantas cosas importantes para mí en aquél hogar improvisado.

    En ese tiempo, sin dejar a un lado al resto, los que más me preocupaban eran Kaylee y Noah. No iba a esconder la realidad, eran los más cercanos a mí, sí, eso lo hacía casi todo, pero también sentía que los demás tenían otras personas que cuidasen de ellos y ellas. Vera pasaba el tiempo con James y Elliot, tratando de no pensar en ninguna de sus pérdidas, era madura y parecía ser la que mejor lo estaba gestionando. Amy era infranqueable y desde luego no podía ser yo el que tratara de ayudarla, eso solo empeoraría las cosas. Xander y Elle estaban rodeados de un montón de gente, Jane, Idris, ellos mismos… Y al resto de los que habían afectado los pactos no los conocía tanto. Con respecto a eso, ser tan aislado me había ayudado.

    Pero sin embargo, aunque me preocupasen, no sabía cómo aportar algo para facilitarles el proceso por el que estaban pasando. Quizá por eso ansiaba tanto un instrumento, para poder volcar al menos lo que sentía, lo que creía que ellos sentían, y que pudieran sentir que alguien les entendía.

    Salí al exterior. El sol brillaba en la lejanía iluminando el cielo como un atardecer. En aquél lugar la noche ganaba la partida al día con facilidad, así que todo el verdor de sus campos y el azul de sus aguas debía sustentarse en magia o en maquinaria de la que abundaba en la ciudad.

    Caminé hasta unos cuantos árboles que apenas podían llamarse bosque y apoyé la espalda en ellos mientras respiraba el fresco aire no contaminado. A lo lejos, separado de la Kvasir mucho más que lo que yo estaba, distinguí la silueta de Noah. Mi hermano estaba agachado junto al lago, tenía algo entre las manos, parecía esa cámara réflex que se había traído a la misión y apenas había sacado hasta entonces.

    Lo voy a decir porque sé que aunque lo leyese, mi hermano comprendería lo que estoy diciendo. Noah era demasiado rápido para su propio bien. Todo pasaba de forma tan veloz y a la vez tan lenta ante sus ojos, que ni siquiera se paraba a sacar una foto pese a lo mucho que le gustaba, porque siempre tenía algo más que hacer, más prisa, menos tiempo que perder y más largo era para él un instante de realización como era ese. Parecía que ahora, por muy útil que fuera su poder, perderlo le estaba haciendo abrir un poco los ojos respecto a toda la vida que estaba dejando atrás. Le estaba haciendo valorar lo que tenía, día a día.

    Estaba bastante lejos como para verlo ni siquiera con mis sentidos agudizados, pero sentía que al menos en ese mismo segundo, estaba feliz, realizado. A veces necesitamos esforzarnos, poner toda la carne en el asador, toda el alma en esa canción que se te resiste desde el mismo momento en el que aparece en tu vida. Eso es lo que permite crear obras maestras, la voluntad, la tenacidad y el hecho de sobreponerse a los obstáculos.

    Noah estaría bien y seguiríamos adelante sin que nos facilitase el trabajo con sus habilidades. Así que mi mayor preocupación era Kaylee. Siempre había estado muy unida a todos sus abuelos. En realidad, ahora que la conocía de verdad en lugar de darme de bruces con su fachada externa como un ciego, Kaylee había resultado ser una persona increíblemente empática y sensible. Cada golpe que recibiese alguien lo sentía como propio, así que por aquél entonces estaría luchando tanto con su duelo como con el que sufrían los demás. Pero hay cosas que la magia no puede solucionar y una de ellas es la mente de las personas.

    – [Nate]¿Tomando el aire?[/Nate] – preguntó una voz que me devolvió a la infancia, a los ratos en aquella enorme sala de la Escuela Legado llena de juguetes, mientras eran otros los que tenían la carga del mundo sobre sus hombros.

    – [Leo]Hola Nate. Sí.[/Leo] – respondí. La voz de Kaylee resonó en mi cabeza como si fuera mi conciencia. «Eres demasiado serio. Te alejas de la gente para protegerte.» Tenía razón, conocía a aquel hombre desde que tenía memoria, siempre nos había cuidado y probablemente siempre lo hiciera, como una especie de tío eterno de todos nosotros.  – [Leo]Necesitaba pensar.[/Leo] – añadí. No era mucho, pero yo tampoco lo era sin mi música. Como un puzzle al que le falta una pieza.

    – [Nate]No hay que avergonzarse. Yo también he venido aquí para dejar de sentir un rato lo que estaban pasando los demás.[/Nate] – se sinceró. De pequeños recuerdo que Nate sabía todo el tiempo lo que necesitábamos. Era extraño seguir viéndole con el mismo aspecto.

    – [Leo]La soledad me viene bien para relajarme y ordenar mis pensamientos.[/Leo] – vi que avanzaba y sus ojos observaban a Noah, que seguía capturando en su objetivo lo que quiera que le estuviese llamando la atención.

    – [Nate]Hay mucho dolor en esa nave ahora mismo, pero también mucho amor. Tenemos que tratar de prestarle más atención a eso.[/Nate] – aseguró. Vi la sabiduría de sus palabras, la pena que sentía Kaylee solo podía contrarrestarla con el amor que sentía yo por ella, apoyándola, estando ahí. Pero con la música habría sabido llegar mejor a ella, mejor de lo que podía ahora mismo.

    – [Leo]Supongo que será así un tiempo. Han sido muchos golpes.[/Leo] – y al final por duro que sea el saco, si lo golpeas de continuo un día se romperá.  No creía que nadie se hubiera roto aún. Laura había estado a punto, por eso había elegido apartarse y evitar el golpe final.

    – [Nate]Podéis con ello. Ahora puede parecer que no, pero podéis.[/Nate] – su presencia y sus palabras eran reconfortantes, en mi mente se empezó a formar una canción sobre él, «canguro inmortal, el eterno amigo«.

    – [Leo]¿Sabes dónde está Kaylee?[/Leo] – él era el más indicado para esa pregunta porque podía diferenciarnos y localizarnos de una forma que nadie más podía. Cada persona tiene una serie de cosas que la hacen única y el conjunto de nuestros sentimientos y sensaciones es una firma que Nate sabía reconocer. Por eso nos encontró muchas veces.

    Nate sonrió, el gesto era cálido, tranquilizador «…sonrisa de estrellas serena mi alma…«. Sabía que era buena idea buscarla porque lo notaba en el corazón, pero cualquier duda que hubiese tenido la habría despejado el hecho de que a Nate también se lo pareciera. Es indescriptible la sensación de saber que hay alguien que se preocupaba por nosotros más allá de cualquier otra cosa, incluso él mismo. Nosotros éramos la familia que nunca había tenido «…padre de todos, hijo de nadie…» – [Nate]Va de camino a la piscina.[/Nate] – dijo. Y se quedó allí, observando mientras me ponía en pie y me alejaba de él, dispuesto a demostrar mi amor a Kaylee incluso «a cappella«.