NOAH ARKKAN
HOSPITAL

Abrí los ojos, sobresaltado. Donde esperaba encontrar la minimalista y cómoda más allá de lo imaginable cama de la nave, descubrí un colchón duro, caliente, que contribuía a un dolor de espalda del que cada vez era más consciente.
La tirantez de los cables en mi frente y pecho me hicieron percatarme de su presencia. Giré la cara, notando dolor en las cervicales, y vi un monitor controlando mi pulso.
Miré a mi alrededor, todo parecía instrumental de la Tierra, aquello no era la Nave. ¿Pero cómo había vuelto? Traté de recordar, solo para conseguir que un dolor punzante se adentrase en mi sien. Al llevarme la mano solo conseguí notar un tirón agudo en la muñeca, como un corte. Tenía una vía.
Esperé, por si alguien venía, busqué una forma de llamar a alguien, pero nada funcionaba. Me incorporé y busqué a los pies de la cama, tanteando hasta encontrar un fichero sobre mi condición.
Noah Arkkan…coma provocado por memoria genética. ¿Cómo podían saberlo? La fecha de ingreso era…era poco tiempo después de regresar a la Nave con los demás. ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo podía haber terminado allí?
Tenía que ser un truco, obra de algún soldado renegado de Antailtire o de la oscuridad que se expandía a lo largo del Cúmulo. Quité los cables y con temor, la vía de mi mano. Al ponerme en pie noté que las piernas me fallaban, mi cuerpo estaba dolorido, adormecido.
Con dolor me arrastré fuera de la sala, a un pasillo vacío en el que se escuchaban ecos lejanos de máquinas pitando. Sentía la cabeza embotada, como si en cualquier momento fuese a desplomarme en el suelo, inconsciente. Traté de resistir y seguí adelante.
Unos metros más allá, sentada en unas sillas de una sala de espera estaba una mujer de cabello cano, liso, con un peinado muy cuidado y ropa impoluta. Pensé que podría ayudarme, así que me acerqué.
– [Noah]S-señora…¿puede ayudarme?[/Noah] – pregunté. Un enfermero me alcanzó y me observó, preocupado.
– [b]Eh, tranquilo. ¿Cómo te encuentras?[/b] – dijo, ayudándome a tomar asiento. – [b]¿Quieres un poco de agua?[/b] – añadió.
La anciana dormitaba en la silla, a lo lejos no me había fijado, pero ahora podía ver como su respiración subía y bajaba en calma, sumida en un sueño ligero.
– [Noah]Agua, sí.[/Noah] – pedí, llevándome una mano a la frente. Traté de sentarme bien en la silla cuando el enfermero se marchó, pero perdí fuerza en las piernas y me golpeé con fuerza contra ella. El estrépito hizo que la mujer abriera los ojos, sobresaltada.
– [Lexie]¿Pero qué coj…?[/Lexie] – la anciana me miró, colocándose los audífonos en los oídos. Había algo en ella que me resultaba conocido, algo en sus ojos, en la forma de su rostro.- [Lexie]¿NOAH?[/Lexie] – preguntó la mujer. Su voz, aquella voz.
Por un instante fue como si mi cuerpo dejase de funcionar mientras mi mente trataba de procesar lo que veía. – [Noah]¿Lexie?[/Noah] – no quería saber la respuesta, aunque en el fondo ya la sabía. – [Noah]¿Cómo es posible? ¿Qué ha pasado?[/Noah] – miré mis manos, tan jóvenes como las recordaba. Sin pensar, coloqué mi mano derecha sobre las suyas, más delgadas, cuidadas, pero marcadas por la edad.
– [Lexie]La vida.[/Lexie]- respondió con una sonrisa triste. Aún en shock, vi que en su mano derecha tenía una alianza. ¿Cuánto tiempo había pasado en coma? Eso no podía estar pasando.
Me eché hacia atrás, apartando la mirada. No quería afrontar la realidad. – [Noah]No lo entiendo. ¿Qué ha pasado?[/Noah] – me pasé una mano temblorosa por el pelo.
Lexie suspiró. No, no podía llamarla Lexie, tenía que distanciarme de mis recuerdos. Pero no podía hacerlo, vi con claridad su rostro joven, tal y como lo recordaba antes de despertar. ¿Por qué no podía volver atrás? – [Lexie]Te quedaste…atrapado en tu memoria genética.[/Lexie]- atrapado en los recuerdos, durante…años. Mientras todo seguía adelante, mientras Lexie hacía su vida. Noté que le temblaba la voz. – [Lexie]Estabas intentando encontrar el camino a casa, arrancar la Nave y…[/Lexie] – cuanto más escuchaba, más empezaba a entender esa oscura realidad que tenía delante.
– [Noah]Me he perdido…¿todo?[/Noah] – traté de controlar mi respiración, pero no era capaz. Lexie me miraba, apenada, contenida. No podía soportar verla así, pensar que nuestro futuro…no existiría nunca.
– [Lexie]Han pasado cincuenta años.[/Lexie]- cincuenta años. La Lexie que conocía y amaba era ahora una anciana de más de setenta. Una mujer que ya había vivido toda una vida sin mí, mucho más que a mi lado.
– [Noah]Cincuenta años…perdido en mis recuerdos.[/Noah] – no conseguí evitar que las lágrimas me resbalasen por el rostro. Y todo era culpa mía, había entregado mi velocidad y la había usado para absorber conocimientos uno tras otro, conocimientos para una vida. Y sin la velocidad, mi cerebro se perdió en esa infinidad de información absorbida gracias a una agilidad de la que ya carecía.
– [Lexie]Pero ahora estás aquí.[/Lexie]- sonrió y puso su mano sobre la mía. En aquél gesto había cariño, no amor. Para ella era algo del pasado, y demostraba un aprecio…como el de una abuela.
– [Noah]No queda nada de mi vida, tú…tú ya habrás vivido la tuya.[/Noah] – sollocé. Aquello me estaba destrozando, solo quería volver a caer en mis recuerdos y dejar de vivir la cruda realidad en la que había despertado.
– [Lexie]Espero no morirme tan pronto como estás dando a entender.[/Lexie]- replicó ella, sonriendo.
– [Noah]Me refiero a que…ya tienes tu familia y yo…no soy yo.[/Noah] – nunca me había hecho ilusiones claras de mi futuro con Lexie, siempre había temido que se cansara de mí, que no fuera suficiente para alguien tan…impresionante. Ni siquiera estaba seguro de que ella se viera con hijos, pero sí que lo había imaginado alguna vez. Y ahora, todo eso había desaparecido.
– [Lexie]Te esperé.[/Lexie]- aclaró. Aquello hacía que doliese más. Cada detalle que me traía el recuerdo de que ella alguna vez me había amado.- [Lexie]Y he venido a verte todos los viernes desde aquel día, pero…[/Lexie] – ese terrible ‘pero’.
– [Noah]La vida siguió.[/Noah] – tragué saliva, la información era como trozos de cristal atravesando mi garganta. – [Noah]¿Le conozco? ¿A él o ella?[/Noah] – no sabía qué me había llevado a preguntar aquello, no quería saberlo.
– [Lexie]Tuve que seguir.[/Lexie]- explicó ella. Mostró una foto en su infiniBand, parecía más avanzada, pero no sabía decir cómo. Había dos niños. Se parecían a ella pero ese pelo oscuro….- [Lexie]Al final, me decidí a tenerlos y fue una buena decisión. Este es Noah. Se lo pusimos en tu honor. Le encantan los animales y tiene una cafetería a medias con su pareja, Víctor. Mi otro hijo se llama Devon. Sí, yo también odio su nombre. Devon es un viva la vida. A mí a veces tampoco me cae bien.[/Lexie]- ese era mi futuro con ella, dar nombre a uno de sus hijos. Ser un recuerdo. Un recuerdo perdido en los recuerdos..
Asentí, no era capaz de hablar, ni me sentía con fuerzas para escuchar. – [Lexie]Sé que te estarás preguntando con quién me casé.[/Lexie]- parecía costarle. Mostró otra foto, muy del estilo que ella solía tener. Entonces me fijé primero en el pelo oscuro.
– [Noah]No puede ser.[/Noah] – repliqué. Había terminado casándose con Owen.
– [Lexie]Nos hicimos muy amigos cuando… cuando te perdiste.[/Lexie]- tragué saliva, ahora como arena que rasgaba las heridas abiertas por el cristal.- [Lexie]Me ayudó mucho.[/Lexie]
Apoyé los codos en las rodillas y me doblé hacia delante. La vida había seguido, mi futuro con Lexie, esfumado, junto con la vida que habría tenido junto a todos los demás. Había perdido cincuenta años, me había perdido la vida de Leo, de mis padres, del resto de New Moondies. Todo. Me había perdido mi propia vida.
– [Noah]No puede ser… [/Noah]- grité, destrozado. Los nervios recorrían todo mi cuerpo. No dejaba de ver cómo eran las cosas hacía unos minutos, lleno de esperanza. Aquél dolor recorrió mis venas haciéndolas arder. Se encendieron con tanta intensidad que para cuando noté la chispa, ya era tarde. Estaba rodeado de electricidad que emanaba de mí y se expandía rápidamente. – [Noah]Lexie vete…corre.[/Noah] – no podía controlarlo. No había podido controlar mi memoria genética y ahora no podía controlar este poder.
La electricidad alcanzó a Lexie, que cayó al suelo. Sus ojos seguían abiertos cuando me agaché a su lado. Los enfermeros vinieron y me apartaron, pero ella ya no respiraba y yo habría deseado dejar de hacerlo antes que ella.